SOCIEDAD FORDISMO
Enviado por gabinaach • 12 de Febrero de 2015 • 5.398 Palabras (22 Páginas) • 286 Visitas
DEL FORDISMO A LA FLEXIBILIDAD LABORAL: SUPUESTOS, CRISIS, Y REALIDADES DE LA REGULACION SOCIAL
El objeto central de este articulo es problematizar el tema de la regulación social desde el estudio de las formas en que se organizan y articulan las relaciones laborales, en dos momentos de la acumulación capitalista: el Estado de Bienestar y la economía de mercado. En la primera parte del articulo, exponemos los supuestos técnicos, económicos y políticos que sustentaron el modelo fordista de producción industrial, en cuyo contexto se desarrolló y se consolidó el Estado de Bienestar. Si bien, el modelo de relaciones laborales del Estado de Bienestar fue el resultado de las luchas obreras a lo largo de este siglo, no es menos cierto que el capitalismo encontró en éste la manera más idónea de detener la ofensiva de los trabajadores en las cuatro primeras décadas de este siglo. El Estado de Bienestar logró que los conflictos laborales fueran tolerables para la estabilidad política del sistema. Como contraparte, el capital tuvo que otorgar grandes beneficios en materia de seguridad social, aumentos salariales, condiciones de trabajo, etc.
La evidente crisis del modelo fordista a finales de la década del sesenta y el proceso de liberalización de la economía mundial, son desarrollados en la segunda parte del articulo, donde exponemos cómo el discurso neoliberal ha utilizado la crisis y los desarrollos tecnológicos para justificar el desmembramiento de la institucionalidad laboral alcanzada en el Estado de Bienestar. El neoliberalismo, a través de la implementación de políticas flexibilixadoras, aparentemente neutras, ha logrado crear una nueva institucionalidad donde se intenta legitimar el discurso de la libertad de los contratos, cuando en verdad, la gran mayoría de los trabajadores se encuentran obligados cada vez más a aceptar las condiciones laborales precarias que ha impuesto el violento reacomodo capitalista de las ultimas décadas. A tal fin, exponemos los supuestos que sustenta el discurso neoliberal sobre la libertad de contratación laboral y la negociación colectiva, en dos de sus versiones más extremas: Robert Nozick , autodenominado libertario radical, asesor de los gobiernos republicanos de Reagan y Bush; y José Piñera, Ministro del Trabajo del régimen dictatorial de Pinochet. En ellos, exploramos los principios teóricos que sustentan el discurso flexibilizador de las relaciones laborales.
Finalmente, intentamos evidenciar como todo el discurso neoliberal se traduce en precariedad laboral para los trabajadores y sus familias profundizando las desigualdades ya existente en la sociedad capitalista. Pero a la vez, cómo la flexibilidad laboral deja abierta grandes brechas a la conflictividad social, poniendo en serias dudas la legitimidad de la democracia, en el contexto del nuevo "capitalismo salvaje".
I.l. El paradigma organizativo Taylor-Fordista
Desde mediados del siglo XIX, en Inglaterra; se inició un proceso tendiente a reducir el trabajo obrero a un simple ejercicio de vigilancia, mediante la intensificación de la mecanización de la producción. Este mismo proceso, se profundizó en Norteamérica en el último tercio de ese siglo. No obstante, hacia finales del siglo XIX, los obreros seguían teniendo el control del "saber hacer", lo cual les permitía cierta autonomía para "dirigir, regular y controlar ellos mismos su proceso de trabajo y fijar el tiempo asignado para su realización" (Neffa, 1990:104). En el marco de este proceso, Frederick Taylor (1856-1918) inicia en 1881 una serie de estudios sobre la racionalización científica del trabajo destinada a eliminar la tendencia al ocio y a la vagancia que generaba la organización del trabajo para ese momento, basada fundamentalmente en la autonomía del obrero (Neffa, 1990). Dicho proceso de investigación comienza a arrojar resultados a finales del siglo XIX y se consolida en la primera década del siglo XX con la publicación de la obra denominada "La Dirección Científica de las Empresas", donde Taylor expone su organización científica del trabajo (OCT) conocida como "Taylorismo". (Neffa, 1990). La O.C.T consiste fundamentalmente en separar las funciones del trabajo en planificación de tareas y ejecución de las mismas, a la par que se desintegraba al máximo el proceso del trabajo. La primera medida lograba racionalizar científicamente la producción, al hacer que la planificación fuera externa a quien la ejecutaba; logrando así el mayor rendimiento, con la segunda se lograba la incorporación de la fuerza de trabajo descalificada.
A principios del siglo XX, el proceso de racionalización del saber hacer de la fuerza de trabajo que iniciara Taylor da un salto espectacular, producto de los aportes que introduce Henry Ford, principalmente los de la cadena de montaje y la cinta transportadora, que significaron la automatización del proceso productivo (Neffa, 1990). El Fordismo, en tanto que paradigma técnico era la respuesta a un proceso de maduración de la producción industrial, donde la mano de obra artesanal debía ser desplazada. En 1913, en la industria automotor norteamericana, las operaciones realizadas por un obrero, eran ahora distribuidas entre 29 hombres, lo cual reducía los tiempos de trabajo, incrementando la producción (Neffa, 1990). La formación del obrero fordista se realizaba en corto tiempo. Para 1926, la Ford formaba a los obreros en el siguiente tiempo: 43% se formaba en menos de un día; el 36% en una semana; el 6% de una semana a un mes; el 14% de un mes a un año y el 1% de un año a seis años (Coriat, 1991: 45). Sin duda, esto marcó el fin de la importancia del obrero de oficio o artesanal en la industria. Sintetizando, diremos que el modelo Taylor-Fordista de organización del trabajo tiene como aspectos fundamentales: la organización centralizada y jerárquica; profundización de la división del trabajo; escasa autonomía de los trabajadores; altos inventarios; procesos de trabajo segmentados y repetitivos; escasa calificación y adiestramiento limitado; control de los tiempos y de los movimientos de los trabajadores. (Alonso; 1991: 10).
A partir de esos elementos, el modelo Taylor-Fordista logra masificar la producción. Tomemos como ejemplo la experiencia en la industria automotriz, donde se produjo un incremento en la producción, pasando de 34.528 autos fabricados en 1910 a 168.220 autos en 1912 (Neffa, 1992: 289). Pero esta producción en masa requería de un consumo en masa, por lo tanto una pregunta lógica surgida en los años 20 fue:"¿quiénes serán los consumidores en masa?, a la cual Ford respondió: los asalariados" (Leborgne y Lipietz, 1992: 20). A pesar de la respuesta de Ford, el proceso de las transformaciones productivas no fue acompañado por una modificación semejante
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