"No se nace mujer; se llega a serlo”, esta frase de Simone de Beauvoir refleja lo que como mujer siento respecto de mi propia condición.
Enviado por Mvg1983jbv • 25 de Octubre de 2016 • Ensayo • 1.999 Palabras (8 Páginas) • 989 Visitas
"No se nace mujer; se llega a serlo”, esta frase de Simone de Beauvoir refleja lo que como mujer siento respecto de mi propia condición.
El sexo es asignado en el momento de la concepción, por lo cual el llegar a ser verdaderamente mujer u hombre es posible conseguirlo a través de vivencias, de experiencias que la vida nos proporciona, de metas que vamos consiguiendo y situaciones que vamos superando, por medio de esto se consigue lo que realmente es ser mujer u hombre, el resto no tiene ningún merito propio, es asignado por la genética.
Como estudiante, puedo lograr convertirme en una trabajadora social, pero para ser una mujer, un individuo que aporte realmente a la sociedad, para ser una mujer de bien, en el amplio y verdadero sentido de la palabra, lo conseguiré a través de mis acciones cotidianas, el titulo que consiga no me convertirá en mejor mujer, ningún estudio me da ese título, lograr con mi proceder de un ser humano pensante y consciente transformarme en una verdadera mujer dependerá únicamente de mis decisiones y mis actos.
El texto que aborda la teoría de la dominación masculina según Pierre Bordieau nos traslada a una cultura distinta a la nuestra, la cultura de oriente, lo cual a priori nos haría pensar que el tema que planteará es ajeno o lejano a nuestra realidad como sociedad de occidente, sin embargo, basta con avanzar muy poco en la lectura para comprender la universalidad de la dominación masculina, que es el tema central.
El orden social legitima al hombre, la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en la sociedad en general, permanece en la actualidad aunque parezca que la brecha se ha acortado.
Las mujeres a lo largo de la historia fuimos ganando importantes espacios dentro de una sociedad absolutamente patriarcal, hace pocas décadas que tenemos la posibilidad de empezar a descubrir una historia ocultada durante siglos. Las mujeres, además de su aportación para sostener el hogar como madres y cuidadoras, han realizado una importante labor en el desarrollo político, científico, social y económico que la historia escrita por los hombres ha invisibilizado.
El texto aborda también la existencia de teorías que explican esta dominación a partir de la propia fisiología de la mujer y del hombre, la morfología y composición de nuestros cuerpos suponen una especie de “rompecabezas”, que se completa a través de la heterosexualidad, y que culmina con la penetración y el acto sexual propiamente tal. Pues morfológicamente estamos “preparadas” para asumir un rol pasivo en el acto sexual, donde nuestra forma da espacio natural para que el hombre nos “posea”, por esto es que dentro de nuestra propia sociedad una mujer con carácter, personalidad, que es capaz de abordar a un hombre en un contexto en el que ellos como machos deben salir a la conquista de la hembra , se sienten muchas veces cohibidos o bien suelen pensar que es una mujer “fácil” y que no es propio de las mujeres tomar la iniciativa, ya que son los machos quienes conquistan.
Esta misma situación se da lamentablemente a la hora de decidir, por ejemplo, usar preservativo en la relación sexual, ya que esa decisión no puede pertenecer por ningún motivo a la mujer, pues es el hombre el dueño de esta determinación, sin embargo, las consecuencias del no uso son mayormente para la mujer.
Si nos trasladamos al área laboral se da una situación que no difiere mucho del resto, es decir, el poder del patriarcado también se hace presente en este ámbito. Es evidente que la brecha salarial de género es una discriminación y no podemos ampararnos en ninguna explicación para justificar que las mujeres ganen menos que los hombres cuando realizan el mismo trabajo. Las mujeres llevan décadas incorporadas de forma masiva al mercado laboral, tienen, en muchos casos, más formación que los hombres, no hay nada que justifique esta desigualdad.
La única explicación posible es que la sociedad sigue considerando el trabajo de las mujeres como secundario, como una “ayuda”, un complemento al del hombre. Esta situación poco tiene que ver con la realidad, pero sirve para que en ocasiones se justifique esta discriminación, y es sin duda una fuerte representación de lo que la dominación masculina también logra abarcar.
En otras palabras, el hecho de que exista esta restricción de nuestra sexualidad, junto al matrimonio heterosexual, una subvaloración de la fuerza de trabajo de las mujeres , son elementos cruciales del patriarcado, que no descansa sólo en la en la familia, sino en todas las estructuras que posibilitan este control.
Se cuestiona este sistema de una sociedad patriarcal, el poder del hombre y el rol que cumple la mujer,y es precisamente ese rol el que ha sido cuestionado en diversas ocasiones, la mayoría sin muchos argumentos, los que culpabilizan y hacen responsable a la mujer de la propia opresión que existe y que viven, quitando a su vez responsabilidad a este sistema patriarcal instaurado. La existencia de un acuerdo mutuo entre hombres y mujeres, una especie de “comunión” en la que las mujeres contribuyen a establecer y sustentar el patriarcado, siendo artífices de su propia opresión prácticamente, esta situación de complicidad, en el imaginario colectivo, se produciría en condiciones en las que las mujeres libremente y sin sufrir ningún tipo de violencia ni represión deciden sustentar, por lo tanto es la mujer la sostenedora y transmisora de la institución del Patriarcado.
Esto representa una de las mayores muestras de falta de empatía y poca solidaridad hacia lo femenino, negar o justificar esa opresión. Al margen de una mayor o menor participación en la reproducción del patriarcado, más allá que repetimos patrones culturales aprendidos ,la mayoría de las mujeres no han contado con las herramientas suficientes para hacer frente al poder masculino. Fundamentalmente porque no comparten las mismas condiciones objetivas como el trabajo, la participación, la producción, ni tampoco están inmersas en el mismo proceso de socialización en cuanto a conocimientos, formación, cuidados recibidos, padecimientos sufridos, etc. Por lo tanto ese tipo de discursos son muy nocivos e injustos, ya que tienden, por el contrario a anular toda responsabilidad por parte de los opresores.
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