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Liderazgo Basado En Principios: La Brújula Moral (Steven Covey)


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  3.808 Palabras (16 Páginas)  •  1.414 Visitas

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Liderazgo basado en principios: la brújula moral (Steven Covey)

"Para ejercer una labor de dirección en medio de la turbulencia de los tiempos cambiantes, el valor que pueda tener un mapa es limitado. Lo que se necesita es una brújula moral.

Estuve recientemente en Nueva York y fui testigo de un asalto ejecutado con gran habilidad por una pandilla callejera. Estoy seguro de que sus miembros tenían mapas de las calles y compartían ciertos valores. Una de sus máximas podría ser: "No hacer de soplón ni delatarnos; ser fieles entre nosotros". Pero este valor, en la forma en que esta pandilla lo interpreta y practica, no constituye un "verdadero norte", pues no cumple con el principio de respeto a las personas y a la propiedad.

Esa pandilla no tenía una brújula moral interior. Los principios son como una brújula. Esta tiene un verdadero norte, que es objetivo y externo, que refleja las leyes o principios naturales, en oposición a los valores subjetivos e internos. Puesto que la brújula representa las verdades de la vida, debemos desarrollar nuestro sistema de valores con profundo respeto por los principios del "verdadero norte".

Como dijo Cecil B. De Mille: "Nos es imposible quebrantar la ley. Sólo podemos quebrantarnos nosotros mismos al ir en contra de la ley".

Los principios constituyen guías probadas y perdurables de la conducta del hombre. Algunos de ellos regulan la eficacia humana. Las seis religiones más importantes del mundo enseñan el mismo núcleo de creencias básicas: principios tales como "se recoge lo que se siembra" y "Los hechos son más importantes que las palabras". He visto que existe un consenso global acerca de cuáles son los principios del "verdadero norte". No son difíciles de identificar. Son objetivos, básicos e indiscutibles: "No podemos gozar de confianza si no hemos sido dignos de confianza" y "No podemos enajenarnos de un problema en el que hemos caído por culpa de nuestro propio comportamiento".

Cuando se reúnen suficientes personas para discutir cuáles deberían ser los principios que guíen a una compañía no hay mayores discrepancias. He descubierto que existe una creencia universal en la justicia, la bondad, la dignidad, la caridad, la integridad, la honestidad, la calidad, el servicio y la paciencia.

Pensemos en el absurdo que significaría intentar dirigir u negocio basándose en los principios opuestos. Dudo que haya alguien que considere seriamente que la injusticia, la mentira, la bajeza, la inutilidad, la mediocridad o la degradación pueden ser un fundamento sólido de la felicidad y el éxito perdurables.

Podemos discutir cómo estos principios se definen, interpretan y aplican en situaciones reales, pero en general estamos de acuerdo en cuanto a sus virtudes intrínsecas. Podemos no vivir en completa armonía con ellos, pero creemos en ellos. Y queremos ser dirigidos por ellos. Queremos ser evaluados según "leyes" que, en la dimensión económica y social, sean tan reales, permanentes e indiscutibles como lo es, por ejemplo, la ley de gravedad en la dimensión física.

La realidad y veracidad de estos principios queda en evidencia en cualquier estudio histórico serio, sea éste de una nación o de una empresa. Afloran una y otra vez, y según el grado en que los integrantes de una sociedad vivan en armonía con ellos, alcanzarán la supervivencia y la estabilidad o, por el contrario, caerán en la desintegración y la destrucción.

En cierta ocasión, en el transcurso de un reportaje, se me preguntó si Hitler se basaba en principios. "No –contesté- pero se regía por valores. Uno de sus valores rectores era unificar Alemania. Pero violó los principios de la brújula y sufrió las naturales consecuencias, que fueron trascendentales: el descalabro de todo el mundo durante largos años."

Cuando nos encontramos ante leyes naturales, evidentes, podemos escoger entre actuar en armonía con ellas o desafiarlas obrando de alguna otra forma. De la misma manera en que estas leyes son inmutables también lo son las consecuencias.

En mis seminarios, preguntó a los presentes: "Cuando reflexionan sobre sus valores personales, ¿Cómo lo hacen?" Normalmente las respuestas se centran en lo que cada uno desea. Y entonces, les pregunto: "Cuando reflexionan sobre los principios, ¿cómo lo hacen?" En este caso, se orientan más hacia la ley objetiva, a escuchar la voz de la conciencia, a prestar oído a las verdades.

Los principios no son valores. Los nazis, al igual que la pandilla callejera que antes he mencionado, compartían valores, pero éstos violaban los principios. Los valores son mapas. Los principios son territorios. Y los mapas no son los territorios; sólo son intentos subjetivos de describirlos o representarlos.

Cuanto más ajustadamente estén alineados nuestros mapas con los principios correctos –con la realidad del territorio, con las cosas tal como son- más precisos y útiles serán. Los mapas correctos influirán sobre nuestra eficacia mucho más que nuestros esfuerzos por cambiar actitudes y comportamientos. De todas formas, cuando el territorio está en perpetuo cambio, cualquier mapa queda, pronto, obsoleto.

Una Brújula Para Esta Época

Lo que se necesita en el mundo de hoy es una brújula. Este aparato consiste en una aguja magnética que flota libremente y apunta hacia el norte magnético. Es asimismo, un instrumento de navegación para orientar o verificar el rumbo de los barcos en el mar.

¿Por qué motivo una brújula es mejor que un mapa en el mundo de los negocios de nuestros días? Existen varias razones convincentes para que el poseer una brújula sea de inestimable valor para los líderes de las empresas:

• La brújula orienta a las personas en las coordenadas correctas e indica un rumbo o dirección, incluso a través de los bosques, los desiertos, los mares y el terreno abierto y deshabitado.

• A medida que el territorio cambia, el mapa se torna obsoleto; en épocas de cambios rápidos, un mapa puede estar caduco y ser impreciso aun cuando este recién salido de la imprenta.

• Los mapas imprecisos motivan grandes frustraciones a quien trata de encontrar su camino o explorar un territorio.

• Muchos ejecutivos son como pioneros que viajan por aguas y desiertos desconocidos, sin disponer de mapas que los describan con precisión.

• Para llegar con rapidez a cualquier sitio necesitamos procesos modernizados y canales de producción y distribución expeditos (autopistas), y para encontrar o construir autopistas en el desierto, necesitamos una brújula.

• El mapa ilustra la descripción del terreno, pero la brújula nos brinda más perspectiva

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