Nicaragua Economía Y Desarrollo
Enviado por danielduartesuar • 2 de Mayo de 2014 • 22.000 Palabras (88 Páginas) • 243 Visitas
Dedicatoria
A la memoria de mi padre,
la llama que nunca se apagará
A mi madre Nubia
y a todos los que he
amado y amo intensamente
Indice
Introducción
I- Temas de Actualidad
1) Los indicadores socioeconómicos
2) Política económica y Banco Central
3) Crecimiento económico: bondades y costos
4) Ahorro nacional y estabilidad económica
5) Inflación y estabilidad
6) ¿Qué es eso de la competitividad?
7) El Estado del Bienestar
8) Estado- Mercado y Desarrollo
9) Inflación, empleo y poder adquisitivo
10) Reservas Internacionales y Desarrollo
II- La Economía Mundial
11) Globalización
12) El conflicto Norte-Sur
13) Estrategia hacia adentro versus estrategia hacia afuera
14) ¿Qué es la Organización de Países Exportadores de Petróleo?
15) Transformación Productiva con Equidad
16) Entre la economía y la ecología
17) La Economía Social de Mercado
18) El milagro económico norteamericano
19) China Continental
20) China Taiwán
III- Nicaragua: Economía y Desarrollo
21) El Síndrome de Pedrarias y la cultura política
22) Corrupción y desarrollo son incompatibles
23) Inflación, salarios y dolarización
24) La estabilidad financiera
25) Precios del petróleo y el desafío energético
26) Migraciones, remesas familiares y crecimiento económico
27) La Iniciativa HIPC
28) Las MIPYME´s y el Desarrollo Empresarial
29) La Universidad frente al siglo XXI
30) Economía y Desarrollo Humano Sostenible
31) Los problemas del Desarrollo
IV- Bibliografía Consultada
Nicaragua una economía en la encrucijada
Oscar-René Vargas
El libro de Rómulo Sánchez, Nicaragua: Economía y Desarrollo, demuestra que el desarrollo económico de los últimos doce años (1990-2001) representa un caso típico del desarrollo desequilibrado y contradictorio, que por una parte ha generado cada vez más riqueza en términos de producción bruta, pero por el otro lado mantiene y perpetúa a amplios sectores marginados de los beneficios de ese crecimiento. Es decir, los gobiernos de los años noventa no han tenido un compromiso con los pobres para impulsar una mayor equidad social. El próximo gobierno no tiene que olvidar que no hay proyecto económico que pueda tener éxito si no cuenta con el respaldo de la sociedad.
En los años noventa, en Nicaragua se ha desarrollado un capitalismo de compadrazgo. Ya que las antiguas leyes y costumbres se han relajado, y las nuevas están sin escribirse o sin aplicarse; muchas veces el capricho del “hombre” o la firma de un miembro del poder oculto convierte al súbdito favorecido en millonario de la noche a la mañana. El soborno y la corrupción permean todos los niveles de la sociedad. Nicaragua se ha transformado en una sociedad donde la frontera entre lo legal y lo ilegal, entre el éxito y la delincuencia, es borroso; la corrupción lo invade todo. Es decir, los gobiernos no han desarrollado una mayor transparencia en el manejo de los fondos públicos.
Es triste reconocerlo, pero, en la década de los noventa, Nicaragua ha logrado convertir a sus habitantes en su principal producto de exportación. Exportar ciudadanos es un negocio lucrativo para el gobierno. No incurre en gasto, pues cada emigrante se las juega como puede; no tiene que otorgar incentivos fiscales ni proporcionar infraestructura, como lo exige la inversión privada nacional y extranjera; la demanda por beneficios sociales y servicios públicos disminuye y, para culminar las ventajas, se reciben divisas líquidas.
Por ello es que la emigración se ha transformado en una meta estratégica para las autoridades, incapaces de encontrar otras salidas a la pobreza galopante y a la inercia, tanto pública como privada, para generar divisas y fuentes de empleo dignas. Hace falta un compromiso de los políticos para asegurar la aplicación de las reformas del Estado y así reducir los índices de pobreza. No hay que olvidar que el consumismo activo en Nicaragua está concentrado de varias formas y escalas en que solamente abarca un 20 por ciento de la población total del país, reflejo de la injusticia social que castiga a la mayor parte de ella.
Dependiente de la economía norteamericana, la más dinámica e importante del mundo, la economía nicaragüense sufrirá una reducción en su crecimiento por cada punto de contracción en la economía de Estados Unidos. Hasta antes del enfriamiento de la economía estadounidense, los tecnócratas gubernamentales hacían cuentas alegres con base en el empuje que estaba registrando la economía más importante del mundo.
Rómulo Sánchez sostiene que un alto en el crecimiento de la economía norteamericana significaría para Nicaragua: más gente sin empleos, familias en crisis y pobreza insuperable. El “enfriamiento económico” de Estados Unidos se puede convertir en una “enfermedad pulmonar grave” para todos los nicaragüenses, principalmente para los 3.2 millones de pobres que hay en el país.
El próximo gobierno tendrá que enfrentar, además de los problemas económicos, otros motivos de preocupación inmediatos. El factor económico ciertamente le ha reducido, al próximo gobierno, el margen de movimiento para atender demandas sociales. Más allá de los factores políticos, el problema de la pobreza tiene que ver, en el fondo, en la incapacidad gubernamental de hacer justicia social a los sectores empobrecidos del país.
La gente quiere saber si el próximo cambio de gobierno irá acompañado o no de una reforma del Estado que lleve a una toma de decisiones distinta a la que caracterizó al ajuste económico de los últimos once años (1990-2000). La gente quiere saber si con el próximo cambio de gobierno habrá o no una nueva estrategia de desarrollo.
De cara a las próximas elecciones, las interrogantes principales de la población nicaragüense son: si lo que dominará la escena es la voluntad política del cambio y la imaginación para establecer nuevos equilibrios sociales en la estrategia de desarrollo, mediante la creación de nuevos fondos para las pequeñas y medianas empresas del campo, fomento a la innovación tecnológica, reforma educativa, etcétera; o si lo
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