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Para No Perder La Costumbre


Enviado por   •  1 de Junio de 2015  •  514 Palabras (3 Páginas)  •  220 Visitas

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Prostitución masculina heterosexual: Servicios sexuales masculinos orientados al público femenino. No está enraizado en el imaginario colectivo debido a que no es una práctica común, es más: es propia del sector pudiente.

Del tema se tienen escasos alcances académicos. Por lo tanto, en el trabajo se hizo un estudio exploratorio de acercamiento, usando testimonios particulares que muestran explícitamente nuevos sentidos poco difundidos del tema, haciendo énfasis en lo cualitativo: Conversación y escucha.

Los objetivos de la investigación son: Estudiar las motivaciones y evolución de la sexualidad femenina, basándose en las descripciones de doce varones entrevistados que ejercen la prostitución y reconocer los estereotipos propios de su oficio.

Intimidad actual: ¿Hacia una sexualidad plástica?

La juventud actual presente características dispersas, por lo que solo pueden ser identificados por su coincidencia cronológica. Debido a esta fragmentación del discurso de la generación, ha sido catalogada como “La generación X”. La exploración individual que origina esta libertad de pensamiento, conlleva inevitablemente a la exploración de la sexualidad y la transformación de los cánones preestablecidos, generando la democratización de la vida sexual. Esto puede conllevar a una “Sexualidad plástica” en beneficio de un amplio mercado sexual.

El primer anuncio de oferta sexual masculina data de enero del 1983, en el semanario “Segunda mano”.

El sistema sexo género es una construcción socio-cultural que da significado al sujeto en la sociedad. Es por eso que en su mayoría, la postura masculina es de repulsión a los gigolós y prostitutos, por romper la jerarquía de géneros, la estructura hombre activo/mujer pasiva. A pesar de todo, hay diferencias de opinión según la edad:

Varones mayores de cincuenta años: Indignación y protección ante las mujeres que recurren a sus servicios. “Es un ocioso que se aprovecha de las mujeres para vivir”. Un discurso machista en el que la mujer sigue siendo la parte pasiva.

Varones jóvenes. Complicidad festejada: “Se divierten con señoras adineradas”

La gran mayoría de gigolós gozan de estabilidad social y usa una doble identidad para ejercer. Es un trabajo secreto por temor a la burla de su virilidad por parte de la sociedad. A pesar del oficio, mantienen la mentalidad machista concibiendo a la mujer como pasiva y discreta (“Me paga lo que vale”). En su mayoría, ejerce la prostitución como una etapa previa a la estabilización propia de la vida adulta.

En su mayoría, comienzan como strippers, o simplemente deciden ganar dinero por su vida sexual usual. Trabajan de manera independiente. En casos de mayor profesionalización, surgen agencias laborales.

La mercantilización de un proceder sexual rutinario. Mantienen posición de “activos”. No usan cafichos

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