POBREZA RELATIVA: VALIDEZ MORAL DEL CONCEPTO
Enviado por Maria Victoria Patiño Montoya • 7 de Octubre de 2015 • Ensayo • 1.387 Palabras (6 Páginas) • 178 Visitas
POBREZA RELATIVA: VALIDEZ MORAL DEL CONCEPTO
Tal y como señala el autor, la pobreza relativa se define como la carencia de determinados recursos que la sociedad (o parte de esta) da por descontado. Teniendo en cuenta que el propósito de este escrito es argumentar si el fenómeno de la pobreza, tal y como lo explica Weissmann en su artículo, es una aproximación valida desde la filosofía moral; se procederá a revisar diferentes enfoques que permitan demostrar, desde la perspectiva de la justicia si moralmente tiene sentido este planteamiento.
Si la situación se analiza bajo el punto de vista utilitarista será inevitable toparse con que para esta corriente el valor moral más importante y del que derivan todos los demás es la justicia. John Stuart Mill en su libro El Utilitarísmo (MILL, 1863) dedica su ultimo capitulo a establecer y explicar las conexiones entre la justicia y la igualdad, de donde extrae como principal conclusión de que la justicia y la utilidad no son concepto separados, de hecho sugiere que la primera es una especie de la segunda.
Mill define el objetivo de lo moral, en el sentido utilitarista, como toda acción que tienda hacia el bienestar de la comunidad, por lo que se busca que los individuos no se dañen mutuamente ni interfieran con la libertad de los demás (CARRASCO, 1999) lo anterior se traduce en que cada uno de los individuos pueda maximizar su funcione de utilidad, en este caso los resultados serán moralmente justos.
Ahora se analizará la manera en que deben maximizarse las funciones de utilidad y si bien estas funciones varían de persona a persona, en situaciones de pobreza relativa la utilidad adicional será mayor mientras se consuman bienes que nunca se han tenido a la mano o que constituyan una diferencia importante en la calidad de vida (TREJO, y otros), así pues la contribución de un televisor pantalla plana[1] al bienestar total de la sociedad[2], será menor que la producida por poder pagar el cuidado de los hijos mientras los padres trabajan. El mismo análisis puede efectuarse en un mediano plazo con el acceso a servicios como la educación o la salud.
Bajo los principio de justicia, moralidad y utilidad analizados hasta ahora, es posible afirmar que estudiar la pobreza desde un enfoque relativo, como lo hace Weissmann, constituye aproximación válida desde la filosofía moral utilitarista.
Una manera adicional de ver la pobreza relativa como un enfoque válido desde la filosofía moral es analizándola desde la perspectiva de la justicia Rawlsiana, aquí “los principios de la justicia surgen de un acuerdo original en una situación de igualdad” (RAWLS, 1971) a la que se llega por temor a quedar en una situación desventajosa dada la imposibilitad de conocer la posición original propia (por la acción del velo de la ignorancia).
El enfoque Rawlsiana desarrolla la teoría del maxi-min que plantea que la sociedad estará tan bien como lo esté el individuo en la peor situación[3], teniendo en cuenta lo anterior el punto que maximiza la utilidad social total es en la que se distribuyen los recursos en las mismas proporciones. Al igual que en el enfoque anterior debe considerarse que en un marco de pobreza relativa la utilidad marginal de un bien (o servicio) esencial como sería el cuidado de los niños, la educación o la salud, es mayor que la proporcionada por uno suntuario como el televisor.
Teniendo en cuenta lo anterior se pude identificar como lo moralmente correcto y de paso eficiente en términos de utilidad una situación en la que se provisione de los bienes que produzcan una utilidad marginal mayor a los individuos más desaventajados. Bajo este tipo de enfoque el concepto de pobreza relativa sigue gozando de validez desde la filosofía moral.
Otro enfoque desde el que se podría analizar la validez del planteamiento de Weissmann es el de Max Webber en una de sus obras más reconocidas La Ética Protestante y el Espíritu Capitalista (WEBER, 1905). En este escrito el autor expone entre líneas que la llegada de la nueva ética protestante revaluó “la glorificación del carisma de la pobreza” que en el pre-protestantismo estaba tan difundida, es decir ganar lo suficiente para seguir viviendo y honrar así a dios dejó de ser un paradigma indiscutible.
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