Pibes Chorros

Introducción:

La Historia ha sido atravesada por la crisis epistemológica y ha amenazado el lugar del sujeto/objeto, los métodos de validación y la certeza del conocimiento.

Federico Lorenz plantea el porqué del recorte temático y como los puentes/lazos con la historia del pasado reciente son acciones ineludibles. Y la temporalidad de cómo opera lo cercano/lejano con relación al objeto de conocimiento y al objeto a enseñar.

Seleccionar como recorte temático “los pibes chorros” resulta cercano a la temporalidad de los alumnos, dado que todos conocen la “cumbia villera” (puente temático); y se busca en el alumno una postura más comprensiva/inclusiva y al mismo tiempo romper con estereotipos construidos socialmente (puente social). Es importante también mencionar la memoria como proceso de construcción de identidad colectiva y su vinculación con la historia y en especial con la enseñanza, para no caer en el olvido, la omisión, en un nuevo culto al pasado o a la formación de nuevos estereotipos. Una política de la memoria en la enseñanza de la historia del pasado reciente no debe profundizar ni exacerbar el dolor, en acontecimientos que de por sí son dolorosos.

Desarrollo:

¿Por qué partir de los pibes chorros?: el contexto social, político y económico.

A mediados de la década del ’70 se producen grandes transformaciones sociales a nivel mundial.

En Argentina se instaura la dictadura militar que utiliza como herramienta de disciplinamiento para callar cualquier voz diferente, el terrorismo de Estado.

Con la llegada del gobierno de Menem se inauguran políticas neoliberales y marcan las diferencias de los distintos sectores sociales. Desfavoreciendo a la clase trabajadora que fueron expulsadas del sistema, en contextos de marginalidad y exclusión, por vía de trabajo informal.

La sociedad excluyente: un nuevo campo societal

Esta sociedad es consecuencia de la desindustrialización, la expulsión de mano de obra, la caída del salario que impacta negativamente en la distribución del ingreso.

“Achicar el gasto público” fue el lema para recortar inversiones en educación y salud, privatizar empresas estatales, provocando la desnacionalización y destrucción de la industria nacional. Lo que obligó al Estado a reforzar las estrategias de concentración de la pobreza a través de políticas asistenciales a poblaciones afectadas y movilizadas. También se incrementó políticas represivas para controlar esas poblaciones.

La familia: ¿espacio de contención?

Este concepto tiene historicidad y adquiere nuevas significaciones según el contexto en que se aplique. Se le reconoce funciones mínimas: socialización primaria, lugar de contención y estabilidad de los menores y además cumple una función socio-simbólica y cultural.

En Argentina en los años ‘60 y ’70 muchas familias se vieron privadas del respaldo socioeconómico y esto se acentuó en los ’80 agravándose la condición de las familias de los sectores populares.

Se establece una relación entre familia, fragmentación y delito que no implica un determinismo que derive en la naturalización de la pobreza y en consecuencia del problema: pobreza= ruptura de lazos familiares= pibes chorros. Las historias no son lineales.

Los vínculos son heterogéneos, aparece la madre como figura incondicional, y la figura paterna es ambigua se cuestiona su rol y autoridad.

En cuanto al modo de organización familiar, responsabilidades y roles, los jóvenes suelen menos responsabilidades y son estigmatizados por no ayudar en la casa y pasan de “vagos” a “perdidos”. Los empleos informales, changas disminuye el tiempo de interacción con el resto de la familia y los vínculos se debilitan. En síntesis, “pibe chorro” no se hace, se nace.

“Pibe chorro no se nace, se hace”.

A los factores anteriores se le puede agregar el voraz estímulo del consumo desde el shopping y las publicidades, que de algún modo “taladran cabezas” bajo el lema “tener y ser” o “si no tenés, no sos” o sea “no existís”.

El lugar del desempleado es el “no lugar”, es el “no ser”, el “no existir” y la necesidad económica está relacionada con la degradación de los valores vinculados al trabajo, la educación, y la familia. Las nuevas generaciones no conocen estas prácticas y pueden buscar otras “alternativas”.

La generación de los chicos que hoy denominamos “pibes chorros” es en general, de origen humilde. La exclusión “pega” de diversas maneras: es silenciosa, pero a la vez genera bronca, resentimiento “por no ser”.

La escuela y los docentes tienen mucho por hacer, como contribuir a la constitución de una sociedad más justa y tolerante, a la formación de alumnos más comprensivos y solidarios. Y deben estar acompañados por otros actos, dentro y fuera de la escuela, de diversa instituciones y en especial del Estado.

El desaparecido: un concepto fuerte que se resignifica a través del tiempo

“El desaparecido no existe, no está vivo ni muerto, es un desaparecido” (Videla). Vendría ser el que no se nombra, el que no se corporiza, el que resulta indecible.

Los jóvenes hacen referencia a su existencia y al reconocimiento de la misma a través de presentar ciertos atributos, que sintetizan frente a su ausencia en la expresión “No existís”. El inexistente significa estar excluido de determinados circuitos sociales y culturales. La expulsión social produce un desexistente, un desaparecido de los escenarios públicos y de intercambio.

Hay ciertas continuidades que aparecen a través de la relación entre terrorismo de Estado (desapariciones de personas) y el neoliberalismo como política económica de exclusión social que genera nuevos desaparecidos sociales.

El recorte: la importancia de la selección de contenidos.

Al abordar ciencias Sociales en la escuela los temas de entrada se presentan desconectados entre sí, fuera de sus contextos socioeconómicos y culturales, lo que constituye un obstáculo a la hora de comprender una realidad social.

Los “pibes chorros” como temática a abordar con los alumnos reviste una doble significación: por un lado su actualidad y por el otro la necesidad de “desarmar” ciertas representaciones que justifican la discriminación y el reclamo de una mano dura.

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