México: una propuesta para un nuevo sistema de pensiones

México: una propuesta para un nuevo sistema de pensiones

El empobrecimiento en la vejez es un riesgo que nos atañe como individuos, el mecanismo para prevenirlo y evitarlo, se establece como Pensión, que es una suma monetaria periódica, donde de preferencia queda  financiada por aportación de los trabajadores. La pensión debe considerarse como parte de la seguridad social y por lo tanto, un derecho humano, por lo que queda en el Estado garantizarla.

La administración en un esquema de pensiones es esencial para llevar a cabo con eficacia el fin que este tiene, que es tratar de conservar un estilo de vida digno o adecuado conforme al que tenía la persona antes de jubilarse. En este sentido se mencionan a continuación, los modelos que en México existió, existe y el de la propuesta por parte de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS) para el país, ya que en México es un tema fundamental, visto no solo como parte de un derecho humano, sino que de no atenderse o mantenerse en la pasividad, se viviría una gran crisis social y económica debido al modelo actual, las proyecciones demográficas y la proximidad de primera generación de pensionados con el nuevo régimen, por lo que se tiene:

Beneficio Definido, que es el esquema usado en México la mayor parte del siglo XX desde su implementación en 1925, el Estado se encarga de administrar las aportaciones de empresas y trabajadores. La pensión es un pago periódico de por vida, definido desde el momento de las aportaciones. En este modelo se entiende que los trabajadores activos serán quienes financien las pensiones de los jubilados,  concepto conocido como solidaridad intergeneracional.

Contribución Definida, este fue el cambio que se dio en 1997 con la Nueva Ley de Seguro Social y más tarde en 2007 para el ISSSTE, la responsabilidad de administrar queda a cargo de las Administradoras de Fondos de Pensiones (las Afore tomaron la administración de los recursos ahorrados), los recursos se individualizaron, incrementaron las semanas de cotización a 1250 (cerca de 25 años de trabajo), con lo que se tuvo una división de trabajadores, la “generación de transición” quienes tomaron la decisión de elegir bajo que esquema jubilarse, además de que  es el gobierno federal quien asumió el 100% del pago de pensiones para los que cotizaron antes de 1997  y la “generación Afore” quienes se incorporarían al nuevo sistema desde el comienzo de su vida laboral.  

La incorporación del nuevo régimen, sin duda, ha dejado secuelas y problemas en el camino sin resolver, problemas que a la larga se pueden agravar, por ejemplo la fragmentación de los servicios de salud con las administradoras de pensiones dejando a la deriva el sistema el salud pública del país, la falta de un marco de referencia con una legislación del sistema de pensiones produce que se tengan muchas inconsistencias, por ejemplo,  en cuanto a edad de jubilación o porcentaje de la tasa de reemplazo. La capitalización individual en países en vías de desarrollo, como México, cultivo mayores niveles de informalidad, disminución de derechos laborales y menores sueldos.

Con el modelo de pensiones actual se obliga a las personas trabajadoras a tener una densidad de cotización, que es la proporción de periodos de aportación que el trabajador ha realizado al sistema de pensiones en relación con el total de tiempo que ha permanecido en el mercado laboral, del 100% para pensionarse, por el número de semanas de cotización requerido. De continuar así, en el país 8 de cada 10 trabajadores activos no podrán jubilarse con una pensión contributiva por su densidad de cotización (57% promedio).

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