Pobreza Y Alimentación

“UNA REFLEXIÓN SOBRE EL HAMBRE Y LA POBREZA EN MÉXICO”

En los últimos años el mundo y las sociedades se han enfrentado a un progreso acelerado de sus contextos y formas de vida, sin embargo la desigualdad se ha hecho presente en la misma proporción, y esta termina por convertirse en la característica que mejor define al mundo contemporáneo. Este fenómeno se traduce principalmente en las grandes y abismales diferencias existentes entre las sociedades que resultan de los procesos económicos, políticos y sociales, manejados por las conveniencias de los gobiernos y los sectores donde se concentra el poder y el dinero.

El hambre y la pobreza en sus distintas formas han sido objeto para pretender el control de las masas, generando un supuesto interés de aquellos que nos gobiernan, bajo un beneficio electoral, promoviendo programas que sin duda son creados y diseñados para controlar las condiciones alimentaríais y de pobreza, pero no para abatir este mal social, en pleno siglo XXI estamos muy lejos de conseguir un país sin hambre ni pobreza, ya que para poder conseguirlo es necesario crear condiciones que permitan a cada persona gozar y desarrollar sus derechos económicos, políticos y sociales, a fin de generar una mejor condición y calidad de vida.

El escenario en México

En México el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) informo que entre 2008 y 2010 la pobreza en el país aumentó de 44.5% a 46.2% y la pobreza extrema paso de 10.6% a 10.4%, lo que corresponde a 52 millones de mexicanos en situación de pobreza y 11.7 millones que viven bajo pobreza extrema.

Uno de cada cinco mexicanos vive con hambre. Es un universo de 63 millones de personas, cantidad comparable a la población conjunta de Chihuahua, Jalisco, Guerrero y el Distrito Federal o a la de todos los habitantes del medio rural. Se trata de familias que, aún cuando hagan uso de todo su ingreso para la compra de comida, no pueden adquirir lo indispensable para tener una alimentación adecuada, según la caracterización realizada por el organismo oficial encargado de evaluar la política de desarrollo social. Sólo dos de cada diez mexicanos no son considerados pobres ni sujetos a alguna carencia social (CONEVAL, 2012).

El hambre y la pobreza; resultado de la inequidad social

A menudo cuando escuchamos noticias sobre el incremento de la pobreza y el hambre en nuestro país, es común preguntarnos ¿A qué o a quién debemos culpar y qué puede hacerse al respecto?. A medida que se han realizado investigaciones para resolver estas incógnitas, se ha determinado que el hambre es detonada por la pobreza, así como por la falta de consciencia que permita dar continuidad a los programas de desarrollo, por lo tanto es conveniente preguntarnos y entender ¿como surge la pobreza?.

La pobreza es una situación o forma de vida que surge como producto de la imposibilidad de acceso o carencia de los recursos para satisfacer las necesidades básicas (alimentación, vivienda, educación, asistencia sanitaria) que conlleva al deterioro del nivel y calidad de vida de las personas (Boltvinik, 1992).

Desde este punto de vista podemos entender que la pobreza es el resultado de un proceso de inequidad y exclusión social, es sumamente compleja y sus soluciones se reflejan en sus mismas causas y estas varían de lugar a lugar, y en la actualidad se ha convertido en una de las tareas inconclusas más importantes, ya que solo cuando sus causas sean examinadas y entendidas, podrán desarrollarse soluciones efectivas.

La pobreza se encuentra concentrada en áreas marginales, donde las perspectivas de incrementar el acceso a los medios que permitan una mejor condición y calidad de vida son limitadas. Frecuentemente en estas zonas la gente trata de subsistir con alimentos que producen en sus propias huertas, sin embargo este proceso no siempre puede ser sostenible a largo plazo, es aquí donde beberían entrar en acción las estrategias gubernamentales fomentando y apoyando la creación de cultivos comerciales que se puedan vender en el mercado, con el fin de que la comunidad obtenga recursos monetarios y con ello incrementar su acceso a una mayor diversidad alimentaria. Es claro que no basta con crear programas que disminuyan momentáneamente los problemas de las comunidades, es más importante implementar acciones que permitan el desarrollo de individuos autosuficientes capaces de lograr una mejor calidad de vida.

Generalmente se reconoce que la salud y la desnutrición son indicadores importantes del bienestar de una sociedad, por lo

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