Museo nacional

Sebastián Martínez Morales

Grupo #01

03/05/18

Museo Nacional

Mi recorrido por el museo nacional empezó con el Aerolito de Santa Rosa que está ubicado en la mitad del museo, fue la primera pieza del museo en 1823, detrás de este aerolito hay una gran historia. Todo empieza con joven niña, Cecilia Corredor, se encuentra un objeto que parece de fuera de este mundo. La gente del pueblo, con mucho esfuerzo, lo arrastra hasta la plaza principal, en donde se exhibe con orgullo sobre una columna. Hasta que, en 1906, Henry A. Ward, profesor de Historia Natural de Rochester (Nueva York) y cazador de meteoritos, se enteró de la existencia del aerolito y decidió adquirirlo como fuera. En una cena organizada para el dónde todos estaban allí, intento robarlo, con 50 hombres a su mando mientras todos estaban en la cena, después se le haría una reducción al Aerolito.

Después entre a un tipo de bóveda llamada "El oficio del orfebre" donde se puede observar las diferentes técnicas desarrolladas desde hace aproximadamente 2.500 años en nuestro territorio por orfebres de culturas ya desaparecidas. Las piezas en exhibición fueron usadas por gente del común, en algunos casos como ofrendas en labores cotidianas y en otras ocasiones por personajes con alta jerarquía en ceremonias y como ajuares funerarios, la que más me llamo la atención fue la máscara de rostro humano (malagana 200 a.C. -200 d.C.), la cual está elaborada con una técnica de martillado, increíble cómo se pueden lograr tantos detalles con una técnica tan compleja.

Otra cosa que me llamo la atención es un tipo de habitación que no recuerdo el nombre, en la cual hay una línea del tiempo de sucesos más importantes en medios, entre 1940 y 2016, dure un buen tiempo leyendo cada fragmento de la habitación donde se hace un resumen de los hechos noticiosos más importantes a lo largo de la historia. Desde el bogotazo 9 de agosto de 1948, hasta la marcha del 2016 en octubre por la paz tras el triunfo del no en el plebiscito, entre otros.

En el 3 piso se encuentra una sala donde están la mayoría de personajes importantes de nuestro país.

Pero la sala más bonita e interesante es la de memoria y nación ubicada en el 2 piso donde encontramos pinturas de, La mulata cartagenera, de Enrique Grau; La raza en la calle, de Debóra Arango, o retratos como el de Dimas Daza, el último soldado de Nariño. También rostros anónimos, paisajes de Boquerón, del Río Apulo, y representaciones humanas hechas por los muiscas que datan del siglo XVII. No se trata de un arrume de obras y de objetos, sino de una nueva forma de narrar la nación desde su múltiples facetas y matices, y sus diversas interpretaciones.

Hubo tres cosas que me llamaron mucho la atención, primero la organización de la sala que cundo uno entra le dan ganas de leer todo, la segunda el retablo portátil de la crucifixión en el monte el calvario, fabricado hacia el siglo XVIII por artesanos españoles indígenas y mestizos, donde se da una mezcla de culturas americanas europeas y asiáticas en la misma obra, la tercera la travesía 2 que es una serie de bordados y tejidos hechos por las mujeres de Mampujan, el 10 de marzo del año 2000 en el departamento de bolívar los obligaron a salir de su pueblo al día siguiente 11 de marzo asesinaron a 12 campesinos, hicieron este bordado de luto por la masacra y un sentimiento de perdón.

...