Los grilletes de la sociedad: Discriminación

Los grilletes de la sociedad: Discriminación

Ana Paula García Valverde

La humanidad parece perdida por estos días. Parece que cada persona se ha otorgado a sí misma una licencia que la declara superior a las demás, y por esto tienen la capacidad, y hasta cierto punto la obligación, de emitir juicios hacia el resto del mundo. En el siguiente escrito, se presentará la cruda evidencia acerca de esto.

Finalmente, pueden decidir el futuro de alguien con tan solo evaluar su aspecto, sus capacidades y su inteligencia, y si han de desterrar a ese sujeto de la sociedad, entonces habrá sido la mejor decisión que pudieron tomar.

¿Qué pasa si ese sujeto, privado de cualquier forma de ganarse la vida, es en realidad uno de los científicos más reconocidos del mundo?

Su situación de aparente retraso lo condenó a una vida modesta, sin capacidades intelectuales resaltables a los ojos de la sociedad. Y fue por ese mismo retraso, señores, que logró patentar más de mil inventos, entre ellos el telégrafo y el fonógrafo. Esas herramientas, que marcarían por siempre la historia, y fueron forjadas por alguien rechazado por la sociedad, considerado como un ser incapaz de hacer nada trascendente.

¿Les parece entonces adecuado tachar de estúpido a alguien por su “retraso”?

Si una especie se enaltece a si misma por segregarse como lo ha hecho la humanidad desde siempre, ¿Cómo podemos siquiera considerar una contribución por parte de todos por el bien común?

Puede que esta situación haya ocurrido en un siglo donde la escuela tenia la autoridad necesaria como para juzgar conveniente o no la educación de un niño. Tampoco tenían entonces herramientas eficaces como las de hoy para evaluar el intelecto o condición de un sujeto, y a pesar de que esta razón no es sinónimo de absolución, si de comprensión.

Hoy, sin embargo, no podemos pensar en el perdón. La discriminación continúa como un factor latente en todos los países y la incapacidad de la sociedad para aceptar las diferencias que lo causan hace que sea imposible cooperar con un objetivo en particular. El mundo amenaza con extinguirse, y seguimos actuando de la misma forma.

Durante toda la historia, esta misma discriminación ha sido la causante de tantos limitantes en nuestro progreso, por ejemplo hablemos de la segregación que existía hasta hace algunas décadas en Estados Unidos, que cobró numerosas muertes para poder desaparecer en su mayoría, y aun así sigue siendo latente en todo el mundo. Hablemos de la diferencia de oportunidades entre hombres y mujeres, que durante siglos impidió a las últimas aportar sus habilidades para un progreso humano, y las obligó a remitirse a tareas sencillas, asociadas con su género debido a la errada ilusión de superioridad. Hablemos incluso de la Segunda Guerra Mundial, que destruyó a muchos países y daño gravemente a otros tantos. Que tomó millones de vidas por una causa tan ridícula como racista, y que privó al mundo de una convivencia pacífica durante años. Esa es, realmente, la muestra más clara que se encontrará sobre el alcance que la discriminación, exclusión, segregación y diferenciación puede causar en la sociedad, a pesar de que estos episodios continúan repitiéndose durante toda la historia hasta nuestra actualidad.

...