Psicología política

Psicología política

La psicología política utiliza las herramientas propuestas de la psicología general y la psicología social para analizar los comportamientos en lo político, entendiendo que lo político no se reduce al voto, como lo propone Montero, sino que conlleva todos los comportamientos de participación por parte del ciudadano/sujeto-actor/colectivo/movimiento civil ó ciudadano que repercuta en el sistema político ya sea al cambio o a preservación de este. La participación puede ser convencional o no, esta última tiene importancia porque se acepta y reconoce la resistencia al sistema político.

Sabucedo señala que no se debe reducir los temas a estudiar a lo visible y directamente relacionado con la política, como Montero señalaba la concentración de interés al voto en los 70, por el contrario; se debe ampliar el panorama a añadir al estudio las creencias, representaciones, sentido común de los ciudadanos entorno a la política, además de cuestionar las relaciones de poder. Otro aporte importante de él, es la dimensión ética en cuanto la psicología política y el manejo de saberes obtenidos por esta, no se trata solo de “hacer visible” un fenómeno al describir la realidad, así como tener cuidado en las interpretaciones de la realidad que se generen a partir de los resultados de estudios, estos estructuran el sentido común que configura la forma de ver la vida y por ende las actitudes y respuestas que se tienen frente a las situaciones de la vida cotidiana.

Montero por otra parte hace hincapié en las formas alternativas a las tradicionales de participación política, como es; la perspectiva a la resistencia del sistema social, si bien no es tradicional, pero, los conflictos y tensiones son parte de la vida cotidiana que es importante tomarlos en cuenta, añadiéndolos al objeto de estudio. Resalta la importancia de la historia al mostrar el cambio del rumbo de la disciplina en los años 60 con la sacudida política que despertó a la acción, añadiendo con objetos nuevos de estudio diferentes a los convencionales.

El tener presente que las guerras psicológicas buscan ganar aprobación tanto del enemigo, así como el de los simpatizantes resulta un tanto alarmante puesto que refleja el interés de seguir preservando el sistema político a favor de los que proclaman “la paz” mediante guerra con intereses ideológicos de por medio, reafirmándolo con la imposición “pacifica”, utilizando de recurso armas como el poder al cual pueden acceder viéndolo desde la perspectiva de ser fundamento de la política y no como un instrumento de esta, lo que señala Baró.

Tanto Sabucedo como Cisneros señalan la importancia, y cambio en la historia, de la fundación de la International Society of Political Psychology en 1978, ya que marca el interés y la importancia de ver los procesos de participación política. Cisneros propone la necesidad de definir al ciudadano como objeto de investigación, así como señala la importancia en analizar los resultados de las investigaciones en su debida temporalidad social.

El cambio en las situaciones en cuanto acción política y movimientos sociales.

En el siglo pasado imperaban los modos no convencionales de participación política, eran rechazados por el elemento de violencia que se hacía presente o se les atribuía en automático solo por no ser lo que era establecido como correcto. En los 60, década vista como la sociedad de masas; las manifestaciones estaban en auge, así como los paros y boicoteos, en varias partes del mundo, como en España con el franquismo y México con el movimiento estudiantil del 68. Con el surgimiento de las masas como participación sociocultural marcó su importancia en la psicología política, con ayuda de los ya estudios de masas de LeBon, al mostrar que en una masa se tiene psique colectiva, hacer presente el contagio a la movilidad, etc.

Esta coyuntura en la historia marcó un nuevo rumbo para el objeto de estudio de la psicología política puesto que, con los movimientos que se hicieron presentes como forma de acción en resistencia al sistema político, hizo visible que no solo el voto repercutía en la configuración del sistema político. Estas “nuevas” formas de acción marcaron el poder que podían hacer presente obligando a que se les viera y analizaran hasta incorporarlas como parte del objeto de estudio.

En la actualidad se convoca a múltiples marchas, huelgas y mítines, que, si bien al principio tienen poder de convocar a un buen número de personas, en poco tiempo pierden su fuerza.

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