Sistema Politico, Drogaticcion, Prostitucion, Corrupcion
Enviado por Frankksanz • 8 de Noviembre de 2012 • 5.729 Palabras (23 Páginas) • 670 Visitas
UNIDAD III Entorno del Sistema Político Mexicano
3.1 El Presidencialismo en México
El presidencialismo en México es anterior a nuestra democracia y, durante décadas, se caracterizó por una serie de particularidades que lo hacían francamente incompatible con una democracia formal. Es verdad que la preminencia del Poder Ejecutivo sobre los demás poderes y su posición como pieza central del sistema político mexicano se explican, en gran medida por los enormes poderes que le ha dado el texto constitucional al presidente de la República. Es decir, el presidencialismo mexicano ha estado y está constitucionalizado; pero también es cierto que, junto con el diseño constitucional, el contexto político del presidente se haya desplegado a plenitud.
Para entender cómo se fue formando el “presidencialismo a la mexicana” es conveniente reconstruir e desarrollo histórico y las ideas que descansan detrás de esta figura en nuestro País. El régimen presidencial se opta por primera vez en la Constitución de 1824.
Otra fecha significativa para el presidencialismo mexicano, algún tiempo después del momento constituyente de 1916-1917, la representa el año 1935, cuando se produce la expulsión del país del ex –presidente Plutarco Elías Calles por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, estableció una de las reglas fundamentales del sistema político mexicano: todo el poder seria para el presidente, pero solo por seis años, sin posibilidad de extender su mandato fuera de ese período. Es posible sostener que un momento de cambio sustantivo para el presidencialismo mexicano coincide con las elecciones presidenciales de 1988 cuando, como nunca antes desde su nacimiento, el partido oficial concretamente por una coalición de partidos de izquierda encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, con lo que se aceleró el proceso de apertura democrática en el país.
Mucha etapas han contribuido a definir el rostro del sistema presidencial mexicano, como por ejemplo los hechos sangientos de 1968 o la importante reforma política de 1977 promovida por el entonces secretario de Gobernacion, Jesús Reyes Heroles durante el gobierno de José López Portillo. La reforma de 1977 marcó el inicio de un lento pero constante proceso de transformación institucional en materia electora.
México sufre un cambio visible a partir del año 2000, un cambio que incluso venía dibujándose desde 1997 con la pérdida de la mayoría priísta en el Congreso. “El presidente era el eje del sistema político mexicano, de un régimen autoritario basado en la fuerza del presidente que permeaba a los otros dos poderes prácticamente anulándolos” .Nos encontramos en una época donde el Poder Legislativo se encuentra fortalecido y tiene un papel más activo y determinante, ambos profesores hallan respuesta a esto en el constante proceso de democratización que provoca en el Congreso una pluralidad útil para nivelar el control del presidente y le permite funcionar como oposición.
Sistema Presidencial
El sistema presidencial, al igual que el parlamentario, se caracteriza por la división de poderes. Formalmente consagra tres órganos separados: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Esa división orgánica va acompañada de una separación de funciones que, sin embargo, para operar requiere de la colaboración de todos ellos. La interdependencia es, por tanto, una condición para su eficacia.
El Poder Ejecutivo (unipersonal) y el Legislativo (organizado en dos cámaras) tienen un modo de elección diferenciada. Al disponer cada uno de una legitimidad propia, se busca garantizar su autonomía y su autorregulación: ninguno puede sobreponerse al otro, sino que al ajustarse a los mecanismos constitucionales de colaboración pueden intervenir en sus ámbitos correspondientes. Uno y otro se mantienen en el ejercicio de sus funciones por el tiempo constitucionalmente establecido. El Poder Judicial, a su vez, por mecanismos diferentes también preserva su autonomía. El principio federativo viene a completar el cuadro, porque asegura la participación de los distintos estados en pie de igualdad en el proceso político, al tiempo que sirve como una modalidad adicional de contrapeso y equilibrio de los poderes.
El monocefalismo del Ejecutivo, es decir, el hecho de que reúna en una sola figura las jefaturas de Estado y de gobierno, no tiene el propósito de dotarlo de facultades amplias que lo puedan incitar a abusar del poder. El presidente tiene frente a sí diversos dispositivos de control que están en manos del Congreso, de la Suprema Corte de Justicia, de los estados y, entre otros, de los partidos y de grupos privados. Sin embargo, ser el elegido de la nación y su guía no significa que sea un poder autoritario; al contrario, la condición institucional y cultural de su eficacia estriba en su apego estricto a las reglas constitucionales.
En síntesis, la característica esencial del sistema presidencial es la combinación de un presidente de la República electo con base en el sufragio universal, con un Congreso organizado en dos cámaras también electas, pero que no tienen facultades de gobierno. Además, el presidente es políticamente irresponsable ante el Congreso y éste no puede ser disuelto.
El sistema presidencial, desde su origen encarnado en la estructura de poder de los Estados Unidos de América, se inspira en el modelo inglés, del cual conserva algunos elementos fundamentales y modifica otros. La democracia estadounidense preservó las libertades individuales, la separación de poderes y la elección de gobernantes, pero hizo algunos cambios importantes: en lo fundamental, sustituyó al rey por un presidente de la República electo con base en el sufragio universal, e introdujo el principio federalista. 16 El Estado estadounidense se conforma en torno de tres poderes independientes, orgánicamente separados unos de otros y balanceados: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
En este trabajo se describe con detalle el caso del sistema presidencialista estadounidense por tratarse del que mejor ilustra los elementos de pesos y contrapesos entre los tres poderes del Estado y sus interrelaciones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que en cada caso nacional se observarán variaciones determinadas por la historia, la cultura y el desarrollo político del país de que se trate.
Contra la tiranía y el despotismo
Importantes influencias doctrinales e históricas desembocaron en la elaboración de un diseño institucional cuya preocupación central fue evitar a toda costa la tiranía de un hombre -el Ejecutivo- o de la mayoría -a través del Parlamento. Con todas las vicisitudes del caso, los constituyentes de Filadelfia nunca se propusieron instaurar un Estado con un Ejecutivo fuerte; por el contrario,
...