¿La realidad dividida de la fotografía es causada por el suceso?

¿La realidad dividida de la fotografía es causada por el suceso?

El instante inerte que vive atrapado en la fotografía puede esconder una serie de matices e incógnitas en sus alrededores. Este es el entronque de la realidad que se divide en la estática y la realidad continua. Podemos pensar que la cámara es el aparato que crea la separación de un instante, un antes y un después, el ayer y el hoy.

Entonces, la fotografía revela un efecto de asombro en el espectador, cuestionando lo sucedido y tratando de adentrarse a lo correspondiente. La fotografía con el paso del tiempo se ha convertido en un medio alterno de manifestación artística, donde las palabras o las melodías no interrumpen el mensaje plasmado. Una fotografía puede ser capaz de contener una carga extremadamente pasional, violenta, alegre o significativa, esta incluso puede adentrarnos a una extensa cronología de sucesos que recaen sobre algo.

La fotografía bien podría convertirse en un fuerte espejismo distorsionando a lo que podríamos considerar como un “evento casual” deteniendo ese instante de caos y delirio; la portada del álbum Don’t wake the riot  de la agrupación Black Pistol Fire  muestra el momento exacto del vuelo de dos gallos de pelea rodeados de espectadores que contemplan el violento encuentro acompañado de un filtro blanco y negro para intensificar el momento; eso es en lo que a mí respecta un ejemplo del poder de la fotografía, pues a pesar de estar destinada con un propósito representativo genera una intriga en el espectador, preguntándonos por ese instante congelado del cual miles de especulaciones nacen con diferentes versiones.  

Así mismo esta fotografía actúa como un memorial, una alternativa que nos ilustra un suceso, un nombre, un sitio, etc. Es por eso que esta nos incita a imaginar más allá de lo que se nos muestra, es el impulso retenido que mueve un pensamiento interno encargado de crear historias o desenvolver explicaciones.

Ahora es necesario identificar la verdadera fotografía, es decir, la fotografía que clasificamos como un resultado artístico y la fotografía comercial que solo tiene un propósito. Cuando una fotografía logra captar nuestra atención junto con nuestros sentidos empieza a mostrarnos una enredadera de conceptos poéticos y representativos por la intensidad que envuelve a lo visual, esto es verdaderamente lo que convierte a la fotografía en una verdadera obra de arte, un concepto que vive de una intención. La fotografía comercial es aquella que podemos ver en gran parte de nuestra interacción con el entorno, trámites de la vida y avisos de compras impulsivas, lo interesante en estas fotografías es su manifestación física, encontramos espectaculares, infantiles, panorámicas, ovaladas, miniaturas, en collage, deformes o simplemente rectangulares; el zoológico de imágenes que pueden o no repetirse forma gran parte de la vida humana, se han vuelto un medio importante para captar la atención con ayuda de colores vivos, un par de animales coquetos y un slogan original, estos serían la verdadera prueba de nuestra existencia si es que llegáramos a desaparecer de la noche a la mañana, pero su propósito se corta aquí, es verdad que forman parte de la vida citadina en su particularidad hasta que estas empiezan a tornarse como un elemento más del escenario urbano. La separación que vive de la fotografía artística a la comercial es la misma que define al arte, una contribuida por la pasión y sentimientos del artista y la otra está destinada al consumo y el relleno de formatos.

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