Relación Comunicación Y Cultura

En la comunicación y la cultura como relación, se analizan los procesos de desarrollo como ámbitos de utilización de lenguaje y símbolos creativos para el entendimiento humano, para compartir experiencias y conocimientos.

La comunicación se convierte en un espacio estratégico de las mediaciones socioculturales que posibilita la apertura de procesos de interacción social y reconstrucción cultural.

De esta parte la cultura como un sistema de transformación, autoconstrucción y desarrollo social, a través de la información y el conocimiento como experiencia acumulada sobre el entorno, objeto de transformación y autoproducción de la cultura como comunidad, esta misma se convierte en el espacio de encuentro entre comunicación y desarrollo.

De acuerdo a la portación de Paulo Freire la cultura es la representación de las experiencias vividas, de las realidades materiales y de las prácticas fraguadas en el contexto de las relaciones sociales, que diferentes grupos establecen en una determinada sociedad y momento histórico.

Esto deja entre ver que es una forma de producción que ayuda a los actores humanos a transformar la realidad utilizando sus habilidades lingüísticas y otros recursos materiales.

Ver la comunicación desde la cultura implica cambiar las reflexiones en torno a los análisis monológicos de lo culturales, decir abrir paso a un estudio que abarque las culturas como manifestación plural, combinatoria y múltiple.

La realidad social está hecha de construcciones y creatividad, conformada por una serie de procesos que se encuentran y desencuentran dialécticamente.

La cultura no se agota en la realidad objetiva, sino que la excede, la acerca hacia lo utópico que esa realidad esconde, le abre el camino que va de la necesidad a la libertad.

Al componente relacional, dialógico y prulilógico de la cultura.

Lo cultural se entiende como una forma de sacar el máximo partido a las posibilidades interactivas de las relaciones construidas a través de la acción. La comunicación y la cultura implementan las formas solidarias de actuar en común, en libertad.

La tercera idea, aunque obvia, remite a la de que hablar de cultura como práctica social conduce a afirmar que no hay cultura sin sociedad y que no hay grupo, ni sujeto social sin cultura(s) que lo constituya justamente como social.

En este punto conviene recoger una reflexión de Bauman, quien afirma que la cultura:

“se arraiga en una red más o menos invariante de relaciones sociales. La naturaleza societal de la sociedad consiste por encima de todo en una red de interdependencias desarrolladas y mantenidas a través de la interacción humana”

“La redefinición de la cultura es clave para la comprensión de su naturaleza comunicativa. Esto es, su carácter de proceso productor de significados y no de mera circulación de informaciones y por tanto, en el que el receptor no es un mero decodificador de lo que en el mensaje puso el emisor, sino un productor también” (Martín Barbero, en el ámbito de la comunicación social.

Desde esta corriente, y en concordancia con lo visto hasta ahora, la cultura es vista como un espacio de conflicto y, con relación a la comunicación, se articula en torno a la noción de proceso con una clara vocación social1 (Méndez Rubio, 2004).

Siguiendo a Méndez Rubio, existen tres claves generales pero concisas para entender la irrupción de los estudios culturales:

a) Las propuestas principales de los estudios culturales supusieron “una perspectiva no elitista sobre la cultura” que les permitió investigar de forma distinta cuestiones relativas en torno a la cultura popular o popular-masiva de forma crítica, es decir, reivindicando las mediaciones y formas de recepción activa que se desvían de la postura ideológica dominante.

b) Este proyecto crítico se canalizó a través de una deliberada “inclusividad epistemológica” y de métodos que implican la apertura y la multiplicidad de los enfoques, desde la conciencia

...