POLITICA PUBLICA
Enviado por ZEUSNUMA • 12 de Agosto de 2013 • 2.185 Palabras (9 Páginas) • 323 Visitas
Apuntes para la relación Policía y Comunidad
1. Introducción.
2. Cuadro de Situación.
3. Profundización.
4. Corolario.
5. Referencia Bibliográfica.
I. Introducción.
Fortalecer las relaciones con su mandante que es la Comunidad, es un tema central, al cual nos dedicaremos muy especialmente. Por ello, veremos algunos aspectos a tenerse en cuenta, que representan las bases de la Policía Comunitaria, una propuesta y práctica necesarias, que en términos generales no son nuevas en Latinoamérica, sino olvidadas y/o relegadas a un segundo plano.
Pero esta Policía Comunitaria, para no quedar fuera de contexto, aislada y fracasar; debe accionar en el marco de toda una Gestión Comunitaria en Seguridad, que implica la integración de su personal como la disposición de sus medios, en los programas de trabajo con participación (que no necesariamente son los foros o consejos vecinales), tendientes a la reducción de la vulnerabilidad social de la población, fundamentalmente aquélla en especial y delicada situación de riesgo. Esto es muy importante para el cumplimiento eficaz y eficiente de su misión, pues le brindará una progresiva asociación con el grupo sociocomunitario de pertenencia que le da origen, legitimidad y sustento.
II. Cuadro de Situación.
Se:
• Acercará la Institución policial a los barrios.
• Fortalecerá la confianza del vecino con la Policía.
• Facilitará la llegada del vecino a la autoridad policial.
• Receptarán las inquietudes vecinales para el futuro accionar policial. Unidades de asesoramiento.
• Construirán modelos de prevención del delito, acordes con cada barrio.
• Cumplirán tareas de supervisión y no exclusivamente de represión.
• Transformará el Perfil del Policía Típico real en ideal. Persona situada.
III. Profundización.
Las relaciones con la comunidad es una de las principales funciones que la policía debe llevar a cabo para la prevención del delito y la protección ciudadana. Por ello estarán convenientemente programadas y formando parte importante de la planificación general de cada agencia policial.
La Policía debe abandonar su tradicional aislamiento y abrirse a la Comunidad, desde una modificación edilicia de sus bases operativas, transformándolas en dependencias más receptivas a la concurrencia de los vecinos y no exclusivamente para la entrada y salida de delincuentes, hasta una fluida vida de relación entre los vecinos y sus funcionarios. Y esto se logra, caminando por los barrios, conversando con la gente, conocerla y demostrarle que una de las formas de prevención del delito es también reconocerse como parte, y estar para velar por ella.
Los titulares de estas dependencias, responsables de la protección ciudadana, se apoyarán en las diferentes entidades, asociaciones, clubes, etc., de cada barrio, llegando inclusive a considerar la posibilidad o necesidad de fijar periódicamente su despacho en las mismas para escuchar y receptar las inquietudes y opiniones vecinales, respecto al accionar policial como para la ejecución de medidas.
En su condición de operador de contacto y referencial, la policía, representada por sus funcionarios que cumplen servicios en las diferentes dependencias, participará inexcusablemente de las actividades escolares, sanitarias y/o vecinales en general como parte misma e importante de su función policial cotidiana. Recíprocamente, tiene necesariamente que compartir y hacer conocer algunos aspectos de su vida y labor institucional con los escolares; autoridades de educación, de la salud, de las organizaciones no gubernamentales como de los vecinos en general, mediante reuniones regulares de carácter social.
De esta manera, se irá construyendo el despliegue policial barrial que ya no será de diseño policial exclusivo sino producto de la interacción con los vecinos e instituciones intermedias, permitiendo la puesta en marcha de un modelo diferente de prevención, en función de cada área, flexible y sustentable.
Entonces, los vecinos, per se o, a través de sus distintas asociaciones barriales o profesionales, además de comprobar el fácil acceso a la Policía, se constituirán en sus potenciales unidades de asesoramiento con lo cual, fortalecerán también su confianza.
Recuerdo que a fines de 1993, un colega de Policía me solicita al menos un ejemplo de cómo llevar a la práctica la tan aparentemente teórica relación Policía-Comunidad. La respuesta fue inmediata y le dije entre otras alternativas:
1) ¨... se puede comenzar con la elección de una escuela primaria del área de responsabilidad; tomando contacto con su autoridad y para su próximo festejo escolar, enviar la bandera con el abanderado y la escolta de la dependencia policial a los actos que correspondan.¨;
2) ¨... se selecciona personal de la dependencia para que periódicamente tome contacto en aula con los chicos de la escuela y en conjunto conversen sobre temas de seguridad.¨;
3) ¨... nada impide que al menos una vez por semana o mes, o periódicamente, el titular de la dependencia policial constituya despacho en diferentes sociedades de fomento de su ámbito de responsabilidad para atender a la gente y resolver desde el mismo terreno o al menos contener, los problemas que se le planteen y/o la realización de trámites varios con el propósito de evitar su concurrencia a la dependencia policial.¨;
4) ¨... indicarle al personal policial que en oportunidad de patrullar los barrios, se detengan con frecuencia a conversar con la gente y responder sus preguntas.¨;
5) ¨... concientizarse que el lugar del funcionario policial es preponderantemente en la vía pública y en permanente contacto con la comunidad y no en los despachos u oficinas de las dependencias policiales.¨.
Cada dependencia policial conocerá su real Perfil del Policía Típico, elaborado profesionalmente y que en la mayoría de los casos no se ajusta a las necesidades comunitarias ni a las institucionales pero que es remediable. A partir de lo señalado, la interacción con los vecinos dará pautas de orientación que permitirá convertir ese perfil real, en el ideal para que los funcionarios policiales sean verdaderamente personas situadas, es decir, quienes están compenetradas con el espíritu comunitario, brindándoles una eficaz y eficiente protección a la vez que colaborando en su desarrollo y progreso. Tradicionalmente ha imperado un perfil policial, que nos muestra a un funcionario recio y duro como osadamente agresivo; claro, tiene que responder al modelo hegemónico, donde el ciudadano común, o es delincuente o puede serlo con lo cual le permitirá actuar en un espectro de permanente desconfianza (que por supuesto; fue, es
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