SENTIDO DE PERTENENCIA
Enviado por reyes1902 • 6 de Septiembre de 2014 • 2.023 Palabras (9 Páginas) • 283 Visitas
La práctica de la profesión docente se ha entiendo como un proceso formativo que compete a cada maestro pero también al colectivo; ésta adquiere una dimensión significativa cuando se expresa en el colectivo docente, lo cual se ve reflejado en las transformaciones importantes en el quehacer educativo cotidiano en las escuelas. Por esa razón, en cada nuevo ciclo escolar los maestros en servicio fortalecen sus competencias en los cursos básicos para lograr el desarrollo pleno e integral de las niñas, niños y jóvenes hacia una generación de competencias y capacidades para la vida personal, pública y laboral, tales como los aprendizajes que les brinden capacidades necesarias para tener acceso a las oportunidades, el bienestar, la libertad y el ejercicio de los derechos como se ha manejado en los últimos años.
La forma de actuar y de ser de una persona, en este caso específicamente de los maestros no puede cambiar sin transformaciones profundas de sus actitudes, representaciones, saberes, competencias y acciones, éstas son las condiciones necesarias para la transformación duradera de la práctica y sus relaciones interpersonales, el análisis de la práctica docente incluyendo sus esquemas de comunicación tiene en realidad como objetivo una transformación libremente asumida de los practicantes, para beneficio primeramente de ellos mismos y posteriormente de quienes le rodean.
Hablamos de que cada persona es diferente, desde su constitución física, psicológica y mental, hasta las interacciones que ella pueda establecer con sus pares dentro de cada contexto y situación que se le presenten. Durante este capítulo se hablará acerca de la importancia de la profesión docente, el perfil que los docentes de educación básica deben de tener y un poco de la diferencia entre identidad y pertenencia, pues todo esto permitirá que se forme un panorama general del objetivo de la investigación.
2.1 IMPORTANCIA DE LA PROFESIÓN DOCENTE
Muchas veces nos preguntamos ¿Qué es ser maestro en estos tiempos? Nadie como los maestros en servicio tienen la respuesta correcta, no importa si son maestros de educación básica en sus diferentes modalidades, media superior o superior o si hablamos de educación escolarizada o no escolarizada, esas son situaciones vanas para el tema que ahora nos compete; como decía esa respuesta solo la tienen ellos, los maestros en servicio, la cual será en ocasiones lo suficientemente compleja como para entrar en conflicto pues la profesión docente tiene dos caras que le distinguen: la que todo ilumina y la que da oscuridad en este gran país donde la vida cotidiana se hace una lucha por la sobrevivencia que ha llegado a ser la preocupación fundamental de la mayoría de los habitantes, es un país de intenso trabajo y escasos salarios, con pocas oportunidades, sin embargo lo más preocupante es la perdida de reconocimiento social que ha tenido la profesión docente los últimos 15 años; la pobreza de los alumnos que les dificulta aprender, y con frecuencia la indisciplina, rebeldía o altanería de algunos alumnos en el aula, la ignorancia o indiferencia, a veces, de los padres de familia que ni los corrigen ni estimulan; todo esto es parte de la crisis es decir, “la vivencia del efecto de la desestabilización de nuestra relación con ese contexto, que, en el caso de la educación, generalmente es provocada por los cambios que tienen lugar en el medio social, cultural, político y económico. Y esto se traduce en demandas que nos exigen que cambiemos nuestro comportamiento para adaptarnos a la nueva situación” (Gimen, J. 2009)
Las condiciones laborales poco estimulantes, tanto en el medio rural como en el urbano marginado: instalaciones y muebles deteriorados, carencia de apoyos didácticos, presión de muchas obligaciones burocráticas y, a veces, una gran soledad lejos de su familia y de su lugar de origen, esta situación solo complica el panorama, sin embargo muchos docentes hacen hasta lo imposible por superar estas amargas pruebas de la vida y se ven aun más comprometidos con su profesión.
Hoy en día el ser profesor tiene afortunadamente algunos rasgos que se perciben en su lado luminoso y se descubren cuando se logra trascender en las pequeñas cosas de la cotidianeidad y recuperar lo esencial, lo que alguna vez nos atrajo como “vocación”: el amor a los niños y el deseo de ayudarles, de abrir sus inteligencias, de acompañarlos en su proceso para llegar a ser hombres y mujeres de bien. “«Vocación» viene del latín votare o vocari, que significan respectivamente «llamar» o «ser llamados»; y ambos verbos en infinitivo se relacionan con el sustantivo vox, equivalente al castellano «voz»” (Zaragüeta, J 2002). Esa vocación o “llamado” al que pocas personas atribuimos nuestra formación, esa que nos permite vivir día a día con la gran satisfacción de servir a otras personas nos da la fuerza para continuar ejerciendo con amor en nuestras aulas.
Hoy en día ya no es suficiente que los docentes de la Educación Básica centren su acción pedagógica en facilitar la adquisición de conocimientos de las asignaturas que imparten. Es indispensable que los maestros trasciendan los propósitos exclusivamente disciplinares y apoyen de manera integral la formación de los niños. Es necesaria una comprensión de la función del docente que vaya más allá de las prácticas tradicionales de enseñanza en el salón de clases, para adoptar un enfoque centrado en el aprendizaje en diversos ambientes.
Ser profesor o profesora es una gran oportunidad que otros seres humanos nos dan para entrar en su vida, en sus mentes y en sus pensamientos, es ser invitado a formar parte de ciertos momentos privilegiados que viven y determinan en ocasiones el resto de su vida.
Es totalmente satisfactorio cuando mediante las experiencias que se viven cotidianamente en las aulas, los alumnos nos obligan a prepararnos constantemente pues sus dudas nos bombardean y acaban enseñándonos más ellos a nosotros que nosotros a ellos, es bello ser maestro, siempre conoces algo nuevo, algo que muchas veces ni siquiera habías imaginado. Estos son algunos rasgos que distinguen el lado luminoso de la profesión docente, rasgos que cada uno de nosotros iremos completando con nuestras experiencias, esas experiencias a las que colocamos un nombre y apellido, y, que cada vez que las recordamos, en cada uno de esos recuerdos están los niños y niñas, padres de familia y hasta los compañeros
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