RESPETO Y RECONOCIMIENTO DE LA REALIDAD: UN CONCEPTO OLVIDADO DE ETICA Y MORAL
Enviado por Juannchocv • 31 de Agosto de 2011 • 1.863 Palabras (8 Páginas) • 2.321 Visitas
ENSAYO:
“RESPETO Y RECONOCIMIENTO DE LA REALIDAD: UN CONCEPTO OLVIDADO DE ETICA Y MORAL”
JUAN DAVID CARVAJAL VILLAMIZAR
INTRODUCCION
Cuando nos cuestionamos sobre los efectos de un régimen capitalista donde toda actividad o labor está dirigida a optimizar recursos monetarios (ya sea minimizar costos o maximizar rendimiento o utilidades), y se nos ha olvidado el rumbo, la esencia de la humanidad y la sociedad, es necesario entrar a analizar las normas morales que rigen nuestra sociedad.
Es conveniente realizar una revisión de los conceptos etimológicos de ética y moral, a fin contrastarlos con el concepto actual y revalorar los problemas que su posible distorsión trae al mundo.
Finalmente, se plantea una seria de cuestionamientos con el objeto de hacer un llamado de atención, y plantear posibles soluciones.
RESPETO Y RECONOCIMIENTO DE LA REALIDAD: UN CONCEPTO OLVIDADO DE ETICA Y MORAL
Después de numerosos saltos (cada vez más amplios) que la humanidad ha venido realizando desde la aparición de sus primeras formas de organización pasando por las revoluciones políticas (con la Revolución Francesa en cabeza), la revolución industrial, las revoluciones tecnológicas y científicas (desafortunadamente impulsadas por los conflictos bélicos), y la conformación de una aldea global tejida gracias a los desarrollos de las tecnologías de la información y la comunicación, apenas hoy se advierte sobre la necesidad de hacer una revisión del concepto de ser humano, ética y moral.
Inmersa en un mundo capitalista donde se resalta el “triunfo de la economía sobre la política, sobre la cultura y sobre las técnicas” (Le Mouël), y donde la sociedad pareciera “sacrificar el alma en el altar de la rentabilidad” en pro del alcance de un triunfo y poder individual, la humanidad experimenta una de sus más profundas crisis.
Como lo afirma Le Mouël:
A una falta de sensibilidad en las relaciones, un reino omnipresente de la frialdad técnico-contable que impone la organización, a la división del trabajo, las decisiones, las formas de administración, la contratación, etc. La calificación, la capacitación, la presencia y el papel atribuidos a las personas provienen de la lógica de los costos y las ganancias que, con su infalibilidad matemática, hacen del empleado un insumo para rentabilizar.
Dentro de las organizaciones “el individuo no es más que un instrumento, una pieza en el tablero de juego” (Corazón), de hecho; si el fin de ésta “es puramente económico, el obrero es un factor a incluir entre los costes de producción” (Corazón). En otras palabras, el individuo se convierte en uno de los “medios” para alcanzar el desarrollo económico, científico, y absurdamente el mismo desarrollo humano.
Hoy por hoy la sociedad vive en función de una estructura económica que deja a un lado las normas y leyes morales socialmente constituidas y aceptadas a lo largo del desarrollo social, para abrir paso a actos éticos guiados por normas e intereses particulares producto de la individualización y la especialización de las aéreas del conocimiento.
El concepto de ética se ve orientado por el fin que persigue cada individuo, y pareciera que, aunque debatida moralmente desde hace mucho tiempo atrás, la afirmación maquiavélica “el fin justifica los medios”, fuera quien guiase el proceder de las labores comerciales, científicas y de relaciones humanas. “Pues los fines humanos – cuando son determinados por la ciencia y no por la ética – son muy numerosos, independientes entre sí e incluso opuestos unos a otros” (Corazón).
La ética incluida dentro de un discurso de responsabilidad social, hoy no es más que una fachada, un “aspecto cosmético o marketinero” (Schiavoni) empleado por las empresas para declarar, según Le Mouël, una verdad que no es susceptible a verificación intelectual alguna desde la lógica, sino que centra su validez en la eficacia, en la consecución de sus objetivos. “Un minimalismo ético que fácilmente acaba confundiéndose con la mera legalidad” (Aguilera, Rodríguez).
Nos vemos entonces, entre un concepto de “ética utilitarista” (Bentham, Citado por Aguilera, Rodríguez) preocupada por el mero calculo, por el beneficio, y una “ética pragmática que toma en cuenta solo los resultados” (Bentham, Citado por Aguilera, Rodríguez), como los únicos enfoques morales que se pueden considerar dentro de la organización actual.
¿Entonces es válido el concepto de ética y moral de la actualidad?, ¿estos posibles nuevos conceptos son lo suficientemente claros y universales para garantizar las buenas prácticas comerciales y la convivencia en sociedad?, ¿Es posible enderezar el rumbo dentro de un contexto económico capitalista?
Etimológicamente, ética proviene del griego ethos (lo que es propio de sí) y remite a las maneras de comportarse que se juzgan convenientes en una situación dada, moral proviene, a su vez, de las palabras latinas mores, moralis, y denota las costumbres, los usos. (Le Mouël)
Partiendo de esta definición de ética, podemos afirmar que ésta hace referencia a la forma de actuar bajo los preceptos morales establecidos en una sociedad. Siguiendo este punto, el proceder ético depende del reconocimiento y aceptación de los valores, normas, leyes, (...), que rigen el colectivo social. “La ética no se ocupa de resolver los problemas, sino de las maneras de actuar conforme a ciertos valores” (Le Mouël).
Por otra parte, la moral es el conjunto de costumbres, modales, procederes, (…) establecidos en la sociedad. “La moral constituye el sistema de reglas legitimas que el hombre debe seguir en su vida personal y en su vida social” (Le Mouël).
Ha de advertirse entonces que aunque hay que hacer una revisión etimológica de estos conceptos, la parte fundamental estaría en el análisis de la vigencia de las normas, de las costumbres, de lo que la sociedad acepta y reclama como moral, de los sistemas de comunicación y divulgación (tanto en los sistemas educativos formales como en el hogar, la familia, la labor del mismo estado) de las normas de conducta, de convivencia.
Se hace necesario retomar la labor despreciada y olvidada de la educación en ética y valores, de urbanidad, rescatar
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