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Redes medios y agenda latinoamericana


Enviado por   •  7 de Marzo de 2016  •  Resumen  •  3.021 Palabras (13 Páginas)  •  299 Visitas

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Fecha: 10/02/2016

Tema base: redes medios y agenda latinoamericana

Tema general: feminicidios  en américa latina, grupo 305

Por: Juliana Araque Osorio, Estefanía Salazar Rúa

Lo que dijo la profesora:

Como buscarlo en otras palabras: Asesinato de mujeres violencia de genero.

Lo que se dice en la exposición:

Presentación: somos un grupo de 4 integrantes, nuestro tema es femincidios con una crítica de cara a la agenda latinoamericana.

Crítico: “yo apoyo esta cuestión de la agenda latinoamericana” si lo apoyó o no y por qué está bien o mal

 

1.    nuestro tema es:

2.    lo vamos a trabajar en red o medios

3.    exponen el tema

4.    en qué periodo de tiempo pensamos hacerlo

5.    con que cosa específica: region , rango de edad, etc

6.    y porque lo relacionan con la agenda latinoamericana

7.    porque es uno de los temas que se trabaja y en que perspectiva nos interesa mirarlo: “es pertinente en la medida en que esta ciudad necesita que luchemos por los derechos de la mujer” ejemplo.

  bases de datos sobre ciencias sociales

EBSCOhost - Research Databases

Web of Science - Thomson Reuters

Jstor - Trusted Archives for Scholarship

Scopus - Elsevier

ESTO ES LO QUE ESTA EN LA AGENDA LATINOAMERICANA:

AMÉRICA LATINA, LA MAYOR TASA DE FEMINICIDIOS DEL MUNDO

66.000 mujeres y niñas son asesinadas cada año en el mundo, según el informe Femicide: A global Problem, un capítulo del estudio Small arms survey. Representan el 17% del total de víctimas de homicidios intencionados cometidos mayoritariamente por varones. De los 12 países con la tasa más alta de feminicidios, cinco son de América Latina (El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia y Bolivia) y superan las seis asesinadas por cada 100.000 mujeres. El informe, publicado en 2012 (Ginebra, smallarmssurvey.org), destaca además las tasas de feminicidios de los países estudiados. La tasa más alta está en América Latina. En El Salvador, por cada 100.000 mujeres, 12 son asesinadas (una tasa de 12 feminicidios). Jamaica tiene una tasa de 10,9. Guatemala 9,7. Sudáfrica, 9,6. Honduras, 7. Brasil poco más de 6. Colombia y Bolivia, 6. Ecuador y República Dominicana, 3. Ciudad Juárez (México) es la ciudad con la tasa más elevada: 19,1 asesinadas por 100.000 mujeres. En Argentina, según datos de La Casa del Encuentro (www.lacasadelencuentro.org), los asesinatos de mujeres transcurren casi siempre en el mismo lugar: el hogar. Terminan descuartizadas, incineradas, degolladas, asesinadas. El criminal casi siempre es el esposo, el novio, el ex-esposo, el ex-novio. En 2013 los feminicidios se incrementaron un 15%, pasaron de 255 a 295, uno cada 30 horas. Los criminales no paran, las víctimas se multiplican.

«El hogar puede ser el lugar más peligroso para una mujer: es particularmente desgarrador cuando aquellos que deberían estar protegiendo a sus seres queridos son las mismas personas responsables de su asesinato», señaló Jean-Luc Lemahieu, director de Análisis de Políticas y Asuntos Públicos de UNODC en el lanzamiento del informe, en Londres. Si bien el 36% de los 437 mil homicidios de 2012 se cometieron en América, Argentina tiene una de las tasas más bajas de la zona. El estudio mundial indica que en «la subregión de América del Sur, las tasas de homicidio en el Cono Sur (Argentina, Chile y Uruguay) se acercan a las que se registran en Europa». El continente americano figura como la región más violenta porque América Central tiene una tasa cuatro veces más alta que el promedio. De los restantes homicidios del mundo, un 31% fueron en África, un 28% en Asia, un 5% en Europa y un 0,3% en Oceanía. En Amé- rica, el 66% de los homicidios fue con armas de fuego, y del resto, la mitad con armas punzocortantes. En Europa y Oceanía el uso de armas de fuego es menor: 13 y 10% respectivamente. A nivel mundial el 95% de los homicidas son hombres y el 80% de las víctimas también. Como se detalla en el mismo informe, «el diseño de estrategias efectivas de prevención y reducción de la violencia depende precisamente de la disponibilidad de información fiable y válida sobre la violencia en función del género, edad, relación con el perpetrador y el instrumento utilizado”.

El concepto de los derechos humanos es uno de los logros más nobles de la historia moderna. Consagrado en documentos fundamentales de la Ilustración del siglo XVIII, se ha ido ampliando y matizando a la luz de los diversos movimientos sociales y políticos de los últimos siglos. Pero ¿será adecuado asignarle a la naturaleza un lugar entre los seres que tienen derechos? Quiero plantear que esto nos sitúa ante el peligro de confundir los planos, de subestimar en muchos órdenes de magnitud la posición que ocupa el mundo natural respecto a la sociedad humana. La actual crisis ambiental nos ofrece la oportunidad de redescubrir nuestra auténtica relación con el mundo natural. No se trata simplemente de reconocer los «derechos» de la naturaleza, sino de rediseñar nuestras instituciones más básicas, y de readecuar nuestro lenguaje mismo, para asegurar el funcionamiento integral de los sistemas vivientes del planeta. Veamos. Los paleontólogos nos aseguran que los primeros animales aparecieron en los mares arcaicos hace unos 570 millones de años. Desde entonces fueron evolucionando formas de vida cada vez más complejas. Sin embargo, el proceso evolutivo no ha sido lineal: durante este larguísimo período, llamado el Fanerozoico, ha habido cinco extinciones masivas, cada una de las cuales eliminó un alto porcentaje de las especies existentes en la Tierra. La última ocurrió hace unos 67 millones de años: exterminó a los dinosaurios, junto con todos los animales terrestres y marinos de más de 25 kilos. Como resultado de esta catástrofe planetaria, se acabó una era geológica, la Mesozoica, y nació la que llamamos Cenozoica o de los Mamíferos. En ausencia de los dinosaurios, los mamíferos se multiplicaron y diversificaron asombrosamente. Evolucionaron variedades cada vez más numerosas de árboles, con sus flores aromáticas y sus frutos apetitosos; miles de especies de abejas y mariposas; e innumerables variedades de aves con sus colores y sus cantos. Más de 60 millones de años después de su inicio, la Era Cenozoica vio el emerger de los primeros homínidos.

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