Los Morros Del Narco

INTRODUCCIÓN

En esta ocacion, Javier Valdez Cárdenas, nos comparte en “Los morros del narco” historias completamente reales de niños, adolescentes y jovénes que se han visto envueltos en esa oscura sombra de por el muy nombrado y repudiado por muchos, o anhelado por algunos otros, narcotrafico mexicano.

Quizas lo que mayormente esperariamos de todos estos personajes mexicanos fueran logros y superaciones, que ellos mismos se sintieran orgullosos de su ser, que vivieran sin miedo, con abundante felicidad y minimas preocupaciones, dejando a un lado todas aquellas frustaciones,lamentablemente, esta obra nos muestra la realidad que se vive en todo el país, pero exajeradamente en el norte del mismo, donde lastimosamente la ambicion por la riqueza y el poder, envuelbe a muchisimos mexicanos, que quiza por el sueño o la esperanza de darle una vida mejor a su familia o darsela ellos mismos intentan por esos caminos turbios y frios, llenos de perdicion,balas,sangre y muerte.

Todas las narraciones plasmadas en esta obra, muestran la pobreza tanto intelectual como economica a la que nos han llevado todas esas personas que dicen representarnos como “presidentes constitucionales” y un sin fín de cargos que desde hace muchos años ya, a nuestras costillas se han llenado de lujos y caprichos, pero absolutamente todo, comprado con dinero manchado, dinero sucio de sangre mexicana, vidas inocentes que han tenido que pagar y cargar con todas y cada una de sus malas decisiones, y a pesar de todo esto, tristemente, generacion tras generacion les sigue creyendo que todo es para mejorar, para avanzar…

DESARROLLO

La crianza de este pueblo mexicano sin valores da pie a esta variedad de historias verdaderamente crudas donde los protagonistas ya llegan a ser niños de siete u ocho años donde a pesar de lo perturbadoras que pueden llegar a ser, ellos lo ven como un simple “lo maté” “lo decapité” “lo torturé” así, sin más, sin consecuencias, delitos que el dinero y poder o tal vez terror del jefe, pagan.

Las personas nos estamos deshumanizando, ya no nos vemos más como lo que somos, seres humanos, sino como objetos sin valor, que pueden morir o ser asesinados sin repercusión alguna, aunque tengamos familia que nos llore, estamos en el punto donde hasta ellos prefieren esconderse, agachar la cabeza por miedo a esas personas que a la hora que mejor les plazca terminan con uno o con todos.

Pareciese que les da igual, que no les importa que su “guerra contra el narco” está terminando con más buenos que malos, o simplemente ese era el plan desde un principio…

Aunque mucha de la culpa la tenemos nosotros como sociedad, que permitimos, y nos llegamos a hacer de la vista gorda para no enredarnos con estas personas ni vernos involucrados en este tipo de situaciones, quizá por miedo, o por el brutal pensamiento individualista en donde creemos que si nos tapamos los ojos no va a tocar nunca nuestra puerta, ni a nuestra familia o seres queridos, ya que, como lo mencione antes, es la muy pobre educación que se nos ha brindado en nuestra vida, se nos ha tratado de mantener con la mente cerrada, y aunque muchas generaciones lo prefieran así, habemos otras a las que simplemente no nos parece, no nos tiene ni a gusto, ni felices, ni mucho menos conformes esta situación, y no es que no sintamos miedo de sus horribles “ajustes de cuentas” que se pueden llegar a dar, pero es más el miedo de seguir viviendo en un México así, donde no se puede salir ni a la tiendita de la esquina por un insípido chicle porque si ya los miraste, ya tienes una bala corriendo hacia ti.

Así como existen relatos donde estos jóvenes logran escapar de esas garras de la violencia, hay otras tantas desafortunadas de las que no podemos decir lo mismo, donde la ambición desgraciadamente fue más fuerte, o quizá el pánico que les causaba dejar esa vida con lujos que podían darse o ya algunos casos donde ya no era su elección.

Pareciese ser que su filosofía es “o jodes o te joden” ya no hay más, es sólo la manera de sobrevivir en este infierno, lo más preocupante es que no podemos recurrir a nadie, en todas las instituciones de seguridad en las que podríamos confiar están llenas de personas corruptas, que se han dejado aterrar o comprar por el mejor postor.

Las luces de la ciudad ya no brillan igual, ya no hay como salir a disfrutar una noche sin el temor de no regresar a casa y cruzar la puerta a pie, sino en una caja, claro, en el mejor de los casos, porque ya no es sólo el meterte o no con ellos, ahora seas o no seas a quien esos sicarios buscan, tienen que entregar cabezas.

El país necesita cambios, cambios

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