Las Huellas De Guatemala

Las huellas de Guatemala

y la pista para reconocer la historia del conflicto

Cuando se está frente a un libro que ha sido producto de la muy bien estructurada memoria del autor y, el juzgamiento propio de los hechos de los que fue actor (y uno muy importante) pareciera ser que la historia (de corta memoria en el caso de la guatemalteca) puede ser benevolente, así lo pareció la rimbombante presentación de esta obra en la elegante Casa Ariana ubicada en una de las zonas más exclusivas de la ciudad de Guatemala. Vino y canapés sirvieron para una de las audiencias más heterogéneas pudieran al menos encontrarse visualmente, exfuncionarios del gobierno liberal de Alvaro Arzú, junto con varios exmilitantes que esperaban con ansias otra de las ya numerosas versiones narrativas del conflicto armado interno, esta nueva entrega tenía el atractivo adicional que provenía de Gustavo Porras Castejón, mejor conocido con el Sholón, los que lo conocimos de oídas afirmaban que su apodo provenía de su muy alabada inteligencia, pero los que estaban más familiarizados con el sabían que era por su prominente cabeza, esos mismos que lo conocían desde su juventud pueden perfectamente confirmar lo aseverado por él en cuanto a sus orígenes de alcurnia citadina, y a la cual regreso después de su caminar por los senderos de la fallida revolución guatemalteca.

Siempre las narraciones de los actores nos proporciona la frescura de la vivencia, no solo datos fríos, o relatos impersonales, pero, que siempre lo hay, no deja este de ser limitado en cuanto a las dimensiones de un periodo que definió la vida de millones de seres humanos en esta tierra, sabido de esto el autor se anima a realizar algunos análisis que contradicen el sentido primigenio de un libro vivencial de hecho, en palabras expresadas por el mismo que no pretendía hacer de esto "un libro para historiadores" , sin embargo lo impregno "sin intención" de ello.

Lo que mal inicia mal continua hasta acabar

Los capítulos finales del libro están dedicados a la labor del autor como negociador y estratega del final del proceso de negociación, antes de valorar el aporte de Gustavo a el mismo hay que recordar que las negociaciones se prologaron más allá de los diez años y, donde él participó en el último, por lo tanto hay muchos años de acercamientos que paradójicamente, lo que más cambio fue los juicios y prejuicios entre las partes militares, por lo que el conflicto armado en Guatemala era precisamente eso un conflicto armado, a un lado quedaron los discursos ideológicos, hubieron apretones de manos antes de que el mismo Ejercito Nacional asegurara la seguridad de aquellos que juraron sobre los cadáveres de otros acabar con el Estado.

Ese fue el caso de Juan José Cabrera, conocido con el pseudónimo de Mincho cuando militaba en la Organización del Pueblo en Armas, ORPA, que era la menos marxista de las organizaciones insurgentes pero la más militar, en palabras de los mismos militares. Ese episodio oscuro que se produjo precisamente tres meses antes de que se firmaran los Acuerdos de Paz definitivos.

Se tuvo que esperar trece años para saber que el señor Porras no solo sabía de quienes habían fungido como secuestradores de la Señora Novella (patriarca de una de las familias de mayor alcurnia en Guatemala), y las razones mezquinas que se ocultaban detrás de este acto que ya no correspondía a ningún acto de guerra, del desquebrajamiento en la víspera de las organizaciones insurgentes, como el ya fallecido Rodrigo Asturias participó u oculto el hecho, pero sobre todo fue cómplice en la muerte de Mincho, alguien que a lo largo de su vida estuvo convencido de la causa de la revolución, los compañeros al final no estuvieron a la altura de las circunstancias y llegaron a poner sobre el balance "la paz o al compañero" claro está que esa visión pseudo patriótica que Gustavo Porras vende, en realidad era más mundana, el ofrecimiento de millones de dólares en programas de paz, la oportunidad o el sueño del candidato a la presidencia para los que suscribieron los acuerdos (Dos de los cuatro dirigentes de URNG fueron candidatos a la presidencia en este lapso de tiempo).

Gustavo vio a la cara al comando antisecuestros "que profesionalmente" despedazaron a golpes de bat de beisbol a Mincho. El asunto Novella se resolvió por la ya tradicional forma de arreglar las cosas en Guatemala, lo único que diferenció este secuestro de otros miles que sucedieron y siguen sucediendo es que el Estado accedió por el bien de la Paz a el canje, se rompió con la doctrina de "no negociar con terroristas" que los israelíes habían enseñado, la innovación oficial fue que de los dos capturados, uno no sobrevivió al "interrogatorio profesional" al que hizo alusión Gustavo.

El autor no cuenta en su libro cómo tomo la noticia de la prensa local cuando semanas después apareció el cadáver de Juan José y sabía que los asesinos estuvieron cuidando la cena de gala para las personalidades que fueron a la firma de la paz, ¿pudo conciliar el sueño ese día? ¿Existierón análisis profundos entre copa y copa? ¿A saber…?

Preguntas sin resolver

No sé si por la cercanía política la capacidad de autocritica o, la simple simpatía, pero Gustavo concuerda con Mario Payeras en su libro Fusiles de Octubre (Juan Pablo Editor S.A, México 1991) e incluso con Santiago Santa Cruz (aún cuando no lo dice en estos términos) que las ofensivas de 1982 después del Golpe de Estado fue el parteaguas para el desarrollo del movimiento revolucionario armado, gano la barbarie controlada del Estado, sobre la incapacidad, falta de acumulación de recursos, o lo mejor falta de voluntad de combate, pero más allá de las razones que podrían ser muchas, se coincide en afirmar que hubo una derrota estratégica, dicho en otras palabras se perdió completamente la posibilidad de ganar el conflicto a favor de las "fuerzas revolucionarias" por la vía armada, dicho en sus palabras "Entre 1981 y 1983, las fuerzas revolucionarias no fueron capaces de contrarrestar la estrategia de contrainsurgencia" (Pag: 28)

Si este hecho histórico sostenido por dos de los más importantes teóricos militantes de la insurgencia (Mario Payeras y ahora Gustavo Porras) la pregunta es ¿por qué el conflicto se extendió por más de catorce años más?, incluso bajo las mismas aseveraciones de Santiago Santa Cruz, con las dificultades posteriores que hubo con el proceso de reclutamiento de combatientes, que incluso hoy en día no son más numerosos que los mismos miembros

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