Peña Colorada Queretaro

“El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla”: Enrique Tierno Galván. Sociólogo y ensayista español.

En días pasados el Ejecutivo Estatal presento su Quinto Informe de Gobierno como lo marcan las formalidades constitucionales. Como es rutinario en estos actos protocolarios, se dio a conocer el estado que guarda la administración estatal. De la misma manera tradicional se tocaron temas de de Gobierno por sectores. Según lo informado, todo marcha de maravilla, se matizó el tema del progreso, del bienestar, de la seguridad, de la “potencia” que es nuestra entidad, en cualquier caso habría que creer la mitad y la otra ponerla en duda.

En especial el objeto de esta colaboración es lo dicho por el gobernador Calzada cuando en su alocución se refirió al tema de que “ahora sí” la zona que durante por más de 20 años de espera, de luchas, desencuentros, líos, litigios, incertidumbre, especulaciones, que muchos conocemos como la zona de Peña Colorada, es propuesta para su declaratoria de Área Natural Protegida con categoría de Área de Protección de Recursos Naturales. Sin duda encomiable y necesario.

Peña Colorada está enclavada entre los municipios de Querétaro y El Marqués, abarca una superficie aproximada de 4 mil 900 hectáreas, de las cuales 2 mil 900 son de carácter ejidal. Es conocida por su importancia ambiental para el Valle de Querétaro y la zona conurbada.

Se reconoce dicha zona dado sus innumerables servicios ambientales, que protegen sin verlo nuestro propio bienestar, de ahí el concepto de bienes intangibles.

Desde aquí hago la invitación a todos aquellos que les interese (que por cierto a todos nos importa porque a todos nos beneficia) a sumarse a firmar la consulta popular que se está llevando a cabo con la finalidad de que la sociedad apoye dicha propuesta. El beneficio, insisto, es para toda la población, es un beneficio imperecedero, resultando ser urgente en virtud del descontrol del crecimiento de esta megalópolis. Queda claro que el asunto del ordenamiento ecológico del territorio como instrumento de política ambiental, en el mejor de los casos funciona a medias. Los intereses de todo tipo pueden más que los ordenamientos territoriales.

ADIÓS A EL TÁNGANO…

En contraste, a la Zona de El Tángano parece que ahora sí se le está dando la estocada final o más bien, el “flechazo amarillo final”, cualquier epíteto, incluso todo El Chingonario (ed. Algarabía), se queda corto para poder calificar el ecocidio gradual de que está siendo objeto esta zona “protegida”.

Es difícil comprender que un reservorio natural que al igual que el de la Peña Colorada o El Cimatario, que se constituyen como supremos benefactores del Valle de Querétaro, por las razones antes expuestas, se sacrificará parte de este espacio en “beneficio”

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