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Realidad social. Realidad social e historia humana


Enviado por   •  4 de Octubre de 2018  •  Resumen  •  1.270 Palabras (6 Páginas)  •  531 Visitas

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Alonso y otros, Ciencias Sociales. Sociedades y terriotorios en cambio, Guía para  docentes, Buenos Aires, Aique, 1998.

El concepto de realidad social:

La realidad social es el conjunto de las relaciones que los hombres establecen entre si y a través de las cuales los hombres se intergeneran y generan las condiciones  sociales de su existencia, recíproca e incesantemente. Las unidades de la realidad social son individuos y fenómenos que siempre integran conjuntos de relaciones, de modo tal que si dejaran de pertenecer a esos conjuntos, dejarían de ser individuos humanos y fenómenos sociales. (Bagú, 1975).

Realidad social e historia humana:

Cotidianamente, a cada uno de nosotros nos resulta dificultoso y complejo explicar y comprender a la realidad social de la que formamos parte y que se nos presenta como la enorme cantidad de hechos que suceden día a día, en todo el mundo y que nos abruman desde los diarios, las radios y los canales de televisión abierta.

Nuestra propia vida familiar, laboral y social forma parte de la realidad social.

La realidad social transcurre en el tiempo y convierte el tiempo de los físicos, los biólogos y los filósofos en un tiempo social. Esto significa que durante su transcurso la realidad social genera la historia de la humanidad: mientras vivimos la vida en sociedad, los seres humanos vamos produciendo la realidad social y haciendo historia( esa historia que estudia la disciplina historia como realidad social pasada).

Desde hace unos años, se aceptó la idea de que los protagonistas de la historia son los hombres, todos los hombres, anónimos o famosos, viviendo en sociedad. Sin embargo  como ciudadanos, frente a la pregunta de por qué sucede lo que sucede en la vida social, nos cuesta pensar que las causas están vinculadas con decisiones tomadas por  hombres como cada uno de nosotros. Nos cuesta comprender que somos nosotros mismos quienes producimos la realidad social, estableciendo relaciones con otros hombres y decidiendo cada una de nuestras acciones.

Frente a esta afirmación surge la pregunta:¿qué tengo que ver yo con la deuda externa de los países del tercer mundo, con el crecimiento del agujero de ozono?

La respuesta a esta pregunta marca un rumbo decisivo en la orientación de la enseñanza de las ciencias sociales en la escuela: ¿lo que sucede se debe al orden natural o a la construcción social?

Desde el principio de la historia los hombres han tenido una tendencia reiterada a  explicarse su realidad refiriéndola a lo divino. También las explicaciones racionales  de los pensadores del liberalismo inglés del siglo XVII, de la ilustración francesa, del siglo XVIII y del positivismo, desde el siglo XIX mantenían la lógica de un factor extrahumano para explicar el origen de la realidad social.

En ellas el origen de la historia humana era explicada por la existencia del progreso que avanzaba en etapas o por las estructuras del cosmos y del mundo natural que operaban sobre el mundo social. Por ejemplo la idea de la regularidad mecánica del orden natural de la que derivaba el encadenamiento pronosticable de los fenómenos sociales.

Aunque los filósofos y científicos han descartado esta psosibilidad, en la vida cotidiana de la mayoría de la gente persiste la idea de que las cosas suceden obedeciendo a un orden natural, fuera de la esfera de lo humano.

Si como profesores y maestros aceptamos el desafío de 2yudar a los alumnos a comprender y explicar la realidad social, entonces, la tarea que tenemos adelante es, deconstruir el "sentido común" que afirma que "las cosas suceden obedeciendo a un orden natural" y a continuación reconstruir junto con ellos una explicación científica de los problemas y los conflictos que enfrentan las sociedades contemporáneas.

Los límites de los enfoques positivistas

Durante la segunda mitad del siglo XIX el positivismo dominó el pensamiento.

El núcleo de este pensamiento era el supuesto de que en la realidad existe un

orden único que tiende al progreso indefinido y que todo lo que ocurre responde a ese orden natural que hay que descubrir, conocer y aceptar. La teoría del conocimiento

Alonso y otros, Ciencias Sociales. Sociedades y territorios en cambio, Guía para  docentes, Buenos Aires, Aique, 1998.

Los límites de los enfoques positivistas

Durante la 2º mitad del s XIX el positivismo dominó el pensamiento. El núcleo de este pensamiento era el supuesto de que en la realidad existe un orden único que tiende al progreso indefinido y que todo lo que ocurre corresponde a ese orden natural que hay que descubrir, conocer y aceptar. La teoría del conocimiento que se correspondió con esta posición asignó un papel central al objeto de conocimiento y negó la intervención del sujeto en su construcción. El investigador debía observar los hechos de la naturaleza y luego ordenar los datos de lo observado, tratando de captarlos de la forma más detallada posible. El modo científico establecido por los positivistas consistía en la observación, en la descripción, la comparación y la clasificación de la mayor cantidad posible de fenómenos, con el objetivo de captar las regularidades y establecer leyes generales que sirvieran como instrumento de predicción. El descubrimiento de esas leyes generales significaba un acercamiento al conocimiento del orden natural que regulaba la realidad. Durante el s XIX se recolectaron numerosos hechos, fenómenos, partes del mundo natural y social. Esta información consolidó fuertemente el enciclopedismo, una tendencia a ordenar y guardar todos los datos conocidos sobre la naturaleza y la historia de los hombres que se había iniciado en Francia en siglos anteriores. Durante casi 100 años, desde fines del s XIX hasta las últimas décadas del s XX, los programas escolares estuvieron marcados por el enciclopedismo, la concepción positivista: sujeto que aprendía adquiría un conocimiento ya dado, elaborado y terminado, en el cual no se planteaban problemas. Se descartaban las relaciones entre los hechos, el sujeto se mantenía pasivo y la síntesis se producía por pura acumulación de datos. La persistencia de las concepciones positivistas nos permiten comprender por qué la transmisión y la memorización de información fueron las bases de la enseñanza de historia y geografía reducidos a datos.

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