Medios masivos de imponer lo que somos
Enviado por luisd03 • 8 de Diciembre de 2017 • Ensayo • 1.726 Palabras (7 Páginas) • 200 Visitas
Luis Carlos Delgado Regalado
Licenciado en Gestión y Desarrollo Turístico
Medios masivos de imponer lo que somos
Desde ya hace bastantes años, el uso intensivo de los medios de comunicación y revistas de moda y actualidad, así como la difusión de una imagen corporal que se podría pensar es perfecta en todos los sentidos, han formado varios estereotipos en nuestra sociedad, influyendo como las personas perciben o piensan que es la belleza natural, los cuales han afectado en mayor medida a los adolescentes y jóvenes. Los medios de comunicación se han encargado de sembrar una percepción errónea y equívoca de lo que es la belleza en la mujer y en menor medida también el sexo masculino, sembrando inseguridad e insatisfacción, vendiéndonos valores, imágenes, conceptos de amor y éxito. Hoy en día la pauta de lo que debemos ser, es dictada por los medios de comunicación, se nos impone una imagen de lo que es la perfección, y esa perfección es puesta a nuestros pies mediante el consumismo, y si no es por este medio, entonces es por un esfuerzo sobrehumano y autoflagelación para tener la dicha de acceder a esta imagen perfecta de lo que debemos ser. Desprendido de esto, llegamos a enfermedades que afectan el organismo. La anorexia, es prueba latente de ello, es una enfermedad devastadora que ha cobrado una dimensión insólita entre los jóvenes a nivel mundial y de todas las clases sociales[1]. Este es un problema que no ha disminuido, por el contrario, ha ido aumentando al paso del tiempo. Pero ¿Cuáles son las causas que llevan a la aparición de estas enfermedades?, ¿Cómo solucionar, tratar, pero, sobre todo, prevenir esta enfermedad?
Inicialmente, se debe analizar el entorno, las causas y situaciones que encausan a los desórdenes emocionales. Y es que es suficiente con mirar 5 minutos de comerciales televisivos, abrir una revista de moda, porque los anuncios venden más que productos, venden valores, imágenes, venden conceptos de amor, de sexualidad, de éxito, y quizá más importante, venden la imagen de lo que es bueno y deseable, dictan en una gran extensión lo que deberíamos ser. Nos dice, como siempre, que lo más importante es cómo deberíamos lucir, y lo primero que hacen los anunciantes, es bombardearnos con lo que ellos consideran la belleza ideal de la mujer. Las mujeres aprenden desde una edad muy corta que deben invertir grandes cantidades de tiempo, esfuerzo y sobre todo, dinero para lograr obtener esta imagen y cuerpo ideal, y haciéndolas sentir avergonzadas y culpables cuando no es obtenido. Vemos el cuerpo de la mujer como partes que deben ser retiradas y cambiadas por otras, y ese es primer paso de no vernos como seres humanos, sino como productos, y esa es deshumanizar a la mujer. Y es que esta imagen “perfecta y sin fallas”, es inalcanzable, porque nadie puede lucir como las modelos de revista o televisión, esa imagen es ilusoria, porque ni siquiera ellas, se ven como ellas, y esa es la realidad, las supermodelos son maquilladas, arregladas y sobre todo, retocadas mediante Photoshop para hacerlas verse más delgadas, más altas, con mayores atributos, porque regularmente no se ve la imagen de una mujer hermosa que no haya sido retocada. Crecemos en una cultura donde las mujeres o mejor dicho el cuerpo de las mujeres es convertido en un objeto, y por supuesto esto afecta su autoestima y también crea un clima donde es perfectamente permisible criticar el cuerpo de una mujer, porque no luce como el del comercial o el de la revista, produciendo insatisfacción y depresión en jóvenes que admiran esas imágenes. Todos vemos como al cuerpo de la mujer y en ocasiones solo partes de sus cuerpos son expuestos para vender productos, y esta es la imagen que niñas jóvenes ven a diario, que es correcto usar sus cuerpos para vender, y que esos cuerpos no son obtenibles, porque nadie puede ser así de delgada. Literalmente nadie puede ser tan delgado, tal es el caso de la modelo brasileña Ana Carolina Reston, quien murió de anorexia en el 2006, a causa de anorexia, enfermedad señalada como desorden alimenticio, que le provocó la muerte a los 21 años.
Conociendo una de las principales causas de este trastorno, se debe continuar con el entendimiento de la enfermedad, y a manera particular conocer cada uno de estos padecimientos, que después de todo, no son más que una adicción por la delgadez[2]. La anorexia nerviosa, es un trastorno de la alimentación, que se caracteriza por el rechazo a la comida y un miedo obsesivo a engordar, lo cual puede conducir a un estado de inanición que trae consigo diversas consecuencias[3]. Estos problemas se dan principalmente en mujeres, ya que, por lo general son ellas quienes se preocupan más por su imagen. En nuestro país, el 90% de los casos de anorexia y bulimia, se tratan de mujeres entre 14 y 17 años de edad[4]. Es entonces donde comienzan a aparecer estos síntomas y la primera etapa de la anorexia se hace presente; ésta es la aceptación acrítica del sobrepeso. En esta etapa, la persona da por hecho que está obesa, lo cual la lleva a dejar de ingerir alimentos e intentar hacer ejercicio excesivamente. De ahí, se pasa al pensamiento obsesivo compulsivo, en el cual, la persona cree que todos los alimentos engordan o hacen daño. Posteriormente, tenemos la tercera etapa, que es el dimorfismo perceptual; la etapa más crítica del padecimiento en la que el paciente experimenta una anormalidad en el sentido de la percepción respecto a su persona, y a pesar de estar delgada, se ve gorda frente al espejo. Sin embargo, al pasar a través de las diferentes etapas, la persona generalmente no busca ayuda. Se siente sola, avergonzada, trata de ocultarlo a toda costa y en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera reconoce su padecimiento o acepta que sea un problema, a pesar de las consecuencias personales que estas enfermedades traen para su salud, entre las cuales, podemos encontrar anemia, deshidratación, pérdida del cabello, ausencia en la aparición de caracteres sexuales secundarios, uñas quebradizas, problemas estomacales, fluctuaciones en el peso, problemas cardiacos e incluso, problemas neuronales y autoagresión.
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