Las escalas de las clases sociales

Introducción

Como seres humanos tenemos prejuicios que se van desarrollando desde que nuestros padres nos dicen que no toquemos a un perro que  no tiene un dueño que le de comida y que su raza no es pura ni hermosa,  pero cuando te encuentras frente a un perro en una buena condición bañado y con una raza más cotizada entre los habitantes de  la localidad, puedes acariciarlo incluso poder tenerlo como una mascota es decir, “se amable con el que su apariencia es mejor y está en un puesto más alto en las escalas de clases sociales”, que aunque negamos la existencia de estas están seriamente marcada en todos lados de nuestra comunidad.

Queremos lograr una figura en la que nuestra personalidad sea la protagonista de pláticas de las demás personas que recurrimos a innumerables artificios para constatar que nuestra conducta es única y procedentes de una exhausta reflexión previa.

Encontramos compensadas los malos tratos de aquellas personas que consideramos con un alto valor por su hazañas o por sus bienes, mientras que cuando no tiene ninguna buena figura, ninguna posesión importante nuestros pensamientos nos conducen a actuar diferente es decir “se amable con el que su apariencia es mejor y está en un puesto más alto en las escalas de las clases sociales”    

Ahora bien cuando nos encontramos con un pueblo que siempre ha sido reprimido (tales como los grupos indígenas), yo como individuo pienso que es mucho más fácil intimidarlos, es mucho más fácil tratarlos mal, es mucho más accesible el sacarlos de un lugar público, es mucho más sencillo prodigar excusas a los otros para justificar tus acciones que reprimen a estos pueblos.

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