Los Hundidos Y Los Salvados
Enviado por dafe16 • 2 de Febrero de 2015 • 1.202 Palabras (5 Páginas) • 218 Visitas
“En quien lee o escribe hoy la historia de los Lager es evidente la tendencia, y hasta la necesidad, de separar el bien del mal, de tomar partido, de repetir el gesto de Cristo en el Juicio Final: de este lado los justos y de otro los pecadores. Y sobre todo a los jóvenes les gusta la claridad (los cortes definidos); como su experiencia del mundo es escasa, rechazan la ambigüedad. Sus expectativas, por otra parte, reproducen con exactitud las de los recién llegados al Lager, jóvenes o no. Todos, con excepción de quienes hubiesen pasado ya por una experiencia semejante, esperaban encontrarse con un mundo terrible pero descifrable, de acuerdo con el modelo simple que atávicamente llevamos dentro: “nosotros” dentro y el enemigo fuera, separados por un límite claro, geográfico.
El ingreso en el Lager era, por el contrario, un choque por la sorpresa que suponía. El mundo en el que uno se veía precipitado era efectivamente terrible pero además, indescifrable: no se ajustaba a ningún modelo, el enemigo estaba alrededor pero también dentro, el “nosotros” perdía sus límites, los contendientes no eran dos, no se distinguía una frontera sino muchas y confusas, tal vez innumerables, una entre cada uno y el otro. Se ingresaba creyendo, por lo menos, en la solidaridad de los compañeros de desventura, pero estos, a quienes se consideraba aliados, salvo casos excepcionales, no eran solidarios: se encontraba uno con innumerables mónadas selladas, y entre ellas una lucha desesperada, oculta y continua. Esta revelación brusca, manifiesta desde las primeras horas de prisión –muchas veces de forma inmediata por la agresión de quienes se esperaba que fuesen los aliados futuros–, era tan dura que podía derribar de un solo golpe la capacidad de resistencia. Para muchos fue mortal, indirecta y hasta directamente: es difícil defenderse de un ataque para el que no se está preparado.
Los prisioneros privilegiados estaban en minoría dentro de la población del Lager pero representaron, en cambio, una gran mayoría entre los sobrevivientes; en realidad, aun sin tener en cuenta el cansancio, los golpes, el frío, las enfermedades, debemos recordar que la ración alimenticia era del todo insuficiente incluso para el prisionero más sobrio. Consumidas en dos o tres meses las reservas fisiológicas del organismo, la muerte por hambre o por enfermedades causadas por el hambre era el destino habitual del prisionero. Solo podía evitarse con un suplemento alimenticio y, para obtenerlo, se necesitaba tener algún privilegio, grande o pequeño; es decir, un modo conferido o conquistado, astuto o violento, lícito o ilícito, de elevarse por encima de la norma.
Para limitarnos al Lager que, hasta en su versión soviética puede servir de “laboratorio”, la clase híbrida de los prisioneros-funcionarios es su esqueleto y, a la vez, el rasgo más inquietante. Es una zona gris, de contornos mal definidos, que separa y une al mismo tiempo a los dos bandos de patrones y siervos. Su estructura interna es extremadamente complicada y no le falta ningún elemento para dificultar el juicio que es menester hacer.
En primer lugar, la zona del poder, cuanto más restringida es, más necesidad tiene de auxiliares externos; el nazismo de los últimos años no podía hacer otra cosa, decidido como estaba a mantener el orden en el interior de la Europa que había sometido, y a alimentar los frentes desangrados por la creciente resistencia militar de los adversarios. En los países ocupados era indispensable conseguir, no solo mano de obra, sino también fuerzas del orden, delegados y administradores del poder alemán, empeñado ya hasta el agotamiento en otros lugares. Dentro de esta zona deben catalogarse,
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