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Participación Ciudadana En La Democracia


Enviado por   •  25 de Mayo de 2013  •  3.137 Palabras (13 Páginas)  •  506 Visitas

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PARTICIPACION: LOS CONTORNOS DE LA PALABRA

Suele ligarse con propósitos transparentes y casi siempre favorable para quienes están dispuestos a ofrecer algo de sí mismos en busca de propósitos colectivos.

Tomar parte; Convertirse uno mismo en parte de una organización que reúne a más de una sola persona. Pero también significa “compartir” algo con alguien o por lo menos hacer saber a otros alguna noticia. Es siempre un acto Social, quien cree no participar en absoluto, en realidad está dando un voto de confianza a quienes tomas las decisiones: un cheque en blanco para que otros actúen en su nombre.

La idea del “ciudadano total”, ése que toma parte en todos y cada uno de los asuntos que atañen a su existencia, no es más que una utopía.

Participación: Conjunto de voluntades

La participación es siempre, a tiempo, un acto social, colectivo y el producto de una decisión personal.

Dos elementos complementarios: La influencia de la sociedad sobre el individuo, pero sobre todo la voluntad personal de influir en la sociedad.

“La política no es más que el conjunto de razones que tienen los individuos para obedecer o para sublevarse”. No todos quieren participar aunque puedan, y no todos pueden hacerlo aunque quieran.

No se puede participar para obtener, siempre, todo lo que cada individuo desea. Lo que quiere decir que los propósitos de la organización colectiva sólo excepcionalmente coinciden a plenitud con los objetivos particulares de los individuos que lo conforman.

La participación no puede darse sin una distribución desigual de aportaciones individuales, ni puede producir, invariablemente, los mismos resultados para quienes deciden “formar parte” de un propósito compartido.

La representación: Participamos para cuidar los intereses y los derechos particulares de grupos y de personas que se diluyen en el conjunto mucho mas amplio de las naciones, para corregir la verdadera representación no puede existir, en la democracia, sin el auxilio de la forma más elemental de la participación ciudadana: los votos del pueblo. Ninguna representación democrática puede darse sin la participación de los electores, del mismo modo en que no existe forma alguna de participación colectiva en que no haya un cierto criterio representativo.

La participación que realmente puede tener cabida en las sociedades modernas es la que comienza por la selección de representantes a través de los partidos políticos, el principio básico de la organización democrática consiste en la elección libre de los representantes políticos, la participación ciudadana hace posible extender ese principio más allá de los votos. Convertirla en algo más que una sucesión de elecciones y, de paso, enlazar los procesos electorales con las decisiones políticas cotidianas. Sin participación sencillamente la democracia no existiría.

REPRESENTACIÓN POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

(Adrian y Nancy) 5 - 9

Aristóteles: pensaba que se trataba de una mala desviación del régimen republicano.

Kant: La democracia es necesariamente un despotismo.

La palabra clave no fue democracia, sino republica. No era lo mismo entregar el poder al pueblo, para que éste lo ejerciera a través de deliberaciones multitudinarias controladas por unos cuantos, que convertir al gobierno en una república: en asunto de todos.

Tanto los antiguos como la gran mayoría de los pensadores modernos creían que la participación de los ciudadanos tenía que someterse a ciertas reglas de comportamiento para evitar que las asambleas calificaríamos hoy como asambleísmo.

La diferencia fundamental está en los procesos electorales. No todos gozaban de la condición de ciudadanos. Era necesario haber nacido dentro de un estrato específico de la sociedad, o haber acumulado riquezas individuales, para tener acceso a la verdadera participación ciudadana.

La democracia, entendida ahora como la participación efectiva de todos los habitantes de la ciudad resultara para aquellos filósofos una forma perversa de gobernar.

Era un obstáculo ideológico, porque en la gran mayoría de los países del mundo la democracia sigue siendo todavía una aspiración.

La relación actual entre representación política y participación ciudadana es relativamente reciente, y que todavía hay cabos sueltos que tienden a confundir ambos procesos en la solución cotidiana de los conflictos políticos.

Se representaban los grupos organizados a través de su oficio, de sus actividades profesionales, frente al poder estatuido.

La sociedad no formaba parte de las decisiones, sino que acaso intentaba influir en ellas a través de sus muy variados representantes. Porque la soberanía del gobernarte no provenía del pueblo, sino de la herencia. No era la voluntad popular la que había llevado a la formación del gobierno sino los ancestros del poderoso y, en última instancia la voluntad de Dios.

Nuestros representantes son nuestros gobernantes, y sólo pueden ser nuestros gobernantes i efectivamente nos representa. Arrebatarle el manto político, la soberanía, a un pequeño grupo de gobernantes para trasladarlo al conjunto del pueblo.

Mandatario Imperativo, deshacer la confusión entre la representación política de todo el pueblo, y la participación específica de determinados grupos de interés ante el gobierno. El mandato imperativo supone que los diputados de un parlamento fueron electos por un determinado grupo de ciudadanos y que, en consecuencia, ese diputado solamente es responsable ante ellos; es su representante, y no el representante de toda una nación. Esa idea clave se vendría abajo, pues el gobierno y los parlamentos se convertirían en una especie de patrimonio exclusivo de quienes pudieran hacer triunfar a sus diputados.

Soberanía popular: los votos de los ciudadanos para elegir representantes comunes, es decir, la competencia abierta y libre entre candidatos distintos, obligados a representar al conjunto de los ciudadanos que conviven en una nación.

Como todos tienen derecho a ser representados, pero no todos quieren que los represente la misma persona, deciden entonces ir a elecciones. Pero quien las gana debe saber que no sólo representa a sus electores sino a todos los ciudadanos.

Los partidos fueron instrumentos idóneos para reunir y encauzar a los múltiples grupos de interés que se dispersaban por las naciones y que complicaban la lógica simple de la democracia, pero al mismo tiempo se fueron convirtiendo en los protagonistas principales

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