Las consecuencias de un nombre atipico
Enviado por Julian Betancur • 21 de Febrero de 2017 • Resumen • 945 Palabras (4 Páginas) • 192 Visitas
Las consecuencias de un nombre atípico
Resumen
Un nombre atípico o distintivo puede afectar el salario por vías diferentes pero complementarias. Goldin y Rouse (2000); Bertrand y Mullainathan (2002), entre otros, han realizado estudios con hojas de vida ficticias con el fin de investigar el uso de los nombres como mecanismo de discriminación racial en los Estados Unidos. Los estudios mencionados comienzan por asignar aleatoriamente a las hojas de vida nombres típicamente negros ( Lakisha o Jamal ) o nombres tradicionalmente blancos ( Emily o Greg ). Basados en un experimento con 5.000 hojas de vida y 1.300 clasificados de periódico, Bertrand y Mullainathan (2002) encuentran que, en promedio, los candidatos con nombres “blancos” deben enviar diez hojas de vida para recibir una llamada a entrevista, mientras que los candidatos con nombres “negros” deben enviar 15. En general, los resultados sugieren que, para el caso de los Estados Unidos, un nombre distintivo (afroamericano, en este caso ) implica un costo socioeconómico sustancial. Al respecto cabría citar, por ejemplo, la evidencia indirecta presentada por Persico, Postlewaite y Silverman (2004). Por las mismas razones, la posesión de un nombre atípico puede afectar adversamente la socialización de los adolescentes, lo que puede, a su vez, disminuir su autoestima u otros aspectos relevantes de su personalidad, con efectos previsibles sobre el salario o la probabilidad de empleo. Dado el posible impacto adverso de un nombre atípico sobre los salarios, conviene indagar por las razones que pueden llevar a algunos padres a imponerles a sus hijos un distintivo perjudicial, un estigma costoso. Una primera razón sería simplemente la ignorancia ( Fryer y Levitt, 2004 ). Alternativamente, puede argumentarse que los padres sí son conscientes del costo de un nombre atípico pero que deciden racionalmente imponérselo a sus hijos en aras de un beneficio propio. Otras veces simplemente desean expresar las expectativas o aspiraciones con respecto a sus hijos ( Yesaidú por “ Yes, I Do ” y Juan Jondre, por “ One Hundred ” son ejemplos extremos mencionados por Romero, 2007 ). Romero describe el caso de Gilberto Vargas, un vendedor ambulante venezolano, quien les dio a sus cuatro hijas los nombres de Yusmary, Yusmery, Yusneidi y Yureimi, y a sus dos hijos los nombres de Kleiderman y Kleiderson. Los nombres de los niños fueron tomados del pianista francés Richard Clayderman (originalmente Phillip Pages), y los de las niñas, según el testimonio del mismo padre, fueron completamente caprichosos: ocurrencias de ocasión.
Datos y caracterización de los “sin tocayo”
Los datos de este artículo contienen información para 22.949 hogares y 85.150 individuos. Este artículo utiliza, además de los datos tradicionales sobre educación e ingresos, datos confidenciales, no puestos a disposición del público, sobre los nombres de los jefes de hogar. El artículo utiliza, en particular, un campo adicional no incluido en la información de uso público que contiene el primer nombre reportado por cada uno de los 22.949 jefes de Hogar. Esta información fue usada para definir la rareza ( o redundancia ) de los nombres propios de los jefes de hogar : la variable de interés de esta investigación. La definición de esta variable se hizo de la siguiente manera. Cada nombre se comparó con la totalidad de la base de datos, con el objetivo de encontrar posibles redundancias o coincidencias. En términos más coloquiales, cada jefe de hogar se comparó con el resto de los jefes para determinar si tenía o no un tocayo entre los encuestados. En la totalidad de la muestra, el porcentaje de jefes de hogar “sin tocayo” es de 7,7 %. Los sin tocayo no están distribuidos aleatoriamente en la población. Los nombres atípicos o idiosincrásicos no se asignan al azar: son escogidos por los padres o por otros familiares y la escogencia puede estar asociada con el ingreso, la educación y otras características socioeconómicas. Con el propósito de estudiar las características asociadas, positiva o negativamente, con la probabilidad de ser un jefe de hogar sin tocayo. El efecto de la edad y el del género conservan la significancia y la magnitud. El coeficiente asociado a la afiliación racial o étnica (minoría) disminuye aproximadamente en un punto porcentual, y el de la residencia en zonas rurales disminuye en medio punto. Además un impacto de los sin tocayo es que tienen ingresos laborales significativamente menores que el resto: la diferencia asciende aproximadamente a 20% en el país como un todo. Los sin tocayo son menos educados y sus padres también tienen menos años de educación. Los sin tocayo tienen una mayor probabilidad de vivir en zonas rurales y de pertenecer a una minoría étnica o racial.
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