Politica pública: Dos Visiones Una Realidad

Mucho se ha discutido sobre el concepto de realidad. Lo que para algunos es real para otros puede no serlo. Desde corrientes filosóficas como la Kantiana , en la que se señala que la mayor parte del conocimiento humano se da a posteriori, es decir, a través de la experiencia y no a priori, hasta la sabiduría popular, podemos inferir que el ser humano actúa de acuerdo con su percepción de las cosa, con las ideas y juicios que genera partir de su realidad personal. Si esto es cierto, no todos entendemos el concepto de educación de la misma manera, y por tanto sucede lo mismo con los términos de política educativa o de la educación y de política pública (Fullat, 1993) .

Algunos ven en la educación la oportunidad de acceder a un desarrollo personal y social. Como la solución a un sin fin de problemas sociales e individuales. La educación se convierte en un bien común. Esta visión parece referir de manera más clara al concepto de política educativa. Otros, vislumbran a la educación, como un negocio. Se convierte así en un producto que se puede vender y comprar. La educación, en esta visión, se rige por una relación de costo beneficio.

En esta realidad, las instituciones educativas viven constantemente en competencia. La oferta y la demanda juegan un papel preponderante y con total influencia en el quehacer educativo.

Cuando los pueblos comienzan a pensar en democracia, surge la necesidad, de educar en ella y para ella. Para esto, encargan a sus gobiernos, la tarea de

construir un sistema educativo, que ha de estar por encima de los intereses particulares y buscar el interés común. Sabemos que no siempre es así.

En política educativa, el gobierno es quien regula la educación. Se corre el riesgo de convertir a la escuela, en instrumento de legitimación de la visión del estado nación que la regula. La política pública, ve a la escuela como un negocio más. Teóricos que defienden este concepto (Bazúa,2006) manifiestan su intención de hacer de la educación una tarea únicamente de la iniciativa privada. Buscando, de esta forma, garantizar la sana competencia entre instituciones, que fomente la calidad de los servicios que éstas prestan. En esta visión, la escuela es encargada de formar mano de obra; trabajadores que den respuesta a las necesidades de las empresas, más que a las de los individuos independientes y socialmente participativos. En ocasiones los docentes quedan en medio de estas dos mega tendencias, convirtiéndose en víctimas o cómplices de las mismas.

¿Estará condenado el docente a una práctica educativa más parecida a una veleta al viento, que a un barco con destino definido? La respuesta está en lo individual antes que en lo colectivo. El pensamiento crítico y la acción reflexiva son la llave para escapar de una corriente sin rumbo. El individuo del nuevo siglo, y más aún quien pretende ejercer el oficio de enseñar,

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