Reflexión sobre el conflicto armado en Colombia IntroduccióN
Enviado por Ana Pinzon Vargas • 28 de Septiembre de 2015 • Ensayo • 1.505 Palabras (7 Páginas) • 184 Visitas
Un pueblo sin voz
En las manifestaciones populares y en los discursos animosos de política, han rezado como consigna “vox populi, vox Dei” que significa "la opinión popular de la gente ordinaria revela la voluntad de Dios y debe obedecerse”[1]. Pero parece ser que Colombia fuera un pueblo sin voz, unas porque abruptamente las han silenciado y las mayorías nunca hicieron uso consistente de sus derechos y deberes en la política nacional.
En Colombia se hace memoria de medio siglo de conflicto armado, una guerra interna donde muchos grupos insurgentes levantaron su voz en contra de la exclusión política, social y la ausencia estatal del Estado en el campo. ¿Está el pueblo identificado con estos grupos armados? ¿Tiene un consenso identitario los civiles con sus representantes en el poder? ¿Asegura el ejército nacional los derechos de propiedad del ciudadano?
Ni los rebeldes militarizados, ni la autoridad Estatal, ni los partidos políticos representan la voz del pueblo, simplemente porque esta calla, mientras ven la sangre de miles de sus hermanos derramada por un pedazo de tierra fértil del suelo y hasta del subsuelo Colombiano.
Los grupos armado iniciaron su movimiento inspirados en la revolución Cubana de 1959. El ELN encabezada por los hermanos Marco, Antonio y Fabio Vásquez Castaño, sólo eran 18 los combatientes, que manifestaron sus planteamientos sociales que terminaron por convencer algunos sacerdotes de la época, entre ellos Camilo torres.[2]
Mientras las FARC surgieron en 1964, tras una ofensiva del gobierno colombiano contra la “República de Marquetalia”, una comunidad autónoma creada por grupos comunistas y liberales. Estos dirigidos por Manuel Marulanda y Jacobo Arenas proclamaron en su carta fundacional “acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas, la intervención militar y de capitales estadounidenses en Colombia mediante el establecimiento de un Estado marxista-leninista y bolivariano”[3]
Principios de igualdad y desarrollo que fueron olvidando, tras la muerte y el remplazo de cada uno de estos precursores, tras la mezcla de los movimientos armados políticos con el narcotráfico y el crimen organizado, tras la muerte de miles de civiles que según ellos se justificaba en el fragor de una guerra que ya no importaba ni porque fue proclamada.
En medio del el conflicto los terratenientes, políticos y ganaderos se vieron gravemente afectados y para contrarrestar la guerrilla, que se tomaba el campo colombiano, financiaron un grupo de autodefensa, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), siendo uno de los grupos criminales que más víctimas ha dejado en el país. Y clasificadas como una organización terrorista por la Unión Europea y por los Estados Unidos.
Y caracterizado por su sevicia, anticomunismo, barbarie e incluso actos de canibalismo y responsables de decenas de masacres, como es culpada la guerrilla.
¿Se siente la población colombiana representada por bandidos y asesinos? Los primeros prometieron igualdad social, los segundos defendían la propiedad de los latifundios, y tanto los unos como los otros inmolaron campesinos, lideres, docentes, niños y niñas, personas del común y según la Lista Única de Victimas limitada a un periodo de 1985 y 2015, cuantificaron 7.558.854 víctimas de estos grupos. Sin valorar aun los daños patrimoniales, de infraestructura y materiales, Esta no es la “voz populi” estos son fratricidas.
¿Y qué ha hecho el gobierno, que han hecho nuestros representantes del poder, a quienes les otorgamos la autoridad de administrar nuestras riquezas nacionales? No mucho más que los anteriores. Empezando porque la historia muestra que entre los próceres de la independencia no había representación de las negritudes, ni de indígenas, eran más españoles que americanos, eran burgueses que exigían su autonomía política y económica.
Los puestos públicos siempre han sido liderados por las familias tradicionales que heredan el poder, las brechas entre el Estado y el pueblo siempre ha existido, los años de violencia partidista, fueron los hombres de a pie que defendían una bandera que no les representaba, después de la dictadura de Rojas todo era más claro, el anhelo de los más influyentes se consumó, al llegar al acuerdo de compartir el poder unas décadas, conservadores y liberales.
Y digo se compartieron el poder porque se lo tomaron para ellos no tomaron en cuenta los reclamos campesinos, las reformas avanzaron en función de la burguesía, los banqueros y terratenientes. Eso significo en los 30’ la Ley 200 de 1936[4]. Esta reglamentación afirmó el
noción de propiedad y estableció dos formas para comprobar: Por la destinación
económica o por el registro. Donde concuerdo con Zubirían, profesor de Filosofía de la Universidad de los Andes, quien explicó que la norma priorizaba en derecho, si la propiedad sería explotada económicamente. Como estas más reformas que traducen el fracaso de políticas sociales de los presidentes que ignoraron al pueblo, que privilegiaban la oligarquía, las familias poderosas y las industrias extranjeras.
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