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Mi discurso de graduación


Enviado por   •  14 de Julio de 2011  •  Ensayo  •  843 Palabras (4 Páginas)  •  2.580 Visitas

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Me pregunto si hay algo más honesto que un suspiro; no, un suspiro no se puede fingir, es el resumen de lo que sentimos y esta tarde hay mucho que sentir.

DISCURSO DE GRADUACIÓN

Representa un verdadero honor para mí tomar la palabra en nombre

de todos mis compañeros graduados en esta noche tan especial. Una noche

que marca el fin de una importante etapa de nuestras vidas. En noches como

ésta, tenemos sentimientos encontrados, una alegría enorme por haber

conseguido una meta personal pero a la vez mucha expectativa de lo que

ocurrirá de ahora en adelante.

Atrás quedan muchos recuerdos, recuerdos que nos acompañarán por

el resto de nuestras vidas. Al recordarlos podemos notar cuánto hemos

cambiado en estos años y cuánto hemos aprendido, de cómo todo lo vivido

aquí ha contribuido a hacernos no sólo buenos estudiantes sino también cómo

ha contribuido a que nos hagamos mejores personas. Algunos han encontrado

entre los pasillos el amor, otros se han ganado el respeto de sus compañeros,

pero definitivamente todos y cada uno de nosotros hemos dejado huella, no

sólo en el Instituto, sino también en los demás.

A lo que voy es que hay recuerdos en cada esquina de nuestro centro,

recuerdos buenos, algunos no tanto, pero recuerdos que forman parte de

nuestras vidas ahora.

No se puede dar un discurso de este tipo sin agradecer a algunos, de

manera especial. Agradecer a todos los que han contribuido y han estado a

nuestro lado apoyándonos en esta etapa de aprendizaje. A nuestras familias

por su apoyo constante y su confianza en nosotros. De manera personal,

aunque también sé que no soy el único que piensa así, espero que lo que

hemos hecho hasta ahora los haga sentirse orgullosos. A nuestros amigos por

sus consejos en los momentos de crisis. A nuestros profesores, en todas y cada

una de sus variantes. Aquellos profesores pacientes preocupados por el

aprendizaje de todos, gracias porque mientras íbamos haciéndonos más

responsables e independientes nos dieron su apoyo; a aquellos profesores

menos pacientes: gracias por forzarnos a crecer y madurar; a aquellos

profesores totalmente exigentes: gracias por buscar obtener lo mejor de

nosotros y enseñarnos lo que somos capaces de hacer. Ellos nos deben varias

arrugas nuevas, varias canas, o incluso, algunos nos deben agradecer el

ahorro en champú ahora que ya no tienen pelo por nuestra culpa. Y nosotros

les debemos una formación integral, una formación de la que podemos

sentirnos orgullosos. Porque es difícil, a veces, poder dirigirse a un profesor

como un amigo, y sin embargo, aquí, junto a los compañeros de aula,

podíamos contar con nuestros profesores.

Tal vez lo que estoy diciendo parezca algo sin importancia, pero yo

puedo decir que esa cercanía entre alumnos

...

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