Montesquieu. Distribución social del poder
Enviado por juancarlosroni • 26 de Noviembre de 2023 • Ensayo • 4.564 Palabras (19 Páginas) • 64 Visitas
MONTESQUIEU.
DISTRIBUCIÓN SOCIAL DEL PODER.
Para comenzar podríamos presentar a Charles Louis de Secondat, que fue señor de la Brède – Bordeaux y barón de Montesquieu (1689 – 1755), un reputado filósofo y jurista francés cuya obra fue desarrollada en la época de la Ilustración, que era el movimiento intelectual, filosófico y cultural que se desarrolló en Europa durante el siglo XVIII, el “Siglo de las Luces”, y que tuvo mucha influencia sobre los procesos sociales y políticos de Europa y sus colonias de América hasta principios del siglo XIX. Montesquieu no solo fue uno de los pensadores políticos más importantes y con mayor relevancia del siglo XVIII, sino que también fue el precursor de la ciencia política y social contemporánea, y que influye en la actualidad.
Montesquieu representó la más importante reforma cultural, que modernizó a las sociedades, e intento transformar las obsoletas estructuras del Antiguo Régimen medieval. Los antecedentes de esta corriente se encuentran en la Inglaterra y Holanda del siglo XVII, como fue la revolución que terminó con la llegada de la monarquía parlamentaria.
Las aportaciones de la Ilustración al pensamiento político fueron muy importantes y sobre todo lo fue la tesis de Montesquieu. Su ideología política vislumbra la existencia de tres tipos de gobierno, la república, la monarquía y el despotismo, y más tarde apareció el despotismo ilustrado, cada uno con sus propias características, normas y pautas de actuación. Para Montesquieu, la república debía gobernarse por el principio de la virtud, el amor a la patria y la igualdad, la monarquía debía regirse por el honor, y el despotismo estaría gobernado por el terror. Con cada una de estas formas de gobierno se regían por sus propios y diferentes principios, y de los que derivaban sus propios códigos legales y morales que condicionaban a los hombres que vivían en cada uno de ellos.
Montesquieu criticaba el despotismo, forma de gobierno como él mismo denominó, en la que existía una sujeción de los individuos al gobernante, y no a las leyes. Encontrando contradictorio que el principio que regía las formas de gobierno despóticas, el terror, hubiera de asegurarlo con la paz y la seguridad de los gobernados, restringiendo su libertad.
Montesquieu alegaba contra la república, que la participación de los ciudadanos en su propio gobierno era necesaria con una excesiva implicación de los individuos en las tareas de gobierno y que la extensión del estado se quedara muy limitada, apartando a los ciudadanos de los asuntos públicos.
Montesquieu consideraba la mejor forma de gobierno a la monarquía constitucional, que reunía las ventajas de la república y de las monarquías absolutistas, tal y como ocurría en Inglaterra.
Montesquieu consideraba que el reparto del poder del estado era necesario para evitar que la acumulación de poder en una sola mano pudiera ejercerse de manera despótica. Para ello, proponía dividirla en tres partes, cada una con una misión específica y diferente, que supusiera un equilibrio y contrapusieran la actuación de las demás. Esta división de poderes en tres, legislativo, ejecutivo y judicial, y su adscripción a instituciones diferentes era pues la garantía para ello, y actuaría en contra de los gobiernos tiránicos y despóticos. Esta fórmula propuesta es la que hoy en día es plenamente aceptada por los regímenes democráticos, planteando de esta forma sus esquemas políticos de gobierno.
Sin embargo, las críticas de la Ilustración al absolutismo no posibilitarían la caída de estas monarquías autoritarias, ya que el absolutismo recogería algunas de estas ideas ilustradas, dándose el despotismo ilustrado, una variante de la monarquía absoluta en la que se mantenían las bases del antiguo régimen y las de las sociedades estamentales.
En su teoría de la separación de poderes, donde sentaba estas bases de la división de los poderes del Estado, Montesquieu iba a sostener que la distribución jurídica de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial no sólo podrían limitar el uso arbitrario del poder, sino que, con la combinación de la distribución social, se podría salvaguardar la libertad y los derechos de los ciudadanos. Montesquieu describe pues, un modelo institucional en el que la diversidad propia de una sociedad estamental como era la inglesa podría integrase en los poderes del Estado. Las teorías políticas de Montesquieu influirían en la creación de los Estados modernos, influencia que perdura en la actualidad.
La teoría de la separación de poderes fue debatida por diversos pensadores y filósofos de la época, siendo uno de los más influyentes John Locke, por ejemplo, con esos posteriores debates se confeccionarían e irían evolucionando en ese marco las constituciones modernas, las cuáles se centrarían exclusivamente en el principio de distribución jurídica, siendo uno de los pilares fundamentales en la organización de los Estados.
El principio de distribución jurídica correspondería a una forma de organización moderna en la que las funciones del Estado se relacionaran con instituciones y no con clases sociales. Pero no sucedería lo mismo con el principio de distribución social, el cual representaba al pasado, a un modelo de gobierno mixto de tradición republicana, y que pensaba que superando las jerarquías del antiguo régimen se superaría también el principio de sociedad estamental, sociedad en la que existía una clara jerarquía, una jerarquía en forma de pirámide, clasificando a la población en estratos sociales, y en la que la pertenencia a un estrato social era un derecho que se adquiría a través del nacimiento, entre otras cosas.
Montesquieu elabora su teoría de la separación de los poderes del Estado en base a la real consecución del objetivo de la libertad política mediante la separación de poderes, tal y como Montesquieu promulgaba en su obra, él sentía una inmensa repulsión por el despotismo, y era por eso que la libertad política encabezaba sus reflexiones, “Cada uno ha llamado libertad al gobierno que era conforme con sus costumbres o con sus inclinaciones, y como en una república no están siempre a la vista y de una manera tan evidente los instrumentos de los males que la aquejan, y como incluso en ésta la ley parece tener más fuerza y los ejecutores de la ley menos, se coloca ordinariamente la libertad en las repúblicas y se la excluye de las monarquías”. “En fin, puesto que en las democracias da la impresión de que el pueblo puede hacer más o menos lo que quiere, se ha colocado la libertad en estos tipos de gobierno, y se ha confundido el poder del pueblo con la libertad del pueblo”. “Es verdad que, en las democracias, el pueblo parece hacer lo que quiere, más la libertad política no consiste en hacer lo que se quiere”. “En un Estado, es decir en una sociedad en la que hay leyes, la libertad no puede consistir más que en poder hacer lo que uno debe querer, y no verse obligado a hacer lo que uno no debe querer”. Es preciso tener muy claro qué es la independencia y qué es la libertad”. “La libertad es el derecho a hacer todo lo que las leyes permiten, y si un ciudadano no pudiera hacer lo que las leyes prohíben no habría libertad, porque los otros ejercerían igualmente ese poder”.“La democracia y la aristocracia no son en absoluto Estados libres por su propia naturaleza”. “La libertad política no se encuentra más que en los gobiernos moderados”. “Mas no siempre está presente en los Estados moderados”. “La libertad política existe sólo cuando no se abusa del poder, pero la experiencia muestra eternamente que todo hombre que tiene poder tiende a abusar de él, y continuará haciéndolo hasta que le pongan límites”. “¡Quién lo diría, la virtud misma con necesidad de límites!” “Para que no sea posible abusar del poder es preciso que, por la disposición de las cosas, el poder frene al poder”. (Montesquieu, Del espíritu de las Leyes. libro XI, caps. II-IV).
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