Politica Administrativa
Enviado por ezram_93 • 2 de Abril de 2015 • 1.549 Palabras (7 Páginas) • 175 Visitas
¿Qué tipo de ciencias sociales debemos construir ahora?
Los autores afirman que los coloquios y las conferencias mundiales, así como las publicaciones científicas han eliminado la distinción entre las diferentes disciplinas que han surgido en la última mitad del siglo XX al prestarle más atención al objeto de estudio que a la disciplina a la que pertenece el participante. También hubo una tendencia a incrementar el número de disciplinas pertenecientes a las ciencias sociales, aun que en la última década del presente siglo- y derivado de la crisis económicas- se han empezado a reestructurar algunas universidades “reduciendo el número de categorías en que pueden dividirse la ciencia social”.
Por otro lado, dicen que hay cuando menos tres problemas teórico/ metodológicos centrales entorno las cuales es necesario construir nuevos consensos euristicos a fin de permitir avances fructíferos en el conocimiento. El primero se refiere a la relación entre el investigador y la investigación. A comienzos de este siglo Max weber resumió la trayectoria del pensamiento moderno como el “descasamiento del mundo”. En la nouvelle Alliance Prigoigine y Stengerspiden un “reencantamiento del mundo”. El concepto de descasamiento del mundo representaba la búsqueda de un conocimiento objetivo no limitado por ninguna sabiduría o ideología revelada y/o aceptada. Esa demanda fue un paso esencial en la liberación de la actividad intelectual de presiones externas incapacitantes y de la mitología, y aun sigue siendo válida.
El llamado “reencantamiento del mundo” es diferente: no es un llamado a la mistificación. Es un llamado a derribar las barrearas artificiales entre los seres humanos y la naturaleza, a reconocer que ambas forman parte de un universo único enmarcado por la flecha del tiempo. El reencantamiento del mundo se propone liberar aun más el pensamiento humano.
Con el tiempo, la creencia generalizada en una neutralidad ficticia ha pasado a ser un obstáculo importante al aumento del valor de verdad de nuestros descubrimientos, y si eso plantea un gran problema a los científicos naturales, representa un problema aun mayor a los científicos sociales.
El segundo problema es como reinsertar el tiempo y el espacio con variables constitutivas internas en nuestros análisis y no meramente como realidades físicas invariables dentro de los cuales existe el universo social. Si consideramos que los conceptos de tiempo y espacio son variables socialmente construidas que el mundo (y el científico) utiliza para afectar e interpretar la realidad social, nos vemos frente a la necesidad de desarrollar una metodología con la cual coloquemos esas construcciones sociales en el centro de nuestro análisis pero en la forma que no sean vistas ni utilizadas como fenómenos arbitrarios.
El tercer problema que se nos presenta es el de cómo superar las separaciones artificiales erigidas en el siglo XIX entre los reinos, supuestamente autónomos, de lo político, lo económico y lo social (o lo cultural o lo socio-cultural). En la práctica actual de los científicos sociales esas líneas suelen ser ignoradas de facto. Pero la práctica actual no concuerda con los puntos de vista oficiales de las principales disciplinas. El investigador no puede ser “neutral” y si el tiempo y el espacio son variables internas en el análisis.
Hay varias dimensiones importantes que merecen debates y análisis más completos. Se trata de: 1) las implicaciones de rechazar la distinción ontológica entre los seres humanos y la naturaleza, distinción que forma parte del pensamiento moderno por lo menos desde descartes; 2) las implicaciones de negarse a considerar al estado como origen de las únicas fronteras posibles y/o primarias dentro de las cuales la acción social ocurre y debe ser analizada; 3) las implicaciones de aceptar la tensión interminable entre el uno y los muchos, lo universal y lo particular como un rasgo permanente de la sociedad humana y no como un anacronismo: 4) el tipo de objetividad que es plausible a la luz de las premisas presupuestas por la ciencia.
Las ciencias sociales han venido avanzando en dirección hacia un respecto cada vez mayor por la naturaleza; al mismo tiempo las ciencias naturales han ido desplazándose hacia una visión del universo como inestable e impredecible, y por lo tanto a concebir al universo como una realidad activa y no como un autómata sujeto a la dominación de los seres humanos, que de alguna manera están ubicados fuera de la naturaleza. Las convergencias entre las ciencias naturales y las ciencias sociales se hacen mayores en la medida en que las vemos a ambas dedicadas al estudio de sistemas complejos.
Las ciencias sociales han sido muy estado céntricas, en el sentido de que los estados constituían el marco, supuestamente evidente, dentro del cual tenían lugar los procesos analizados por las ciencias sociales. Esto era especialmente cierto para las ciencias que estudiaban (por lo menos hasta 1945) esencialmente el mundo occidental – la historia y el trió de las ciencias sociales
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