Manga De Imbeciles Dejenme Entrar Gratis...gracias Los Quiero
Enviado por 280895 • 9 de Octubre de 2013 • 472 Palabras (2 Páginas) • 354 Visitas
El deporte no es sólo un reflejo de la sociedad, es parte integral y activa de la misma, una parte que puede ser usada como un medio para reflexionar sobre el devenir social. El espectáculo futbolístico es apropiado por la juventud aficionada como aquel medio de escape a la cruel realidad a la que muchos están sometidos por el modelo neoliberal, por lo que un joven puede llegar a plantearse el dilema de cómo puede ser posible que un gobierno que poco le ofrece para mejorar su calidad de vida, disponga de cuerpos policiales tan bien dotados para reprimirlo y subyugarlo al momento en que se encuentra realizando una de las pocas actividades que le dan sentido a su vida: el fútbol. Sus desconciertos y sus odios reprimidos se manifiestan en la vehemencia con la que enfrentan al despiadado representante del Estado en los estadios: el Escuadrón Móvil Antidisturbios. (ESMAD).
El fútbol comparte con la religión, la política y la economía, la condición de ser una de las actividades humanas que más fanatismo y oposición presentan si se las toma como tema en una discusión. Como reza el adagio popular, “no hables mal ni de mi dios, ni de mi presidente, ni de mi equipo de fútbol”2
. Y es que este fanatismo unido a la defensa de la identidad de una hinchada –factores exacerbados sobre todo en las denominadas “barras bravas”– es el motor que mueve las pasiones para que los sujetos que las integran reaccionen ante situaciones de éxito o fracaso, alegría o decepción (Alabarces, 2000). El hecho significativo es que muchas de estas reacciones, por parte de una fracción reducida de hinchas, implican la manifestación de la violencia física o verbal, la cual guarda una relación directamente proporcional a la idea que cada individuo tiene del fútbol en sus vidas: bien sea éste una de las fuentes de sentido o significación para ellos o quizá la única.
Pero el deporte no se limita en el fanatismo, es también construcción de identidad en el mundo social. El deporte no revela valores sociales encubiertos, es un modo mayor de su expresión. El deporte no es un reflejo de la sociedad sino una parte integral de la misma, una parte que puede ser usada como un medio para reflexionar sobre la sociedad. El deporte, en suma, tiene la capacidad de suplir una cantidad de funciones: “definir los límites establecidos de comunidades políticas y morales, asistir en la creación de nuevas identidades sociales, dar expresión a ciertos valores y actuar sobre ellos, y servir como un espacio contestatario para grupos opuestos” (Alabarces, 2000: 214). En esta interpretación de las funciones sociales del deporte se resaltan dos que fortalecen mi idea de las causas de la violencia en el fútbol: la creación de nuevas identidades sociales y el uso como espacio contestatario para grupos opuestos.
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