Revolucion De Las Cs Sociales
Enviado por Alexandragrciaa • 22 de Mayo de 2013 • 12.949 Palabras (52 Páginas) • 461 Visitas
PREFACIO
EL ENSAYO que sigue es el primer informe publicado de modo íntegro de un proyecto concebido, originalmente, hace casi quince años. En esa época, yo era un estudiante graduado en física teórica, que estaba a punto de presentar mi tesis. Un compromiso afortunado con un curso de colegio experimental que presentaba las ciencias físicas para los no científicos, me puso en contacto, por primera vez, con la historia de la ciencia.
Resultó para mí una sorpresa total el que ese contacto con teorías y prácticas científicas anticuadas socavara radicalmente algunos de mis conceptos básicos sobre la naturaleza de la ciencia y las razones que existían para su éxito específico.
Estas concepciones las había formado previamente, obteniéndolos en parte de la preparación científica misma y, en parte, de un antiguo interés recreativo por la filosofía de las ciencias.
En cierto modo, fuera cual fuera su utilidad pedagógica y su plausibilidad abstracta, esas nociones no encajaban en absoluto en la empresa exhibida por el estudio histórico. Sin embargo, eran y son fundamentales para muchas discusiones científicas y, por consiguiente, parecía valer la pena ahondar más en sus fallas de verosimilitud.
El resultado fue un cambio drástico en mis planes profesionales, un paso de la física a la historia de la ciencia y, luego, gradualmente, de los problemas históricos relativamente íntegros a las inquietudes más filosóficas, que me habían conducido, inicialmente, hacia la historia.
Con excepción de unos cuantos artículos, este ensayo es el primero de mis libros publicados en que predominan esas preocupaciones iníciales. En cierto modo, es, principalmente, un esfuerzo para explicarme y explicar a mis amigos cómo fue que pasé de la ciencia a su historia.
Mi primera oportunidad para ahondar en algunas de las ideas que expreso más adelante, me fue proporcionada a través de tres años como Junior Fellow de la Society of Fellows de la
Universidad de Harvard. Sin ese periodo de libertad, la transición a un nuevo campo de estudio hubiera sido mucho más difícil y, probablemente, no hubiera tenido lugar. Parte de mi tiempo, durante esos años, fue dedicada a la historia de la ciencia propiamente dicha. Principalmente, continué el estudio de los escritos de Alexandre Koyré y descubrí los de Émile Meyerson, Héléne Metzger y Anneliese Maier.
De manera más clara que la mayoría de los demás eruditos recientes, ese grupo muestra lo que significaba pensar científicamente en una época en la que los cánones del pensamiento científico eran muy diferentes de los actuales. Aun cuando pongo en tela de juicio, cada vez más, algunas de sus interpretaciones históricas particulares, sus obras, junto con Great Chain of Being, de A. O. Lovejoy, sólo han cedido el lugar preponderante a los materiales originales primarios, en la formación de mis conceptos sobre lo que puede ser la historia de las ideas científicas.
Gran parte de mi tiempo, durante esos años, lo pasé explorando campos que, aparentemente, Ejercieron una influencia primordial: carecían de relación con la historia de las ciencias, pero en los que sin embargo, en la actualidad, la investigación descubre problemas similares a los que la historia presentaba ante mi atención. Una nota encontrada, por casualidad, al pie de una página, me condujo a los experimentos por medio de los cuales, Jean Piaget, ha iluminado tanto los mundos diversos del niño en crecimiento como los procesos de transición de un mundo al siguiente. Uno de mis colegas me animó a que leyera escritos sobre la psicología de la percepción, sobre todo de los psicólogos de la Gestalt; otro me presentó las especulaciones de B. L. Whorf acerca del efecto del lenguaje sobre la visión del mundo y W. V. O Quine me presentó los problemas filosóficos relativos a la distinción analiticosintética.3 Éste es el tipo de exploración fortuita que permite la Society of Fellows y sólo por medio de ella pude descubrir la monografía casi desconocida de Ludwik Fleck, Entstehung und Entwicklung einer wissenschaftlichen Tatsache (Basilea, 1935), un ensayo que anticipaba muchas de mis propias ideas.
Junto con una observación de otro Junior Fellow, Francis X. Sutton, la obra de Fleck me hizo comprender que esas ideas podían necesitar ser establecidas en la sociología de la comunidad científica. Aunque los lectores descubrieran pocas referencias en el texto a esas obras o conversaciones, estoy en deuda con ellas en muchos más aspectos de los que puedo recordar o evaluar hoy.
Durante mi último año como Junior Fellow, una invitación del Instituto Lowell de Boston para dar conferencias me proporcionó la primera oportunidad de poner a prueba mi noción de la ciencia, la que todavía se encontraba en desarrollo. El resultado fue una serie de ocho conferencias públicas, pronunciadas durante el mes de marzo de 1951, sobre "La búsqueda de la teoría física". Al año siguiente comencé propiamente a enseñar historia de la ciencia y, durante casi una década, los problemas de la enseñanza de una rama que nunca había estudiado sistemáticamente me dejaron poco tiempo para articular de modo explícito las ideas que me condujeron a ese campo. Afortunadamente, sin embargo, esas ideas resultaron una fuente de orientación implícita y, hasta cierto punto, de parte de la estructura problemática, para gran sector de mi enseñanza más avanzada. Tengo, por consiguiente, que agradecer a mis alumnos varias lecciones impagables, tanto sobre la viabilidad de mis opiniones como sobre las técnicas apropiadas para comunicarlas de manera eficaz. Los mismos problemas y esa misma orientación proporcionaron unidad a la mayoría de los estudios, predominantemente históricos y aparentemente diversos, que he publicado desde el final de mi época de becado. Varios de ellos tratan del papel integral desempeñado por una u otra metafísica en la investigación científica creadora. Otros examinan el modo como las bases experimentales de una nueva teoría se acumulan y son asimiladas por hombres fieles a una teoría incompatible y más antigua. En el proceso, describen el tipo de desarrollo que llamo, más adelante, "emergencia" de un descubrimiento o una teoría nuevos. Hay, además de eso, muchos otros vínculos de unión.
La etapa final del desarrollo de esta monografía comenzó con una invitación para pasar el año 1958-59 en el Centro de Estudios Avanzados sobre las Ciencias de la Conducta (Center for Advanced Studies in the Behavioral Sciences). Una vez más, estuve en condiciones de prestar una indivisa atención a los problemas presentados más adelante. Lo más importante es que, el pasar un año en una comunidad compuesta, principalmente, de científicos sociales, hizo que me enfrentara a problemas imprevistos
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