La sombra de Karla
Enviado por DanaeJimenez • 18 de Abril de 2016 • Trabajo • 15.683 Palabras (63 Páginas) • 296 Visitas
LA SOMBRA DE KARLA
Índice
Cap1. Ver la luz……………………………………….1
Cap2. El comienzo…………………………………….36
Cap3.La primera batalla………………………………64
Cap4. A un paso más…………………………………72
Cap5. Al encuentro……………………………………83
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
(Romanos 8,28)
Capítulo 1
Ver la luz
Tendencia a situaciones por afrontar, ella lo dice, un obstáculo más superado y como sus viejos abuelos le decían, la vida es un peregrinar continuo, en donde sólo se camina para llegar como dé lugar a ese cielo esperado. Si bien, todos hemos sido plantados en un determinado terreno y ahí, es donde debemos de florecer, y digo esto porque como una planta, hemos de tener dificultades al momento de hacerlo pero eh ahí la vida, una lucha por realizar el objetivo que se anhela alcanzar. Pareciese algo turbio y complicado el encontrar ese objetivo que sólo para Dios es más claro que el cristal de una copa y para el ojo humano es difícil visualizar, pienso que ésta ceguera es causa de las marcas que quedan tras los días de haber ocurrido un dolor que penetra el alma, implicaciones relevantes y simultáneas que han de llevar, pero que para un guerrero y ejemplo de vida, no son importantes cuando existe el impulso más grande que existe, aquél que se piensa que podemos tener, como un muro y pilar, tan frágil y sensible y que no todos pueden ver, sí, me refiero a el amor.
Sólo recordaba todas esas acciones realizadas el día de ayer, inclinada en esa banqueta, mojaba sus manos con la brisa suave de aquella mañana, que hasta esos movimientos de sus mejillas coordinados con sus labios, la hacían verse realmente en un momento de tranquilidad con ella misma aunque en realidad, no tengo la menor idea de lo que ahora quiere hacer o que trama desde aquella noche fría, sólo cerró sus ojos a través de un suspiro y regresó al interior de la casa.
El día de ayer fue muy tranquilo, compartía con él, aquél misterioso sentimiento que en miles de ocasiones rechazó y que simultáneamente cambiaba de opinión poco a poco, de hecho, creí perderla muchas veces, pues como todos los días, me encontraba tras de ella y reía sin mí. Aunque siempre me preguntaba qué era lo que estaba sucediendo en ese momento, pues en mis recuerdos aún permanecían los momentos en el que ella me perseguía constantemente, brincada queriéndome pisar, jugaba con gente chimuela y un tanto despeinada como ella, en fin, múltiples cosas que compartimos y ahora no me ve, ¡espera! creo que me escuchó, voltio a verme ésta milésima de segundo y ahora ha sacudido la brisa rápidamente de sus manos, no tengo idea de lo que trama, pero la seguiré, debo de saber si lo que ayer escuché platicándole a alguien en la noche de ayer ocurre.
No puedo entender por qué usa ella esa filosofía, por qué siempre en los momentos que veo que corren lágrimas en su rostro como las fuentes en su primer día de funcionamiento, suplica a si misma ver lo mejor de la situación. Me gusta ver su sonrisa aunque se le dificulta enormemente hacerlo cuando está sola, sin embargo, lo hace cada vez más. Creo que tiene un malestar sorprendente pero lo deja en su silencio, la conozco perfectamente, ella oculta cosas que no quiere decirme.
Esta mañana su padre, la llevará a la escuela como de costumbre y aunque no le guste ir, por más que yo quisiera ser de otro color para llamar su atención, sé que su entusiasmo es gigante y ella logrará cumplir con ese sueño que tanto anhela y ahora, en ese pasillo como todas las mañanas, me da miedo pasar frente a esos bigotes poblados y cejas alargadas cuando ronca, creo que lo interrumpo en el sueño profundo en el que tal vez persigue a un gato o algo similar y esto es todos los días, miedo a que empuje sus garras y me muestre sus colmillos, pero jamás lo ha hecho, sólo que me da miedo.
Tranquila, espera, no puedo alcanzarte, vas muy rápido y siento que aún no despierto pues el calor de esas cobijas suaves e irresistibles está penetrado en mí, no comas tan rápido ya que puede que todo se regrese a tu plato otra vez, pero ya no con la misma forma y sazón al que tu cocinaste, tómate el té con calma y relájate, falta un cuarto de hora para llegar vamos Karla, tu eres rápida y efectiva, hoy tómate tu tiempo. Creo que esos pasos que ahora escucho son de los zapatos negros que tu papá usa y las pisadas con doble sonido que la acompañan son del bigotón que tanto me asusta, si, efectivamente vienen bajando las escaleras.
-Buenos días, ¿ya prendo el carro?-Dice su padre.
-Si pa, sólo me cepillo los dientes y salgo. Responde ella.
De la misma manera, ocurre lo mismo que el día anterior y en éste preciso momento, vamos en el auto y eh de reconocer que me gusta que mi cabello se despeine cada vez que ella abre la ventana, de hecho, eh notado que me imita considerablemente. Hemos llegado a la escuela y apenas cae su pie en el suelo rocoso y desgastado frente a ese lugar al que todos los días tiene nuevas expectativas de la vida, el rostro de ella cambia a la misma velocidad que el parpadeo de esos ojos cafés. Siento que todos esos sucesos marcaron su vida pero como ella utiliza siempre éste refrán en su vida “haz el bien sin mirar a quién”.
Tal vez todo surgió desde el momento en que la conocí, cuando apenas habría sus pequeños y rasgados ojos, como un faro incandescente, la sonrisa de su madre estaba iluminada, era la tercera hija en su familia pero yo no recuerdo mucho, estaba muy pequeña y me sostenía de Karla continuamente pues mis pasos no eran firmes. Continuamente pasábamos las tardes juntas, durmiendo por lo general una a lado de la otra y cuando menos lo esperaba ya estaba rodeada de gente, sin dejarla de mirar y en mi mente pasaba la pregunta ¿por qué hablan con ella?, ella ni pronunciar una palabra podía, aunque yo estaba ahí, con enormes ansias de que me escucharan, jamás me respondía. Noches enteras de desvelo que compartíamos en familia,
-¡No tengo idea de porqué su llanto!-Gritaba yo en mi interior.
Pero su madre siempre sabía lo que ocurría, siempre estaba con ella, veía en sus ojos que por más de que estuviera ocupada en otra labor, sus pensamientos eran hacia Karla. En cambio, yo estaba ahí y aunque no me pudiera ver, le hacía notar siempre mi presencia.
-¡Éste para Karla! Luciría fabulosa y más cachetona- Señalaba Romina, su hermana mayor, mostrándole un vestido a su hermana.
Sus piernitas formaban arrugas muy peculiares que causaban a los demás un semblante en su rostro diferente al antes de verla y su cabello no me dejaba ver pues era tan similar a mí, no se diga ese cabello adornado con peculiares broches que sostenían su rizado cabello. Me daba un poco de miedo acariciarla, creí que se rompía pues su piel tan blanca tenía una fragancia que no me hacía despegarme de ella, sólo quería estar a su lado y sólo eso.
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