Proceso Electoral 2000
Enviado por tangamanda • 25 de Febrero de 2015 • 2.528 Palabras (11 Páginas) • 416 Visitas
Proceso electoral del 2000
El nuevo siglo empezó en México con un proceso electoral para cambiar al Presidente de la República, 500 diputados, 128 senadores, jefe de gobierno del Distrito Federal y los Gobernadores de Guanajuato y Morelos. El 2 de julio del año 2000 representó, pues, para los tres partidos políticos más importantes: el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, una oportunidad para su posicionamiento electoral de cara a 58.7 millones de mexicanos inscritos en el padrón.
Si el sistema de comunicación de un Estado está directamente relacionado con el comportamiento de una democracia, entonces sería muy interesante observar los modos de relación entre la seducción mediática masiva y un régimen de transición de partido de estado a una democracia formal. Veamos ciertos aspectos por separado:
a) la organización de las campañas políticas,
b) situaciones de libertad o control informativo,
c) el mercadeo político,
d) procesos nuevos de regulación, y
e) las encrucijadas comunicativas actuales
Las campañas políticas
Los repertorios utilizados en las campañas políticas del año 2000 en México tienen herramientas tanto del pasado como del futuro. En el país confluyen estas tendencias sin que se haya dado una transición definitiva. Podemos observar la permanencia de estructuras y organizaciones de masas que captan grupos de ciudadanos para enfilarlos a un voto cautivo, (como
sindicatos, agrupaciones campesinas, grupos de presión de diversa índole) y la promoción de programas de asistencia social que -independientemente de su contribución a la satisfacción de alguna necesidad sectorial- asocian sus productos a la acción político-electoral de los gobiernos y/o partidos que los promueven. A esta generación de actos de proselitismo pertenecen también los mítines, los encuentros públicos de candidatos con diferentes actores sociales, los diálogos con sectores productivos y agrupaciones con algún tipo de liderazgo social.
Pareciera, no obstante, que esta colección de técnicas no es suficiente para ganar una elección en un país mayoritariamente urbano, donde se generan resultados ambivalentes: algunos sectores sociales ven las medidas asistenciales como adecuadas y otros encuentran indigno que la estrategia electoral se confunda con la compra de la decisión soberana del pueblo en el acto de elegir a los gobernantes. Lo que es una campaña enérgica en audiencias rurales se desarrolla simultáneamente como una contra campaña en las ciudades que concentran núcleos humanos más grandes. Su eficacia, pues, necesita técnicas coadyuvantes como las que se desarrollan por medio de la industria mediática e Internet y propuestas nuevas para una clase media más demandante
Este segundo abanico de opciones se constituye con estudios de opinión y encuestas que van orientando decisiones de opinión pública y también estrategias de corrección electoral, la inserción
publicitaria en medios electrónicos de circulación nacional, los debates, la creciente teatralidad de las declaraciones y modos de organizar los mítines con miras a su repercusión mediática y hasta la técnica de ir hacia los reflectores. Es decir, buscar los temas importantes de la agenda periodística -como la toma de posesión del nuevo jefe de gobierno en Chile- y lograr de rebote propaganda específica en ciertos sectores de votantes. Las salas de prensa y las páginas en Internet son centros de información que caminan paralelos a los mítines tradicionales
El acceso a los medios
A diferencia de campañas celebradas dentro del sistema informativo de control de las masas, la condición actual ha permitido accesos equitativos de los partidos políticos a los medios, no solamente porque la ley así lo señala, sino porque la ecuación medios-audiencias los necesitan para mantener aceptables sus niveles de credibilidad y competencia. El Instituto Federal Electoral realizó diversos monitoreos a lo largo del proceso notando dinamismo y equilibrios, salvo en los siguientes casos: en la medida en que se acercaba el día del sufragio la cobertura noticiosa de los candidatos priístas aumentaba, en detrimento de los partidos de oposición que en etapas intermedias habían logrado cierto equilibrio informativo.
stos cambios en el equilibrio informativo se explican con facilidad si se analizan de manera conectada con los resultados de las encuestas pos debate, realizadas el 26 de abril y el 27 de mayo,
las que mostraban avances importantes en los candidatos de la oposición, especialmente de Vicente Fox del Partido Acción Nacional. Después de setenta y un años de mantener el poder federal en México y un compromiso de renovación que nunca llegó, el Partido Revolucionario Institucional percibió un descontento colectivo sobre sus acciones que amenazaban el éxito electoral de su candidato presidencial Francisco Labastida, por lo que fue necesario enterrar el logotipo del nuevo PRI, aquel de las manos bíblicas que alzan el círculo como una hostia, convocando a los militantes más duros, herederos del sistema autoritario de los tiempos de la exclusión informativa. Por encima de las libertades ganadas, la presión de un sistema abierto como el de la persuasión del mercado, se revivieron prácticas de control informativo y de cooptación corporativa del voto mediante programas asistenciales.
El control no pudo ser como en décadas pasadas. Si bien es cierto que las líneas editoriales de los noticieros televisivos se asemejaban notablemente y articulistas, como Granados Chapa, afirmaban la complicidad entre los jefes de redacción y los burós de comunicación del equipo de Labastida, los métodos no podían ser tan evidentes como en el pasado. Uno de los más sorpresivos fue la salida definitiva de Televisa de los periodistas Jacobo y Abraham Zabludosvky así como Guillermo Ortega Ruiz, dejando el lugar a Joaquín López Dóriga, cuyo estilo agresivo y formalmente plural intentó consensuar a
favor de los intereses oficiales sin demasiada pérdida de credibilidad. Los resultados de las encuestas, sin embargo, la crítica al viejo sistema de hacer proselitismo, derivada de grupos de presión como el clero, organizaciones civiles y la prensa internacional, fueron factores claves que impidieron un reforzamiento de la campaña del priísta Francisco Labastida Ochoa. Periódicos como el Financial Times, El País, el Washington Post, CNN, San Antonio Express News, Cox News Service, Dallas Morning News o The New York Times, cubrieron los procesos de campaña en zonas rurales denunciando los métodos de la dictadura perfecta, según la adjetivación de Vargas Llosa.
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