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Biografía de David Hume y su investigación sobre los principios de la moral


Enviado por   •  7 de Abril de 2013  •  Biografía  •  2.090 Palabras (9 Páginas)  •  638 Visitas

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Introducción

David Hume es uno de los más representativos portavoces de la Escuela Empirista inglesa, alcanzando un reconocido prestigio al llevar al empirismo, mediante el análisis del conocimiento y la crítica de la metafísica y la moral, a sus últimas consecuencias. Hume mantendrá que podremos hacer de la filosofía un saber firme al modo de las ciencias naturales si la fundamentamos en el conocimiento de la naturaleza humana. La ciencia del hombre debe basarse en la experiencia y en la observación y no en especulaciones o en meras deducciones. El hombre es un ser racional por lo que una investigación será el estudio relativo al entendimiento; pero también es un ser de acción, un ser práctico, por lo que otro estudio deberá referirse a la moral.

Nace el 7 de mayo de 1711 en Edimburgo, Escocia. Proviene de una familia de la pequeña burguesía terrateniente escocesa. Su familia quiso que estudiara leyes e incluso comercio, pero al final tuvieron que dejarle libre para seguir lo que constituía su gran interés: la filosofía. Por aquellos años, la obra filosófica de Locke y las teorías de Berkeley constituían temas de animadas discusiones. La filosofía de Hume por influencia de Berkeley desarrolló la doctrina de Locke, y llegó a un total escepticismo. Precisamente, esta actitud escéptica sería el aguijón que más tarde despertaría a Kant del sueño del dogmatismo.

Entre sus obras destacamos Investigación sobre los principios de la moral (1751); Investigación sobre el entendimiento humano (1751); Discursos políticos (1752); Cuatro disertaciones (1757); Diálogos sobre la religión natural (1761).

Hume es ya un pensador ilustrado que tendrá notable influencia en Kant. La Ilustración supondrá el triunfo y la afirmación de una confianza absoluta en la razón natural humana, y la reacción contra el barroco, la ortodoxia y la Contrarreforma.David Hume representa el prototipo de pensador ilustrado, en cuanto seguidor de las costumbres de su tiempo, y contribuye también a la gestación de una nueva manera de ser y de pensar. Copartícipe de la cultura ilustrada, hace una tríada con la naturaleza, las fuentes de las luces y la garantía de la razón.

Hume hereda del liberal conde de Shaftesbury (Anthony Ashley, 1671-1712), su teoría del emotivismo moral. El conde puede ser considerado como el padre de la moral del sentimiento, la moral como independiente de toda religión y vinculado a un sentimiento natural de justicia y responsabilidad. Este sentimiento rige nuestra conducta moral al indicamos lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y nos acerca a nuestro deber moral, un sentimiento natural que nos empuja a sentir simpatía hacia el bienestar de las personas de nuestra sociedad, y rechazo y aversión a las conductas negativas propias y del prójimo.

La teoría ética: el Emotivismo moral

El emotivismo es la teoría ética según la cual el fundamento de la experiencia moral no lo encontramos en la razón sino en el sentimiento que las acciones y cualidades de las personas despiertan en nosotros. Aunque este título no se encuentra en las investigaciones éticas de Hume, podemos utilizarlo para caracterizar su punto de vista en relación con el fundamento de la moral.

CRÍTICA DEL INTELECTUALISMO. LA FALACIA NATURALISTA

El emotivismo moral se opone al intelectualismo moral. Las Éticas hasta el momento pretenden fundar la moralidad en la razón o afirman que la distinción entre lo bueno y lo malo se fundamenta en el razonamiento. Esto garantiza la universalidad y objetividad de los juicios morales. Hume destaca decididamente la importancia de la esfera de los sentimientos y las emociones en la vida moral.

Las éticas clásicas tendían a buscar el fundamento de la condición moral del ser humano en su misma condición racional, y en virtud de ella a establecer lo bueno y lo malo, la virtud y el vicio. Del análisis de la naturaleza humana deducían el catálogo de obligaciones morales: El hombre es un ser pensante (Aristóteles, Platón), luego debe vivir una vida racional. El hombre tiene tendencia natural a conservar la vida, luego tiene obligación moral de hacerlo (Tomás de Aquino).Hume entiende que esto no es posible, que el conocimiento moral no puede fundamentar la moral. Es necesario desplazar la ética del mundo de la racionalidad al ámbito de los sentimientos y esto fundamentalmente por las siguientes razones:

1. El conocimiento de los hechos nos muestra cómo son los hechos, no cómo deben ser. Por tanto, cualquier pretensión de deducir normas morales a partir de hechos cometerá una falacia, consistente en pasar ilegítimamente del ámbito del ser al del deber ser. Esto recibe el nombre de «falacia naturalista». Todas las éticas que fundamentan la moral en el análisis de la naturaleza humana cometen, a juicio de Hume, la falacia naturalista, ya que deducen las normas morales del análisis de lo que el hombre es. La moralidad no se ocupa del ámbito del ser, sino del deber ser, no pretende describir lo que es, sino prescribir lo que debe ser. Sin embargo, de la simple observación y análisis de los hechos no se podrá deducir nunca un juicio moral, lo que "debe ser".

2. La razón por sí misma es incapaz de mover al hombre. La lógica no nos impulsa directamente y por sí sola a la acción. La razón sola no es motivo para nuestra conducta, ni siquiera para su valoración. Los sentimientos son los que realmente empujan a obrar.

3. La razón puede ayudamos a decidir cuáles son las consecuencias útiles o perniciosas de las cualidades y las acciones, y por lo tanto debe tener cierto papel en la experiencia moral. Sin embargo es insuficiente para fundamentar dicha experiencia moral.

TESIS BÁSICAS DEL EMOTIVISMO MORAL

En el Apéndice I de su obra "Investigación sobre los principios de la moral", Hume presenta con claridad las tesis básicas del emotivismo moral. Los argumentos más importantes que presenta en dicho Apéndice son:

1. Las distinciones morales no proceden del conocimiento de hechos. Lo que denominamos "bueno" y "malo" no puede ser considerado como algo que constituya una cualidad o propiedad de un objeto moral. Si analizamos una acción moral, sea buena o mala, y describimos los hechos, aparecerán las propiedades de los objetos que interviene en la acción, pero no aparecerá por ninguna parte lo "bueno" o lo "malo" como cualidad de ninguno de los objetos que intervienen

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