Las Historias Como Escape De La Realidad

Las historias como escape de la realidad

Desde las humildes épocas en la que la televisión proyectaba sus imágenes en escalas de grises hay algo que siempre la ha acompañado: las series. Una obra audiovisual con emisiones independientes y personajes en común. El esquema del televidente para ver una de las primeras series (I Love Lucy, 1951) solía ser más que simple: generalmente acompañaba una comida del día y se transmitía diaria o semanalmente. Lo que nadie pudo prever, son los cambios que el siglo XXI trajo consigo, o más bien, el cambio. Internet. El avance de la tecnología, psicología y publicidad lograron la producción de series cada vez más complejas y adictivas, y el internet, por su parte, las hizo disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana. ¿Cuándo es, entonces, que el hombre genera una relación de dependencia con una serie?

La primer década del siglo corriente brindo una nueva forma de ver la televisión: “el binge-watching” (traducción literal: viendo a atracones). Se la ve cuando se quiere verla y cuantos capítulos se deseen y la cantidad generalmente abarca 3 o más capítulos por día, porque las historias se vuelven tan adictivas que es casi imposible volver a la vida real. Un artículo publicado en enero del 2014 en la revista Time busca establecer los factores que hacen a una serie imposible de dejar, entre ellos nombra las “ráfagas visuales” (hacer que una escena contenga la mayor cantidad de tomas) haciendo que el cerebro se ponga en guardia, el excesivo control sobre los detalles por parte del director, abundancia de escenas sexuales o sangrientas y los “cliffhangers” (Colgar del acantilado: dejar escenas inconclusas). Este estudio se completa con el del laboratorio de neuromarketing (una rama de la neurociencia aplicada a la publicidad) de Fox y Vodafone, que llegaron a la conclusión de que los efectos de nuestras series favoritas producen reacciones similares a las que producirían el consumo de una droga: aumento del ritmo cardiaco, respiración y sudoración, disminución de la temperatura corporal.

Esto vuelve a las series una droga en sí, y vuelve a las razones para ver cantidades excesivas de series similares a las de una persona drogadicta, con la diferencia de sus efectos a largo plazo. Generalmente partiendo de una disconformidad con su situación actual, o simplemente por mero disfrute de los efectos que produce.

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