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Población, producción agraria y mercado interno, 1700-1824


Enviado por   •  20 de Octubre de 2021  •  Apuntes  •  2.340 Palabras (10 Páginas)  •  109 Visitas

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Población, producción agraria y mercado interno, 1700-1824

En el siglo XVIII, el virreinato del Perú experimentó cambios en la demarcación de su territorio que, precisamente, incidieron en la comprensión de los temas abordados aquí: la dinámica demográfica, la evolución de la economía rural y la formación de circuitos mercantiles. Igual atención merecen los puntos étnicos y sociales de la evolución demográfica: A lo largo de este siglo, la gestión colonial, sin renunciar a su enfático interés en la población indígena tributaria (los varones adultos), procuró obtener datos numéricos sobre otros sectores étnicos (las denominadas castas), con el propósito de obtener una idea más ajustada de las maneras de la economía colonial, en medio de las que se contaba, por supuesto, la ampliación de su base tributaria. virreinal peruana, inspeccionamos diversos puntos de la economía agraria y sus instituciones en entornos diferenciados. Para eso, se atienden preguntas primordiales como por ejemplo la nomenclatura de la propiedad agraria o lo cual se debería comprender por especialización regional en un entorno donde el nivel de monetización es reducido. Varios datos apuntan a la realidad de una geografía agraria cambiante que además se reflejaba en el tipo de interrelaciones laborales. En la costa, el dinamismo comercial de las haciendas y otras unidades productivas se debería detectar con la existencia de la organización de la esclavitud, en lo que en la sierra se observa una tendencia a causa de la gran propiedad a fijar a los trabajadores —indios tributarios, mestizos, etcétera. — en una diversidad de adscripciones a la tierra, con obligaciones laborales que escapaban a un mercado de trabajo independiente. Tanto en la especificación general de las unidades productivas como en el La elección de potenciar el sector dedicada a determinados cultivos necesarios para el abasto de los trabajadores y de la unidad provechosa, sin necesidad de recurrir a transacciones externas, ha sido un resultado de la reducida circulación de bienes. interno colonial en sus 2 puntos: el mercado monopólico y controlado del denominado “repartimiento mercantil” y el mercado considerado independiente, así como la coexistencia de los dos en un mismo espacio y tiempo.

2. Las zonas productivas y la cuestión de la especialización.

Las descripciones geográficas dieciochescas que contienen información económica presentan a la economía del país centrada en la ciudad de Lima y el arzobispado de Lima, tras los cuales siguen los demás “obispados” con sus provincias y curatos: al respecto, resulta modélica la Geografía del Perú de Cosme Bueno.

Es posible destacar la existencia de áreas donde predominaba la explotación de un determinado recurso. El algodón se producía en Piura, Tacna y en ciertas áreas de Chincha. La ganadería era importante en Piura y Lambayeque. La caña de azúcar predominaba en Lambayeque, Trujillo, Lima e Ica; aunque también se cultivaba en las quebradas más cálidas de Abancay, en los distritos de Aymaraes y Cotabambas, en la ceja de montaña de Calca, Lares y Urubamba, y en la de Junín. La coca era un cultivo crucial en la montaña de Huánuco, Huamalíes, Huanta, las quebradas de Abancay, Cuzco e incluso Puno. El sur chico, además de Arequipa y Moquegua, era área de viñedos.

3. Nomenclatura y extensión de las tenencias agrícolas

La hacienda es la propiedad rural explotada mediante una pequeña inversión de capital, con una producción destinada a un mercado reducido y cuyos beneficios servían tanto a la acumulación de capital como a la satisfacción de las aspiraciones sociales del propietario. La plantación se caracterizó por una gran inversión de capital y una clara orientación a un gran mercado, cuyo beneficio obtenido servía para la acumulación de capital. Algunas se beneficiaban directamente de las asignaciones de mitayos, es decir, de los trabajadores indios obligados a laborar en una empresa agraria por un determinado período, mientras que otras recurrían estacionalmente al trabajo de jornaleros o intentaban fijar a un determinado número de indígenas en condición de colonos, arrendires o yanaconas. De modo que establecer un prototipo de hacienda es un método de poca utilidad para el análisis de la historia económica.

4. El acceso a la propiedad rural: “composiciones”, herencia y mercado de tierras.

La propiedad rural se adquiría por merced real, donación, herencia o compra, y su explotación se realizaba a través de la gestión directa del propietario o bien indirectamente mediante arriendos, cesiones, enfiteusis, etc. Existían propietarios corporativos: la Iglesia, las cofradías, las órdenes religiosas y, en cierto sentido, los comunes de indios. El proceso de regularización del acceso a la propiedad fue llamado “composición de tierras”

Otro rasgo importante de la propiedad rural fue que la estimación del valor de una propiedad estuvo determinada, más que por la cantidad o calidad de la tierra, por la mano de obra. Así, las haciendas con esclavos eran mucho más valiosas que las que carecían de ellos; igualmente, una hacienda con derecho a la mita de indígenas era más valiosa que una que no los tuviera.

5. El acceso a la tierra: los comunes de indios y la propiedad indígena

El “común de indios” era una entidad con multiplicidad de funciones: políticas, jurídicas, fiscales, económicas. El común podía comprender varias subdivisiones o parcialidades. La Corona garantizaba a la comunidad el acceso a la tierra como ente colectivo, con el fin expreso de que sirviera para el pago del tributo y para la manutención de sus miembros. estas comunidades procedían directamente de los ayllus prehispánicos y, como tales, seguían practicando una especie de comunismo primitivo sobre el cual se habría yuxtapuesto la feudalidad.

6. Tierras, crédito y capitales

La fuente de crédito habitual para los hacendados y otros empresarios rurales era la Iglesia. A su vez, la producción agraria se veía condicionada por las cargas crediticias que se le imponían. Estas cargas eran los llamados censos, en la medida que obliga al dueño del bien a cumplir con la obligación de pagar un canon o pensión anual. Existen, por tanto, dos elementos personales: el censualista (quien tiene derecho a recibir el canon, pensión o rédito); el censatario (quien lo paga). Los censos fueron de tres tipos:

a) censo consignativo: el propietario del bien inmueble transmitía a un tercero el derecho a percibir un rédito anual por tiempo indeterminado, para lo que gravaba dicho inmueble total o parcialmente.

b) censo enfitéutico: el propietario entregaba el bien inmueble, sin venderlo, a cambio de percibir una renta o canon. El enfiteuta quedaba en posesión del inmueble por varias vidas o perpetuamente.

c) censo reservativo o venta a censo: el propietario del predio transmitía todos los derechos al censatario, a cambio de una pensión o renta anual, es decir, el propietario se convertía en beneficiario solo de un rédito, calculado sobre el monto del capital que valía el predio.

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