Movimiento de liberacion femanina
Enviado por Sabrina Desiree • 19 de Abril de 2017 • Monografía • 3.835 Palabras (16 Páginas) • 256 Visitas
El Movimiento de Liberación Femenina
“…el siglo XX aparece estructurado como un tríptico. A una época de catástrofes, que se extiende desde 1914 hasta el fin de la segunda guerra mundial, siguió un período de 25 o 30 años de extraordinario crecimiento económico y transformación social, que probablemente transformó la sociedad humana más profundamente que cualquier otro período de duración similar.”
Eric Hobsbawm.
Durante el denominado “siglo corto”, período que abarcó desde 1914 con el inicio de la 1° Guerra Mundial, hasta 1991, marcado por la caída del muro de Berlín; el mundo se vio atravesado por diversos sucesos que marcaron la historia contemporánea.
Dentro de todos esos sucesos, los movimientos sociales resurgen con mayor fuerza que antes, debido a las grandes transformaciones económicas, políticas, culturales y sociales. Dentro de este marco, el Movimiento de Liberación de la Mujer, toma fuerza y levanta las banderas de las luchas, que durante mucho tiempo fueron oprimidas, en un mundo totalmente machista.
En el siguiente trabajo trataremos de abordar las principales causas de este “resurgir” de la lucha del género femenino y sus repercusiones en la actualidad; como se fueron reivindicando las cuestiones de género, para eso explicitaremos las distintas concepciones del concepto “género femenino”. A su vez haremos una breve reseña que traspase los distintos momentos de la historia, donde el Movimiento Femenino forjó sus principios.
Para abordar las distintas temáticas mencionadas analizaremos las obras de distintos autores que nos permitan construir nuestro corpus teórico.
Contexto Histórico
Tras la Segunda Guerra Mundial se han ido alterando los regímenes políticos, las sociedades y las economías, estimulando e impulsando ideologías nuevas. La polarización en los dos bloques europeos y su enfrentamiento modificaron el orden establecido y alteraron no solo al continente europeo sino también al resto del mundo.
Este conflicto bélico que ha provocado consecuencias de gran alcance evidencio así, crisis anteriores y puso fin a la etapa de la hegemonía europea sobre el resto del planeta, termino con el equilibrio y cambio el atlas geopolítico robusteciendo a Estados Unidos como nueva potencia mundial. “Para los Estados Unidos, más adelantados en sus planes de modernización y con un potencial fabril de importancia mundial, a pesar de su aislamiento relativo respecto a Europa, la guerra supondría la transformación definitiva en el país hegemónico de las décadas posteriores.”[1](Cortázar; García, 1995:27).
Dicho orden mundial origino nuevos Estados y finalizo con antiguos imperios. Junto a ellos fueron surgiendo países en desarrollo y países del Tercer Mundo productos de las descolonizaciones. Estos Estados si bien eran independientes desde su soberanía, demostraban su incapacidad económica tornándose dependientes en la economía. El periodo convulsionado que se fue desenvolviendo fue estableciendo este nuevo orden mundial con dos potencias con sistemas políticos, económicos y sociales enfrentados tratando de imponerse en el resto del mundo. Ambos sistemas, dieron inicio a una nueva polaridad, pero en este caso no en un continente con un sistema de alianzas, sino uno nuevo de forma mundial, el comunismo, y el capitalismo. Tanto Estados Unidos como la URSS dieron inicio a una etapa conocida como “la Guerra Fría”, en donde la carrera armamentista se puso de manifiesto así como también un nuevo repensar de las viejas políticas y planificaciones económicas.
Los gobiernos debieron modificar entonces sus roles en las economías aggiornandose al contexto en el que estaban inmersos: “La reestructuración del capitalismo facilito a los Estados la planificación y la gestión de la modernización económica, dentro de los parámetros de una economía mixta” (Bianchi, 2005:246).[2] El compromiso de algunos gobiernos por el bienestar de la población se debió en querer desviar los fantasmas de los conflictos sociales y del comunismo, pues se suponía que estos estaban íntimamente relacionados, ya que los países menos desarrollados era donde el comunismo tenía mayor penetración. Es por ello que los gobiernos aplicaron una mayor intervención en las economías de sus Estados, pese al crecimiento del capitalismo y de la puesta en marcha del “Estado de Bienestar”, las manifestaciones se hicieron presentes.
Huelgas y manifestaciones afloraron en las sociedades cuando las minorías comenzaron a presionar para cambiar las formas de hacer política. “El cambio de clima y estilos de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta entonces se asociaba a menudo con los abismos generacionales. En realidad, las diferencias ideológicas dentro de una misma generación eran tan evidentes como entre generaciones distintas.”[3] El crecimiento demográfico se extendió en ciudades y universidades y llegando a la década de 1960 podemos vislumbrar un estudiantado mucho más radicalizado. La rebelión estudiantil marcaba un rechazo a los padres, a las clases medias, se buscaba un cambio permanente de valores en las sociedades. Este periodo según Eric Hobsbawm “una época de prosperidad sin precedentes” se extiende hasta 1989 como un momento en donde en toda Europa aparecen vanguardias culturales que se infiltran en ámbitos académicos. Dichas vanguardias se relacionan íntimamente con la rebeldía y el debate de la época, donde los viejos cánones se ponen en tela de juicio. La literatura, la música, la pintura, el arte en general se manifiestan en sintonía con la época, de hecho la cultura de masas se entremezcla con la cultura de las antiguas elites.
Aparece así en medio de las reivindicaciones y las discusiones sociales, el movimiento de liberación de la mujer. Durante esta década se retomo el debate y se intensifico la protesta. Florecieron justamente, varios libros que intentaron concientizar sobre la situación de las mujeres. Su ingreso en el trabajo formal modifico sustancialmente los conceptos de familia y fundó un gran debate político.
Algunos conceptos
Género:
Una problemática constante en el estudio, tanto de la historia en general, como en las referidas a la temática del presente trabajo se da en torno a las “cuestiones de género”, como lo explicita la historiadora Joan Scott[4] “En el caso del género, el empleo de este término ha conllevado toda una gama de posiciones teóricas y de simples referencias descriptivas de las relaciones entre los sexo” (Scott, 1998-51). Esto ha sugerido, sobre todo a las historiadoras, buscar formulaciones teóricas que sirvan para un mejor análisis de la historia desde la perspectiva femenina. Es decir plantear a la mujer como parte de la historia, desvinculándola del hombre, dándole un rol más independiente. En simples palabras, entender que se debe destacar la figura histórica de la mujer, no solo por formar parte del grupo de los oprimidos o invisibilizados de la historia, sino como partícipe directo de ésta, ya que ha contribuido en los principales sucesos de la civilización.
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