Oposición De La Sociedad Frente Al Proceso De Paz
Enviado por yulianachisco • 21 de Abril de 2015 • 2.503 Palabras (11 Páginas) • 324 Visitas
OPOSICION DE LA SOCIEDAD CIVIL FRENTE AL PROCESO DE PAZ
ARTICULO:
¿Qué es lo que hay que hacer para llegar a la paz en Colombia?
Yo sigo pensando que se puede negociar una paz duradera con la guerrilla. Y hay que estar preparados para cuando llegue la oportunidad de sentarse a la mesa de negociación otra vez. Yo diría que cuando se combinan las lecciones que han dejado las anteriores negociaciones en Colombia con la experiencia internacional, se llega a la siguiente conclusión adicional: el gobierno tiene que ser audaz para llegar a la paz, mucho más audaz de lo que ha sido; tiene que trazar una agenda que comprometa a la guerrilla y satisfaga sus reclamos históricos. Es decir, hay que buscar una agenda que implique cambios fundamentales (y necesarios) en el país. Es muy difícil que la guerra pueda rechazar una agenda de tal envergadura. A mi modo de ver, hay tres temas que tienen que ser abordados en la mesa de negociaciones para llenar esos requisitos:
La reforma de la estrategia de segundad nacional del país, Las Fuerzas Armadas de Colombia tienen como misión estratégica la guerra interna. El ejército sigue teniendo lazos con los grupos paramilitares a través de organizaciones de inteligencia y otros mecanismos. Sin terminar la guerra no se pueden reformar las Fuerzas Armadas. Hay que hacer estas reformas como parte de un acuerdo final de paz. Hay que acordar, con la guerrilla y con el país, una nueva misión y orientación de la fuerza pública después de que se termine el conflicto armado. Unilateralmente, y mientras siga la insurrección armada, eso no será posible.
Reforma agraria, La cuestión de la tierra ha sido la principal evidencia histórica de las FARC, y de hecho, del movimiento campesino organizado desde la década de los treinta. Sin embargo, hay que reconocer que la redistribución de la tenencia de la tierra es más difícil hoy que en 1984, cuando se firmaron los primeros acuerdos de cese al fuego en la administración Betancur. Habría sido más factible hacer la paz hace 10 o 12 años. Desde esa época, el narcotráfico se ha convertido en un terrateniente muy significativo en el país. Hoy en día, cualquier reforma agraria redistributiva tendría que enfrentar también el poder de los narcotraficantes en el sector rural colombiano.
Poder local, A pesar de que retóricamente dicen lo contrario, yo afirmaría que los grupos guerrilleros tienen más interés en acceder al poder local que al Congreso o a los otros órganos de poder de representación nacional. Sus intereses reales y ventajas políticas están básicamente circunscritos al poder local. En vez de repetir la historia de fracaso de los otros movimientos armados que han entregado sus armas a cambio de una participación nacional, podría ser más ventajoso para la guerrilla y para la estabilidad del país crear algunos mecanismos que favorezcan la acción política local de la guerrilla, como base de su participación nacional.
Una política de paz basada en una agenda como la descrita aquí requería gran audacia del gobierno. Hay que entender que tal agenda no equivale a regalar una parte del país a la subversión, como algunos afirman. Sería la base de una paz duradera. Así sucedió en El Salvador, donde firmaron un acuerdo de paz con una agenda similar. Convirtieron la guerrilla en actor político comprometido con las reglas institucionales del régimen legal salvadoreño. A pesar de las diferencias entre los dos países, tales acuerdos y tales resultados son posibles en Colombia.
Hay un factor adicional que pueden aportar la experiencia salvadoreña y varios otros procesos internacionales: la creación de una Comisión de Verdad. Después de la paz, es necesario empezar un proceso de reconciliación nacional. Para ello, un paso esencial es una Comisión de Verdad que rinda cuentas al país y establezca la historia oculta del conflicto interno. Aunque hay amnistías, el país merece saber la verdad de su propia historia y de las actuaciones de ambos bandos en el conflicto. La fórmula es de perdón, pero no de olvido.
Finalmente, hay que admitir que para llegar a la paz en Colombia se necesita el concurso de la comunidad internacional. La experiencia demuestra que si el gobierno y la guerrilla negocian solos no llegarán a la paz. Se requiere la participación de agentes externos que tendrían como función impedir que se rompan las negociaciones, como se ha visto en Colombia. Es cierto que en este sentido, Colombia difiere de Centro-américa. Allí, la participación de Estados Unidos fue decisiva, sobre todo en su presión sobre las Fuerzas Armadas salvadoreñas. En Colombia, Estados Unidos no tiene un papel tan protagónico y considerable, a pesar de que se han incrementado las relaciones entre los militares de los dos países con la expansión de la guerra antinarcóticos. Pero la mediación no tiene que provenir de los Estados Unidos; igual que en Centroamérica, existen otros agentes internacionales que podrían estimular la negociación y la agenda de reformas y vigilar la ejecución de un acuerdo final de la paz, como lo son las Naciones Unidas o algunas organizaciones no gubernamentales.
CRITICA:
La sociedad civil presenta críticas en las consideraciones de la paz
Por esta ampliación creciente de quienes se interesan y concurren en el tema, se ha pasado rápidamente a superar la singularidad de la participación centrada en los gremios para incluir, en la reflexión y el examen de la problemática, tanto a grupos y miembros individuales con poder de los sectores económicos, como a organismos no gubernamentales y a movimientos incipientes de organizaciones de base que los sectores populares han venido conformando y consolidando autónomamente con reconocimiento como actores reales de la vida nacional. En el orden temático, el espectro de consideraciones sin desconocer (al contrario redimensionando), el peso específico que tienen las componentes política y militar (junto con la económica y la social) se ha venido haciendo más complejo para incluir, además de la conformación de una férrea voluntad de paz ampliamente compartida, la construcción de referentes que cubran aspectos tan fundamentales como la atención psicológica de los afectados diariamente por el conflicto y los efectos que el mismo tiene en la creación de los imaginarios de los ciudadanos colombianos.
De esta manera, a la par con problemas tan intensos como la extrema pobreza de amplios sectores de la población, la debilidad de nuestro sistema democrático y la fragilidad misma de la vida en medio de la guerra, se ha venido consolidando la emergencia de movimientos por la paz que con muchas dificultades y recelos intentan una nueva manera de concebir la convivencia y la solidaridad, y de hacerlas posibles; de
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