Masacrados hasta la tristeza
Enviado por ssossoto • 2 de Junio de 2022 • Trabajo • 482 Palabras (2 Páginas) • 61 Visitas
Masacrados hasta la tristeza
26 de febrero, 2000 – Afueras del municipio Carmen de Bolívar
Cuando llegue primeramente a la zona, se podía oler un hedor insaciable a pólvora quemada, se podía ver a las doñas barriendo de las fachadas y las aceras balas a montones, como para fundirlas y en ellas tallar el cambio de una época, una época triste, de miedo y llena de supervivencia.
En cuanto al pueblito aledaño no se puede decir mucho, ya que tampoco es que quede mucho, pero con lo poco que queda se supieron defender hasta donde fue humanamente posible. Estas pobres personas solo pudieron quedarse a ver cómo eran fallecidos unos tras otros solo por lo que parece ser un “ajuste de cuentas” en cuanto a territorio se refiere por parte de lo que la gente de acá denomino e identificó como “paracos”.
Me cuenta un agricultor, que no se encontraba ahí desde hace mucho tiempo y que por lo cual no vivió la terrible matanza, que su pueblito de samaritanos llenos de alegría que lo rodeaban, no le hacía daño a nadie ni a nada, que “todos tenían sus vaquitas, algunos sus chivos, pero cada uno era feliz con lo suyo y así se vivió la vida siempre”.
Ya finalizando mis visiones sobre esta aldea dolida, podía ver que cada habitante tenía un crucifijo en la mano, pidiéndole a una casi ficticia divinidad para devolver a los idos en la tragedia vuelta a la tierra, por lo que solo me podía conmover y seguir mi camino, y, aunque breve, llegue a mi paso final de documentación.
Una de todas las fosas comunes encontradas en las zonas exploradas, ni apocalíptica ni mortificante, solo ahí, se podía apreciar uno de los límites de la poca humanidad que al parecer le quedaba a alrededor de más de trescientos paramilitares y un helicóptero al atacar a población desarmada y sin ningún sentido de defensa. Allí mismo, a los bordes de lo que se podía describir como un pasaje a la nostalgia en los cuerpos ya desfigurados que no tenían cuenta clara de cada uno de los que no se habían podido nombrar o reconocer, cubiertos de una cama de bendiciones, flores y epístolas escritas a los caídos para que se reciban en un “paraíso tranquilo, sin violencia ni problemas”, deseos que se manifestaron de un grupo de aldeanos velando por la bendición para los muertos.
Denoto que mis últimos momentos en la villa fueron uno de los más tristes, debido a las propuestas de cada uno de los hombres y mujeres que pedían humildemente que escribiera de forma romántica y para recordar a los más queridos que ya han padecido de una injusticia a la que al día de hoy todavía se teme.
Influenciado y basado en eventos previos o posteriores de: La masacre del Salado – 16 a 22 de febrero del 2000
Para mas información consultar: https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_El_Salado o paginas relacionadas
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