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Los Crímenes De Honor En Pakistán


Enviado por   •  22 de Enero de 2015  •  3.099 Palabras (13 Páginas)  •  283 Visitas

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Introducción

Es el propósito de este ensayo el abordar la dimensión que toman los crímenes de honor en Pakistán, uno de los lugares donde esta problemática social es más recurrente, así también como el definir significado de estos actos, junto con sus distintas motivaciones, causas, consecuencias y repercusiones. Yendo un poco más allá, en un propósito algo idealista, este trabajo de investigación está concebido para crear algo de conciencia en cómo estos actos en contra de los derechos humanos nos afectan a todos como sociedad, que ya no son ignorados, cierto, pero todavía falta mucho camino para poder decir que son una problemática menor.

Entendimiento global

Una de las problemáticas sociales más indignantes son los llamados Crímenes de Honor, los cuales son practicados desde tiempos ancestrales, y aunque estos en sí son alarmantes, el que sigan siendo perpetuados hoy en día casi tal cual a cómo eran practicados hace cientos, o hasta miles de años, es algo que va mas allá de la alarma o la indignación.

Un crimen de honor es una práctica social degradante hacia, casi siempre, el sexo femenino, que tiene una definición a primera vista bastante concreta, pero que tiene muchísimas ramificaciones. Según la organización Human Rights Watch, los crímenes de honor son:

“Actos de violencia, normalmente cometidos por un miembro masculino contra una mujer familiar suya que es sospechosa de haber deshonrado a la familia.” (2002)

Uno de los países donde esta problemática es mas critica es Pakistán, que forma parte de esas partes del mundo donde “las leyes religiosas conservadoras atentan contra los preceptos básicos de la declaración nacional de derechos humanos cuando de las mujeres se trata” (Villanueva, 2006)

Desde su origen, Pakistán ha sido un país puramente islámico, llegando la influencia de esto a niveles tan elevados como la práctica de esta religión por más del 90% de la población.

En el Islam una de las prácticas más comunes es “distinguir y separar a las mujeres de la comunidad islámica de las demás mujeres […] las mujeres en este mundo son tratadas como entidades unidimensionales definidas exclusivamente por su sexo o identidad religiosa” (Romina Forti, 2002)

Como se dijo anteriormente, las mujeres son el blanco principal de los crímenes de honor, sin embargo, a lo largo de los años estas prácticas han cobrado la vida de varios varones e infantes de ambos sexos tanto pakistaníes como extranjeros, teniendo estos últimos un auge cada vez mayor con el paso del tiempo, lo que hace que se cree algo de conciencia y hasta polémica en el ámbito internacional.

Aspecto Social

“Pakistán fue hecho para los hombres poderosos, no para las mujeres concebidas socialmente como débiles. Las prácticas patriarcales son establecidas en todas las familias, se distingue a los hombres y a las mujeres desde temprana edad, siendo los primeros los que proveen a la familia y las segundas como simples criaturas que apenas llegan a ser humanas, dependientes y subordinadas al hombre.” (Muhammad Ziaullah, 2010)

En Pakistán, un hogar donde se vive con la amenaza constante de violencia doméstica, tanto física como psicológica, es algo que se ve como normalidad relativa, llegando a ser cotidiano.

En la rutina social pakistaní la religión es algo que siempre está ahí, por lo que el clima opresivo en el que son criadas la gran mayoría de las mujeres es abrumador.

En ellas recae la responsabilidad prácticamente sagrada del honor familiar.

“Esta concepción cultural del honor es modulada por una conducta de género asignada específicamente a las mujeres, en el que ellas y particularmente sus actividades sexuales representan el honor de la familia, tomando un papel protagónico el varón. Esto no significa que la mujer posea el honor, se podría decir que la mujer es un recipiente simbólico del honor del varón, por lo que todas sus acciones se reflejan en las reputaciones de los miembros varones de su familia. Por ser este ‘recipiente’ tan valioso para el varón, estos se adjudican un control y autoridad total sobre el cuerpo de sus familiares femeninas” (Mazna Hussain, 2006)

Debido a esto en el varón pakistaní hay un sentido del “deber” en hacer cumplir esta regla implícita de tratar a la mujer como un recipiente, se siente una obligación tanto a su religión como a su sociedad, ya que fallarle a ambas es la mayor desgracia del varón pakistaní.

Si el varón no aplica la disciplina “pertinente” a la mujer, además de fallar, es juzgado junto con toda su familia, al ver la sociedad que una mujer es relativamente libre o en estado de bienestar, automáticamente se cree que esa familia está deshonrando al Islam y por consecuencia es víctima de señalamientos y humillación.

El miedo a vivir tales consecuencias es lo que hace a varios varones no solo ser duros con sus familiares femeninas, sino llegar a un nivel en donde la mujer vive en una disciplina casi militar constante, estando asustada y reprimida.

Entonces, se podría decir que los crímenes de honor son (en la mayoría de los casos) respuestas a la reacción negativa (buscar el bienestar propio) de la mujer hacia el régimen impuesto por el varón pakistaní.

El varón, entrenado por la sociedad pakistaní para ver esto como una de las amenazas más peligrosas que pueden existir, va a actuar inmediatamente para restaurar el régimen.

Una vez que la mujer ha “roto el régimen” por decirlo de alguna manera, se sabe implícitamente que ya no puede ser salvada y que la única manera de restaurar el honor y la pureza de la familia es haciendo que la “quebrantadora de la paz” pague el precio de sus pecados, que sea castigada.

En Pakistán, al ser mujer, hay tantas razones por las que se puede deshonrar a la familia, que es casi imposible llevar una vida sin haber sido abusada o castigada por razones tan simples como la interacción social con alguien que no es del agrado de algún varón en la familia, tratar de alejarse de alguna relación toxica o incómoda, tratar de escoger a su compañero marital por sí mismas, desobedecer cualquier mandato por mínimo que sea, mostrar la mínima indignación al ser tratadas como propiedad e incluso a la hora de un asalto sexual o físico hay más represalias contra las víctimas que contra los victimarios.

“Las víctimas de violación que presentan cargos contra sus asaltantes pero no pueden convencer a la corte de que el acto sexual fue forzado enfrentan un castigo por haber participado en una relación sexual consensual ilícita, e incluso cuando una sentencia por cargos de

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