Mototaxismo

Más allá de decir si o no al mototaxismo

Por: Jhon Oswall Murillo Palacios

No es que no halla norma explicita que prohíba la “mototaxi” si no es que: “El Código Nacional de Tránsito Terrestre se adoptó con el fin de regular la circulación de peatones, usuarios, pasajeros, conductores, motociclistas, vehículos por vías públicas…., cuyo objetivo es de garantizar la seguridad y comodidad de los habitantes , ya que si no existiera una regulación adecuada de la circulación de personas y vehículos sobre las vías públicas, los derechos de los particulares, así como el interés colectivo, se verían afectados”. La anterior aseveración la hizo la Corte Constitucional en Sentencia T-1172/03, frente a una tutela instaurada por un mototaxista que invocaba la violación del derecho al trabajo; pero la Corte dijo que por encima del derecho al trabajo prima la seguridad de las personas.

Estudios realizados por el Fondo de Prevención Vial en las ciudades de mayor incidencia del fenómeno del “mototaxismo”, arrojan resultados bastante alarmantes al consultar a los ciudadanos sobre los motivos por los cuales, utilizan esta clase de servicio.

Al preguntarles por la principal razón por la que toman una “mototaxi”, el 39.09% lo hacen por la rapidez y el 16.49% por necesidad; el 31.97% dijo que el principal problema era el riesgo y el peligro y un 29.28% considera que la velocidad es su mayor inconveniente; para el 81.98% de los usuarios encuestados los conductores de “mototaxi” no respetan las normas de tránsito. La estadística más reciente en accidentes de tránsito señalan que fueron 5.483 las victimas fatales en el 2004, 1012 fueron en motocicletas, es decir, el 23.26%. El 35% de las victimas tenían entre 15 y 24 años de edad y el 25% entre 25 y 24 años. El 50.77% de las victimas, fallecieron por lesión cráneo-encefálica o facial y el 45.68% por politraumatismo severos, ocasionados por exceso de velocidad, consumo de alcohol o por no llevar los elementos de protección adecuados. Así las cosas, las estadísticas dejan mucho que desear, y Quibdó no escapa en proporción de ella.

Pero más allá de decir si o no al “mototaxismo”, Quibdó necesita de un inventario y análisis de la situación vial de tránsito y transporte que entre otros objetivos: determine las necesidades de movilización de las personas por destinos y modos; que determine una jerarquización vial (para mermar entremezclamiento de vehículos) donde se establezcan características geométricas, nivel de servicio, velocidad; que esquematice soluciones para intersecciones puntos de conflictos; que determine ineficiencias en el sistema vigente de tránsito y transportes para definir soluciones de movilidad peatonal, de bicicletas y motos; que defina soluciones para el estacionamiento; que defina soluciones para las terminales: que defina los terrenos

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