Reglas del método sociológico
Enviado por Monica Ortega • 18 de Agosto de 2022 • Documentos de Investigación • 988 Palabras (4 Páginas) • 154 Visitas
Reglas del método sociológico
Antes de averiguar cuál es el método que conviene al estudio de los hechos sociales, importa saber cuáles son los hechos a los que damos este nombre. Se emplea de ordinario para designar más o menos a todos los fenómenos que se desarrollan en el interior de la sociedad, siempre que presenten, con cierta generalización, algún interés social. Pero en este sentido puede decirse que no hay acontecimientos humanos que no puedan llamarse sociales. Cada individuo bebe, duerme, come, razona y a la sociedad le interesa que dichas funciones se ejerzan en forma regular.
Por lo tanto, si esos hechos fueran sociales, la sociología no tendría objeto propio y su campo se confundiría con el de la biología y la psicología. Pero, en realidad, en todas las sociedades existe un grupo determinado de fenómenos que se distinguen marcadamente de los que estudian las otras ciencias de la naturaleza. Si tomamos uno tras otro a todos los miembros de los que se compone la sociedad, encontramos que lo que antecede puede repetirse acerca de cada uno de ellos. Constituyen, pues, una nueva especie y a ellos debe darse y reservarse el calificativo de sociales.
Además, ya se sabe que no todas las coacciones sociales excluyen necesariamente la personalidad individual. Sin embargo, como los ejemplos que acabamos de citar consisten todos en creencias y prácticas constituidas, de acuerdo con lo que antecede se podría creer que sólo hay un hecho social donde existe una organización definida. Esto es lo que llamamos las-corrientes sociales. Por lo tanto, cuando la asamblea se ha disgregado, esas influencias sociales dejan de actuar sobre nosotros y, al encontrarnos solos con nosotros mismos, los sentimientos por los cuales hemos pasado nos hacen el efecto de algo extraño en donde ya no nos reconocemos.
Incluso sucede que nos horrorizan por ser contrarios a nuestra naturaleza. Ahora bien, lo que decimos de estas explosiones transitorias se aplica también a los movimientos de opinión más duraderos, que se producen sin cesar en torno nuestro, bien en toda la extensión de la sociedad, bien en círculos más restringidos, en relación con materias religiosas, políticas, literarias, artísticas, etcétera. La constante que el niño padece es la presión misma del medio social que tiende a moderarlo a su imagen y del cual los padres y maestros no son más que representantes e intermediarios. Por lo tanto, no es su generalización la que puede servir para caracterizar los fenómenos sociológicos.
Un pensamiento que se encuentra en todas las conciencias, un movimiento que repiten todos los individuos no por ello son hechos sociales. Lo que demuestra categóricamente esta doble naturaleza es que estos dos órdenes de hechos se presentan a menudo disociados. Pero basta que exista de una manera incontestable en los casos importantes y numerosos que acabamos de recordar, para demostrar que el hecho social es distinto de sus repercusiones individuales. Así, existen ciertas corrientes de opinión que nos empujan, con intención desigual según los tiempos y los países, una al matrimonio, por ejemplo, otra al suicidio o a una natalidad más o menos alta, etc. Estos son sin duda hechos sociales. He aquí, pues, lo que son los fenómenos sociales, despojados de todo elemento extraño. No son fenómenos sociológicos propiamente dichos. Pero se nos dirá que un fenómeno sólo puede ser colectivo si es común a todos los miembros de la sociedad o, por lo menos a la mayoría, si es un fenómeno general. Pero debe señalarse que la inmensa mayoría de los fenómenos sociales nos llega por esta vía.
Y, aunque el hecho social se debe, en parte, a nuestra colaboración directa, no es de otra naturaleza. Sólo abarca un grupo determinado de fenómenos. En efecto, la coacción es fácil de comprobar cuando se traduce en el exterior por alguna reacción directa de la sociedad, como en el caso del derecho, la moral, las creencias, los usos, las modas mismas. Pero también hay modos de ser colectivos, es decir, hechos sociales de orden anatómico o morfológico.
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