Museo Memoria Y Tolerancia

El museo de memoria y tolerancia es un lugar muy atractivo ya que cuenta con alta tecnología, lo cual lo hace diferente de otros museos, además de que es interactivo y la información con la que cuenta es de gran interés histórico-social.

También me llamó mucho la atención que para comenzar el recorrido del museo, se debe comenzar por el último piso y de ésta manera uno debe ir descendiendo para poder continuar.

La parte museo que habla de la memoria basa su contenido en los genocidios más oscuros que la humanidad ha presenciado, la mayor parte refiere el exterminio nazi, con los relatos de gente que lo vivió, fotografías de los campos de concentración, mapas, videos, maquetas, accesorios reales de la gente estuvo ahí, hasta hay un vagón de tren donde transportaban a los judíos, y lo más triste, muchos nombres de familias enteras que fueron exterminadas por seres despiadados, que aunque actuaron como animales hambrientos, eran personas cultas, estudiadas, lo único que querían era el poder. Lo que me hizo tener coraje, tristeza, decepción y una gran pregunta ¿cómo pudieron hacer algo así esos seres que dicen llamarse humanos?

Más adelante, en el museo encontramos otros genocidios de los que casi no se habla pero que existieron, en ex Yugoslavia, Guatemala, Camboya, Sudán, entre otros.

La parte de tolerancia nos muestra que todos los seres humanos tenemos prejuicios aunque no todos discriminamos, y para demostrarlo hicieron un experimento donde en una red social pusieron una foto de un chico y una chica y las editaron de manera en que parecieran de distintas clases sociales y con esto demostraron que las personas aceptaban más al chico y a la chica que parecían tener un mejor nivel socioeconómico. Esto es algo triste pero real y ocurre día con día en todo el mundo, los seres humanos vamos por la vida juzgando a la gente simple y sencillamente por su apariencia.

Algo que se me hizo muy relevante en la exposición es una cita de Martin Luther King que dice “Hemos aprendido a volar como pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos”. ¿A dónde vamos como humanidad sino podemos tener ese sencillo valor de la tolerancia?

De esta manera me hizo reflexionar el haber conocido este museo, en mi papel como pedagoga podría poner mi granito de arena y ayudar a cambiar este gran problema social. Debemos inculcar en nuestra sociedad pero principalmente en los niños la tolerancia, el respeto por el prójimo, el amor, y enseñarles que el derecho de cada uno llega hasta donde empieza el derecho del otro.NGGR

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