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La ética de Aristóteles de José Ramón Ayllón ¿Quién es Aristóteles?


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2017  •  Resumen  •  3.625 Palabras (15 Páginas)  •  264 Visitas

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La ética de Aristóteles de José Ramón Ayllón

¿Quién es Aristóteles?

Capítulo 1: La felicidad

Vivir como hombre significa elegir un blanco, por ello se dice que los hombres son arqueros que buscan el blanco de sus vidas. Estas acciones siempre buscan un bien: el médico busca la salud.

Casi todo el mundo llama felicidad al máximo bien que se pueda conseguir, pero nadie sabe qué es. Las 2 opiniones que hacen consistir la felicidad: prudencia, virtud y placer. No hay felicidad en la sola diversión, hay felicidad donde hay esfuerzo serio, pues la vida no es un juego. Ppal ingrediente de la felicidad, la virtud.

Virtud = excelencia en la conducta, se logra repitiendo actos buenos. Aristóteles añade 2 cosas más: esfuerzo y moderación. Si hay un don divino debe ser la felicidad porque s la mejor de las cosas humanas. La felicidad no depende de la buena o mala suerte porque no tendría fundamento sólido.

Capítulo 2: La virtud y los hábitos

La virtud, el mayor de los bienes humanos. El hombre íntegro le complace las acciones virtuosas y siente desagrado por las viciosas, como un músico le deleita la buena música y molesta las malas. Lo importante es conquistar la virtud, no saber qué es.

El significa fortaleza, el esfuerzo propio del vir, del varón: la virilidad. Los romanos llamaron virtus a la conducta esforzada del hombre. Definición de Aristóteles.- el hábito de elegir y realizar prudentemente lo mejor, guiada por la razón.

La conquista de la virtud se da mediante los hábitos y se adquieren por la repetición de actos, al igual que para dominar un instrumento musical hay que practicar. Uno se vuelve justo practicando la justicia.

La virtudes se pueden reducir a cuatro que proceden de Platón. la determinación practica del bien (prudencia), su realización en sociedad (justicia), la firmeza para defenderlo o conquistarlo o conquistarlo (fortaleza) y la moderación para no confundirlo con el placer (templanza)

Adquirir hábitos desde jóvenes tiene importancia absoluta. Si la conducta no necesitase de educación no habrían maestros. Por eso la repetición es imprescindible. El cobarde no lo es por su fisiología, sino que se ha construido por sus actos. Siembra actos recoge hábitos, y el que siembra hábitos cosecha su propio carácter.

Es un error grave no enseñar virtudes fuertes como la disciplina y el dominio de sí, la responsabilidad, la constancia y el trabajo. Saber lo que está bien es necesario para obrar bien, pero no es suficiente.  

Capítulo 3: El término medio

Una conducta es mala tanto por defecto como por exceso, igual que es malo para la salud tanto la falta de ejercicio como su exceso. Las virtudes se destruyen por exceso y por defecto, y el término medio las conserva.

Término medio significa excelencia y superioridad sobre dos vicios extremos. El término medio acierta, pero es relativo a cada persona: un deportista no debe comer lo mismo que un recién nacido. En la ira es virtuoso el que se enfada cuando debe, con quien debe y como debe.

No todas las acciones y pasiones admiten el término medio, hay algunas malas de por sí como la envía, el robo o el homicidio. Hallar el término medio no es fácil. Por eso tampoco es fácil ser bueno. Y por eso el bien es raro, laudable y hermoso.

En el hombre es difícil hablar de precisión, mejor de lo oportuno en cada caso. La prudencia es imprescindible de cualquier otra virtud.

Capítulo 4: La prudencia

Parece propio del propio prudente discurrir bien sobre lo que es bueno y conveniente, pero es un regalo que debe ser conquistado. Es difícil de poseer porque el gobierno más difícil es el de uno mismo. La prudencia es la disposición racional, verdadera y práctica sobre lo que es bueno para el hombre.

La previsión, visión previa los romanos llamaron providencia deriva la palabra prudencia. Y más que "no hacer" es "hacer bien", cuando apretar y cuando aflojar, la previsión y solución anticipada del que lo tiene todo calculado.

El placer y el dolor pueden destruir el juicio práctico, pierde la la percepción clara del sentido de su conducta. La prudencia cambia en cada caso y para cada uno.

Lo bueno no siempre coincide con lo bueno para una persona. Al cuerpo sano no le conviene que le amputen un miembro, en cambio amputar puede salvar la vida a un enfermo.

La prudencia es el dominio de lo particular que llega por experiencia, y que el jóven no tiene porque se adquiere por experiencia y esta con la edad. Por esto la opinión de prudentes y ancianos no, y aunque todo el mundo tiene derecho a opinar hay que pesar opiniones

La deliberación prudente ha de ser recta. paro tampoco es recta la deliberación que nos lleva a un fin bueno por un camino malo. La prudencia puede ser identificada con dos de sus corrupciones: el apocamiento y la astucia ruin.

La inteligencia y la prudencia son diferentes, ambas se aplican a problemas que exigen deliberación, pero la prudencia va más allá: ordena hacer algo o no hacerlo.

Capítulo 5: La justicia y las leyes

Es justo el que cumple las leyes. Y como las leyes buscan el bien común, la justicia parece la más perfectas de las virtudes porque se da en favor de los demás.

La justicia puede ser natural y legal. La naturaleza es inmutable porque lo que es por naturaleza no cambia y tiene en todas partes la misma fuerza. La justicia legal es variable porque se funda en el acuerdo y que no son iguales en todas partes.

El respeto por las leyes no escritas, vigentes en la naturaleza, tiene una importancia similar, pues toda ley humana es, en el fondo, traducción de la ley natural. Cuando los antiguos pensadores griegos y romanos estudiaron la naturaleza humana, descubrieron en ella una ley no física ni biológica, sino moral y sin importar en la tierra que pisen regirá a todos.

Los actos justos e injustos se definen por su carácter voluntario, el término voluntario visto como el poder de hacerlo o no. De las acciones voluntarias unas son perdonables y otras no.

Los hombres piensan que no se requiere sabiduría para conocer lo que es justo o injusto porque ya lo dicen la leyes. Pero las leyes son generales mientras que las acciones son concretas.

Es malo sufrir una injusticia, pero es peor cometerla porque padecer la injusticia no significa ser injusto ni vicioso. Si todos rivalizarán por hacer acciones nobles, la sociedad marcharía como debe. Los razonamientos sirven para estimular a los jóvenes idealistas y las personas nobles.

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