Presentación del Poemario Légamos de José Morales Saravia
Enviado por Martin_18_15 • 3 de Abril de 2013 • Informe • 1.350 Palabras (6 Páginas) • 382 Visitas
Presentación del Poemario Légamos de José Morales Saravia
El miércoles 3 de abril, a las 7:00 p. m., en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (calle Colina 398, Miraflores), se presentará Légamos, poemario de José Morales Saravia (Lima, 1954). Las palabras de presentación estarán a cargo de Santiago López Maguiña (Universidad Nacional Mayor de San Marcos) y de Juan Pablo Mejía (Paracaídas Editores).
Légamos es una nueva entrega del proyecto poético que inauguró su autor en 1979 con Cactáceas, su primer libro, considerado éste, según la crítica, inicio o texto precursor del neobarroco actual peruano. Otras entregas que se han sumado en los últimos años al proyecto poético, que Morales Saravia se ha propuesto construir, han sido los poemarios Zancudas (Lima, 1983), Oceánidas (2006) y Peces (Buenos Aires, 2008).
Légamos (Lima, Paracaídas editores, 176 pp.) continúa el ciclo de diálogos —una especie de fisiodicea— con los elementos naturales que el autor ha venido realizando de libro a libro en los últimos decenios. En este caso se interroga a una naturaleza disminuida, inhóspita, no bella, por su hospitalidad y por sus posibles valores, también estéticos.
José Morales Saravia (Lima, 1954) es un poeta y académico peruano radicado en Alemania desde hace 30 años. Es profesor del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Católica de Eichstätt. Ha escrito, además, estudios sobre la obra de Mario Vargas Llosa, la poesía de Emilio Adolfo Westphalen y otros trabajos. En la actualidad es profesor en la Universidad de Würzburg.
COMENTARIOS SOBRE LA POESÍA DE JOSÉ MORALES SARAVIA
Reynaldo Jiménez ha escrito sobre Peces (Buenos Aires, tsé-tsé), el anterior poemario del autor: «La poesía de José Morales Saravia constituye, desde los años 70, un inusitado proyecto de curación sobre el idioma. Los largos períodos en que suele modularse, propulsan un evento respiratorio, cuya densidad se reconoce conectora en la reasimilación de varias y bien diversas tradiciones. Tal aventurarse en la multiplicidad, se manifiesta insistencia simbólica de labrado y textura, la cual tacta un trasfondo siempre apasionado. De allí, quizá, esa contención inherente a su explayar, esa brujería razonada —diríase— de incesante transfiguración [...]. El idioma es revisitado desde incontables perspectivas y planos de evocación, para ser revelado una vez y otra en tanto aliento recuperado [...]. Aquel genio proteico y aun arbitrario, transformista inaferrable, sabe reverberar: se nos entrega, más que por el recurso metáfora, por eclosiones —partículas de lo inquietante— de la dimensión metafórica. [...] Emblemas, cosas y formas de vida renuevan sin fin identidad en la variación —por otra parte, tan cara y propicia al ser: los elementos, “naturales” y “culturales”, recuperan reciprocidad, gracias al horizonte imantado del versículo, reanudándose entrelazo de la acción imaginaria, como ámbito propicio a la amplitud [...]. »
El crítico y poeta uruguayo Eduardo Espina comenta la poesía del autor: «Su lenguaje, en complicidad con una sintaxis reverberante, tiene una fisonomía inmediatamernte reconocible. Lo mismo que en la poesía de Carlos Germán Belli, también aquí destaca una minuciosa tarea de construcción lingüística que se remonta a los inicios modernos de un barroco recuperado y actualizado en Hispanoamérica a partir de José Lezama Lima. La búsqueda, o por lo menos presunción, de un espacio perdurable, de una palabra que se lea y entienda por sí misma, encuentra en la poesía de Morales Saravia una dimensión encantadora y una rareza arquitectónica que provoca por todo cuanto esconde. Aunque las referencias a lecturas y escrituras anteriores resultan detectables [...], a pesar de todo eso, de los secretos “robos” y de las “versiones” furtivas que T. S. Eliot recomendaba a rajatabla y que en última instancia sirven para ampliar un proyecto de manificencia, la lírica de Morales Saravia inaugura un trayecto espléndido en la poesía de su país. Regresa, tal cual Martin Heidegger lo había sugerido, a la principal tarea que el poeta debe poner en práctica cuando escribe; mirar para saber y sostener una visión epistemológica. La lírica de Morales
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