Poesia Cuzqueña Acual
Enviado por Davicodanz • 11 de Octubre de 2012 • 1.692 Palabras (7 Páginas) • 367 Visitas
Once y cincuenta y nueve minutos, mordamos la manzana,
Doce con uno, reconozcamos el cadáver del deseo,
Sal con agua, eso conforma el mar-dijeron- y me bastó,
Pero cierto es, que no se puede no aprender,
Que callar, no implica el silencio,
Que el abrazo no siempre es protección,
Que las sonrisas se tiñen de dorado,
Que no hay casa fija en el mundo de hoy
Que el llanto es poco valorado,
El niño, el viejo y el adulto abandonados,
Los barcos, los trenes, aviones y carros,
Nos mantienen bastante ocupados,
Que movernos no importa, basta con estar sentados,
Por resaltar lo evidente hemos fallado,
Que la fotografía capturada está,
Que por muy dispersa la imaginación, tiene dirección,
Que aquel que dijimos cadáver, aquel que dábamos por muerto,
Tendrá que esperar, vive y vivirá,
Pues tiene un compromiso y partirá junto con el tiempo.
Once y cincuenta y nueve minutos, mordamos la manzana,
Doce con uno, reconozcamos el cadáver del deseo,
Sal con agua, eso conforma el mar-dijeron- y me bastó,
Pero cierto es, que no se puede no aprender,
Que callar, no implica el silencio,
Que el abrazo no siempre es protección,
Que las sonrisas se tiñen de dorado,
Que no hay casa fija en el mundo de hoy
Que el llanto es poco valorado,
El niño, el viejo y el adulto abandonados,
Los barcos, los trenes, aviones y carros,
Nos mantienen bastante ocupados,
Que movernos no importa, basta con estar sentados,
Por resaltar lo evidente hemos fallado,
Que la fotografía capturada está,
Que por muy dispersa la imaginación, tiene dirección,
Que aquel que dijimos cadáver, aquel que dábamos por muerto,
Tendrá que esperar, vive y vivirá,
Pues tiene un compromiso y partirá junto con el tiempo.
Once y cincuenta y nueve minutos, mordamos la manzana,
Doce con uno, reconozcamos el cadáver del deseo,
Sal con agua, eso conforma el mar-dijeron- y me bastó,
Pero cierto es, que no se puede no aprender,
Que callar, no implica el silencio,
Que el abrazo no siempre es protección,
Que las sonrisas se tiñen de dorado,
Que no hay casa fija en el mundo de hoy
Que el llanto es poco valorado,
El niño, el viejo y el adulto abandonados,
Los barcos, los trenes, aviones y carros,
Nos mantienen bastante ocupados,
Que movernos no importa, basta con estar sentados,
Por resaltar lo evidente hemos fallado,
Que la fotografía capturada está,
Que por muy dispersa la imaginación, tiene dirección,
Que aquel que dijimos cadáver, aquel que dábamos por muerto,
Tendrá que esperar, vive y vivirá,
Pues tiene un compromiso y partirá junto con el tiempo.
Once y cincuenta y nueve minutos, mordamos la manzana,
Doce con uno, reconozcamos el cadáver del deseo,
Sal con agua, eso conforma el mar-dijeron- y me bastó,
Pero cierto es, que no se puede no aprender,
Que callar, no implica el silencio,
Que el abrazo no siempre es protección,
Que las sonrisas se tiñen de dorado,
Que no hay casa fija en el mundo de hoy
Que el llanto es poco valorado,
El niño, el viejo y el adulto abandonados,
Los barcos, los trenes, aviones y carros,
Nos mantienen bastante ocupados,
Que movernos no importa, basta con estar sentados,
Por resaltar lo evidente hemos fallado,
Que la fotografía capturada está,
Que por muy dispersa la imaginación, tiene dirección,
Que aquel que dijimos cadáver, aquel que dábamos por muerto,
Tendrá que esperar, vive y vivirá,
Pues tiene un compromiso y partirá junto con el tiempo.
Once y cincuenta y nueve minutos, mordamos la manzana,
Doce con uno, reconozcamos el cadáver del deseo,
Sal con agua, eso conforma el mar-dijeron- y me bastó,
Pero cierto es, que no se puede no aprender,
Que callar, no implica el silencio,
Que el abrazo no siempre es protección,
Que las sonrisas se tiñen de dorado,
Que no hay casa fija en el mundo de hoy
Que el llanto es poco valorado,
El niño, el viejo y el adulto abandonados,
Los barcos, los trenes, aviones y carros,
Nos mantienen bastante ocupados,
Que movernos no importa, basta con estar sentados,
Por resaltar lo evidente hemos fallado,
Que la fotografía capturada está,
Que por muy dispersa la imaginación, tiene dirección,
Que aquel que dijimos cadáver, aquel que dábamos por muerto,
Tendrá que esperar, vive y vivirá,
Pues tiene un compromiso y partirá junto con el tiempo.
Once y cincuenta y nueve minutos, mordamos la manzana,
Doce con uno, reconozcamos el cadáver del deseo,
Sal con agua, eso conforma el mar-dijeron- y me bastó,
Pero cierto es, que no se puede no aprender,
Que callar, no implica el silencio,
Que el abrazo no siempre es protección,
Que las sonrisas se tiñen de dorado,
Que no hay casa fija en el mundo de hoy
Que el llanto es poco valorado,
El niño, el viejo y el adulto abandonados,
Los barcos, los trenes, aviones y carros,
Nos mantienen bastante ocupados,
Que movernos no importa, basta con estar sentados,
Por resaltar lo evidente hemos fallado,
Que la fotografía capturada está,
Que por muy dispersa la imaginación, tiene dirección,
Que aquel que dijimos cadáver, aquel que dábamos por muerto,
Tendrá que esperar, vive y vivirá,
Pues tiene un compromiso y partirá junto con el tiempo.
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